Figuras ¡bien chicles!

Diana Lepe ha sido incluida en el libro de récord insólitos del mundo de Ripley, y asegura que está en pláticas para exhibir sus creaciones en el Museo de Arte Contemporáneo

Donna Oliveros|Diario de Querétaro

  · miércoles 16 de octubre de 2019

Pequeños hongos, cuadritos, pececitos y estrellitas perfectamente definidas, forman parte de esta curiosa colección / Fernando Reyes

A los nueve años, Diana Lepe empezó a modelar sus primeras esculturas: esferas perfectas, estrellas de picos iguales, así como figuras en miniatura de flores, muebles y animales. A diferencia de otras propuestas, hay algo insólito en sus piezas, una peculiaridad que genera gran sorpresa en todos aquellos que las ven por primera vez: utiliza chicle como material.

En entrevista con DIARIO DE QUERÉTARO, Lepe habla sobre su proyecto, una colección de 400 piezas elaboradas con chicle con la que hace dos años fue incluida en el libro de Ripley, donde están los récords más insólitos del mundo.

Momentos antes de iniciar la charla, Diana desempaca una goma de mascar y lo introduce en su boca para prepara el material y demostrar cómo es su proceso creativo.

Recuerda que todo comenzó como un simple gusto por la goma dulce, y la afición por generar formas y sorprender a los adultos y otros niños con sus creaciones. Cuando entró a la carrera de Diseño Gráfico comprendió que lo que hacía era fuera de lo común, y que sólo ella tenía la habilidad para hacerlo.

Fue entonces que empezó a afinar su técnica y a participar en ferias de arte en el Estado de México, donde el público –incrédulo–, comenzó a apreciar de cerca los detalles de las pequeñas figuras que a primera vista parecían ser de plástico.

Para elaborar cada pieza, Diana explica que utiliza los dientes, apoyándose de su lengua, paladar y labios para alisarla y darle detalle. Según la complejidad de las formas, tarda entre 10 y 30 minutos en terminar.

Además, señala que no utiliza cualquier tipo de chicle y más allá de guiarse por el sabor, el color o la marca, elige gomas de mascar que luego de ser despojadas de su sabor, toman una consistencia dura fuera de la boca.

“Es como estar con un cincel dándole golpecitos chiquitos al chicle, y es difícil porque no puedo estar platicando, tengo que concentrarme todo el tiempo”, afirma, mientras muestra una caja con cientos de pequeñas figuras geométricas, corazones, pirámides y hongos, hasta un zapato de payaso, una bota de vaquero, un muñeco de jengibre y el rostro de un pequeño perro.

Pese a la opinión de muchas personas, Diana considera que lo que hace es arte, incluso comparte que se encuentra en pláticas para exhibir su trabajo en el Museo de Arte Contemporáneo de Querétaro. También ha buscado difundir su técnica a través de marcas que se dedican a comercializar goma de mascar, pero lamenta que las propuestas no han pasado del escritorio.

Además del artista italiano Mauricio Savini, reconocido por sus esculturas de chicle a tamaño real de personas y animales, Lepe menciona que existe otro artista en el mundo: un inglés de 40 años que, al igual que ella, hace chiclosas esculturas con la boca.