…”de los doce signos ésta en la meriedad boreal de la Tórrida Zona pasan cada día por su zenit de los peces al septentrional la cabeza y lomos de Aries, como también de Tauro, los muslos de Gemini, todo Cáncer y Leo, y la mano diestra de Virgo.” Carlos de Sigüenza y Góngora. Glorias de Querétaro. 1680.
Tercera ciudad del virreinato. El reflejo de esa sociedad se encuentra en la arquitectura civil y religiosa de la época: calles, templos, acueducto, plazas con fuentes, cañerías, puentes, entre otras. El arribo paulatino durante la colonia de diversas órdenes religiosas, tanto masculinas como femeninas le confirió un carácter monumental “Jerusalén de América” dijo un viajero, otro andariego dijo de Querétaro, era “grande, opulenta y amena” un tiempo y espacio regulado por las campanadas de los templos, algunas ordenes tuvieron sus centros de estudios humanísticos en la ciudad. Los vecinos de Querétaro se encontraban organizados en las repúblicas de españoles y de indios. Quienes participaban de manera corporativa en los festejos, conmemoraciones y actos religiosos administrados a través de las diversas cofradías y parroquias.
Durante el siglo XVIII la obra civil y religiosa adquiere mayor ímpetu, el acueducto, las cañerías, alcantarillas y fuentes dan otra perspectiva urbana a la ciudad, sí como la construcción de casonas y templos de diversas órdenes. Algunos reconstruidos “desde sus cimientos”. Los reales de minas y haciendas serranas estaban en plena producción, por lo cual la pacificación de ese “manchón de gentilidad” se convirtió en una necesidad para los poderes virreinales, tierra de negocios, de guerra y de evangelización…, con la consecuente resistencia nativa que deriva en el exterminio. Por otra parte, se originan en la ciudad sublevaciones por la especulación del maíz, los jesuitas son expulsados en1767 de los territorios hispanos. Paulatinamente comienza un proceso de secularización que generó desencuentros con las diversas órdenes religiosas y el clero secular. En 1776 Inicia sus operaciones la Real Fábrica de Tabacos de San Fernando. Las Casas Reales y cabildo, -donde se encontraban también las cárceles-, terminó su construcción en 1770. En1778, se pone en funcionamiento la escuela gratuita de primera enseñanza para niños pobres. La Tercera Orden, fundará en ese periodo bisagra, entre el cambio de siglo la Academia de dibujo, apoyada por diversos benefactores.
En la fuerza productiva se encontraban las modestas fábricas manufactureras -en donde operaban familias completas-. Oficios, como herreros, carretoneros, tejedores, obrajeros, obreras de la Real Fábrica de Tabacos de San Fernando y mano de obra de diversa índole incorporada a la construcción de edificios civiles y religiosos, canteros, albañiles, fontaneros; doradores, ensambladores, talladores que laboraban en los talleres de maestros afamados. Otras ocupaciones eran la de los reboceros, barberos, jaboneros, sastres, gamuceros, estampadores, carniceros, zapateros, zacateros, músicos aguadores, cocheros. Además de criados y sirvientes. El comercio de variados giros y ramos, -por señalar algunos-.
La ocupación de mano de obra en la Real Fábrica de Tabacos convirtió a la ciudad en un gran centro de captación de recursos, donde la mayor fuerza de trabajo eran mujeres en 1809, había “2,574 trabajadoras y 1,132 hombres”. Existieron normas para “los mal ocupados y vagos”. El nivel de ilustración de los pobladores era bajo, la formación escolástica que ofrecían los jesuitas en los reales colegios de San Ignacio y San Francisco Javier estaba dirigida a la clase acomodada. Sociedad estratificada donde la nobleza y la limpieza de sangre establecieron el estatus; mestizos, indios, negros, castas eran otros segmentos. Los indios y los mestizos eran la mayor parte de la población. El censo (hasta julio de 1791) de la ciudad de Querétaro ya erigido en Corregimiento, era de 13 092 habitantes, compuesto por 3 614 familias, de las que 3 741 eran hombres y 5 870 mujeres, los niños respectivamente 1 561, 1 920.
Negritud en Querétaro. La marginación originó invisibilizar a grupos humanos subordinados, que pasaron desapercibidos en el contexto historiográfico. En 1791 la población afro mestiza “libre y esclava” era de 7 000 personas, casi el 10 % de la población total, la mayoría inserta en labores productivas del campo y los obrajes. Los esclavos se compraban y vendían tanto en la ciudad de Querétaro como fuera de ella siendo sus compradores hacendados que eran también dueños de obrajes y talleres de hilaturas, comerciantes, monjas, frailes y clérigos. Las mujeres mulatas y negras por lo regular se les relegaba el trabajo doméstico, lavandería, limpieza, planchado, eran muy solicitadas como cocineras y nanas.
Cuando una mujer heredaba o recibía por dote esclavas, no podía venderlas, traspasarlas, otorgarles su libertad sin el consentimiento de su esposo, siendo solteras el permiso tendría que ser del padre, tutor, hermano o albacea. Las mujeres mayores de veinticinco años y las viudas si tenían el poder de realizar contratos y otros trámites legales sin recurrir a la tutela del varón. Existen documentos donde se aprecia que algunas viudas que heredaron grandes fortunas fueron despojadas por sus familiares, albaceas y frailes, entre otros de sus bienes.
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En el estudio que hace Luz Amelia Armas y Olivia Solís, sobre los esclavos negros y mulatos, en la ciudad de Querétaro. Hacen notar que los documentos 145 estudiados del siglo XVIII; se refieren a mujeres y 120 a hombres; cuyas edades iba de 3 meses a 70 años, estando la mayoría entre los 11 y los 30 años. En 1701 una mulata de 28 años costaba $ 400.00, en cambio los mulatos se valuaban en $ 250.00.
La esclavitud se heredaba desde la concepción, un recurso para liberarse fue el matrimonio con criollos, hispanos o mestizos, la mayoría de los matrimonios (entre negros) eran arreglados por los amos y con esto aseguraban una continuidad de mano de obra. En los testamentos se aprecia una forma de obtener la libertad, pues algunos amos se las otorgaban, generalmente a las mujeres, en ocasiones por haber sido sus nanas y haberse dado ciertos lazos afectivos, las cartas de liberación también fueron frecuentes, en algunos casos las esclavas ya liberadas decidían continuar sirviendo a sus amos. Otra modalidad que se dio en Querétaro fue la compra de la libertad pagando el monto fijado. En la próxima entrega, un apunte sobre la Semana Santa.
Desde Anbanica - Teocalhueyacan. marzo de MMXXIV.