En el Palacio de Bellas Artes, un recinto que Jaime Blanc ( Oaxaca, 1949- Querétaro, 2024) pisó como bailarín en más de una ocasión, se rindió un homenaje póstumo al también coreógrafo, docente e investigador de la danza contemporánea.
Con la presencia de la directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Lucina Jiménez López; la coordinadora Nacional de Danza, Nina Serratos; la titular de la Secretaría de Cultura Municipal de Querétaro, Teresa García Besné, además de la pareja del artista, Jesús Tussi, familia y miembros del sector dancístico mexicano se recordó su vida y obra de más de medio siglo de trayectoria.
La ceremonia inició con la escenificación de una pieza de danza contemporánea en el vestíbulo del edificio, a cargo de jóvenes ejecutantes, en la que fue colocada una fotografía monumental de Blanc.
Siguieron las palabras de la directora general del INBA, quien afirmó que el artista dejó una marca indeleble en la historia de la danza contemporánea, siendo uno de sus principales exponentes en el país.
“No fue un solo ejecutante, docente y coreógrafo sobresaliente, fue un visionario de la danza”, dijo, que destacó por su expresión, técnica impecable y su conexión con la música y el movimiento.
“Y fue mucho más que un alumno y contemporáneo de Guillermina Bravo, fue un heredero de su legado, un portador de su pasión y su compromiso con la excelencia artística”, agregó.
En el homenaje se destacó el trabajo coreográfico del autor, quien trabajó en más de 70 piezas, en las que realizó un viaje emocional para explorar las profundidades del ser humano a través del lenguaje del cuerpo.
También se habló de su interés por la intersección de la danza con otras disciplinas artísticas como la música, la cinematografía, la poesía y la literatura.
Se mencionó además su importante labor como docente e impulsor de una metodología para la enseñanza de la Técnica Graham.
Finalmente, Jesús Tussi habló de los últimos años del coreógrafo, los cuales describió como “difíciles” ante la falta de apoyo económico y atención médica.
Refirió que su caso sólo es un reflejo de lo que viven muchos artistas en el país, y exhortó a las autoridades e instituciones culturales a cambiar este panorama.
“Murió de la manera más horrenda, (…) murió en un hospital paupérrimo, que nos sirva de lección al gremio, a la nación, a la jurisdicción para que hagamos leyes que permitan a las personas que dedican su vida al arte, ya sea premiadas o no premiadas, tener algún beneficio que les permita seguir viviendo cuando ya no pueden realizar la actividad dancística a los 70 u 80 años. Creo que debemos pensar muchísimo en esta seguridad porque el querido Jaime caminó hacia la muerte sin poder costear el problema renal que tenía”, lamentó.
El también bailarín agradeció a la Secretaría de Cultura Municipal de Querétaro por el apoyo y reconocimiento otorgado en vida a Jaime Blanc, y recordó las últimas palabras del maestro: “No puedo soltar la danza”.
Cabe mencionar que en el homenaje póstumo también estuvieron presentes: Orlando Schecker, director del Centro Nacional de Danza Contemporánea (Cenadac); Cecilia Lugo, directora del Centro de Producción de Danza Contemporánea (Ceprodac), y las coreógrafas y bailarinas Lydia Romero y Bárbara Alvarado.
Jaime Blanc comenzó la carrera de Arquitectura, pero la abandonó para dedicarse a la danza, su pasión de toda la vida. Inició estudios en el Seminario de Danza Contemporánea y Experimentación Coreográfica en el desaparecido Ballet Nacional de México (1972) en el cual fue discípulo y contemporáneo de la bailarina y coreógrafa Guillermina Bravo, pilar indispensable de la danza mexicana actual. Desde 1974 realizó estudios en escuelas de Nueva York, en especial en la Graham School, donde se formó en la técnica homónima de dicha institución y que se dedicó a impartir desde 1977.
En 1979 fue nombrado director del Seminario de Danza del Ballet Nacional de México. También fue asesor de Danza de la Universidad Veracruzana, asesor estatal de Danza en Oaxaca, asesor y maestro del Ballet Folclórico de México. A partir de 1980 dedicó su tiempo a la docencia en el interior de la República.
En 1991 se trasladó con la Compañía de Ballet Nacional a Querétaro, y en 2006 se retiró, tanto de la Compañía como del Colegio de Danza, para formar su propia compañía, el Taller Coreográfico Alternativo, con apoyo del entonces Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).
En 2009 se trasladó a Nuevo León para integrarse como docente y director de la Licenciatura en Danza Contemporánea de la Facultad de Artes Escénicas de la UANL.
Miembro fundador del Centro Nacional de Danza Contemporánea en Querétaro, fue nombrado cuatro veces miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA), del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales (Sacpc), la más reciente en 2021. También fue premiado en numerosas ocasiones: en 2003 fue acreedor al Premio Nacional de Danza José Limón, máximo galardón de la danza en México. Algunos de los últimos galardones que recibió, por haber contribuido al enriquecimiento, el desarrollo y la trascendencia de la danza en el país, fueron el premio Danza UNAM y el Premio Estatal de Arte de Querétaro, ambos en 2021.
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En abril de 2021 fue homenajeado por 48 años de trayectoria artística en el marco de la XXII Muestra Internacional de Danza Cuerpos en Tránsito, organizada por el Centro Cultural Tijuana (Cecut).
En 2023 recibió la presea Germán Patiño Díaz en Sesión Solemne de Cabildo por parte del Municipio de Querétaro.
Algunos de sus proyectos coreográficos más recientes fueron “Lady Macbeth”, “La pasión según San Juan”, Mictlán” y “Tres”, su última pieza con la que fue homenajeado en Querétaro por su compañía, y se contemplan dos presentaciones más en el Museo de la Ciudad, los días 9 y 10 de marzo.