Desde luego que somos conscientes de que esta no es la sección de obituarios, pero debido a los decesos de dos influyentes personajes del teatro mundial y la escena nacional, consideramos motivo suficiente para dedicar estas reflexiones en honor de dichas importantes personalidades.
Antagonista implacable de Broadway
Eric Russell Bentley (14 de septiembre de 1916 - 5 de agosto de 2020) fue un académico, crítico de teatro, dramaturgo, cantante, editor y traductor estadounidense nacido en Gran Bretaña. Fue uno de los primeros defensores del drama europeo moderno y un antagonista implacable de Broadway. Murió en su casa en Manhattan a los 103 años.
Bentley formaba parte de un selecto grupo de eruditos e intelectuales que se mueven con facilidad entre las esferas de la academia y del interés público. Sus aportaciones encontraron canales abiertos para su publicación y difusión en los programas académicos de numerosas universidades, instituciones culturales y diversas publicaciones de interés general.
Como académico, el profesor Bentley es considerado, por justo derecho propio, uno de los más importantes críticos de teatro en el siglo XX. Su obra La vida del drama, desgraciadamente su única publicación traducida al español, ha sido una importante piedra angular junto con Tragedia griega de H. D. F. Kitto, de quien ya hemos hablado en este mismo espacio.
No obstante, La vida del drama ha recibido una muy importante difusión para la concepción de la teoría del drama en nuestro país a través de la maestra Luisa Josefina Hernández, quien tuvo la fortuna de ser alumna de Bentley en la década de los cincuentas cuando, gracias a una beca Rockefeller para ver teatro en New York, asistió a su cátedra en la Universidad de Columbia.
En sus Memorias la maestra Hernández deja constancia del hecho: “(...) Un mes después, gracias a la Fundación Rockefeller, ya estaba en la Universidad de Columbia y era alumna de Eric Bentley (...) La clase de Eric Bentley fue muy aleccionadora por el sistema. Él sí pedía lecturas y sus alumnos, como veinte, leíamos, pero nunca habló con nosotros. Hacía su análisis sin interrupción, tal y como si lo hubiera escrito. Recuerdo muy especialmente el brillante análisis de El matrimonio, de Gógol: Bentley se paró, se sentó, se rió, y nosotros entendimos qué cosa es una comedia... (...)
Mientras que para Fernando Martínez Monroy, notable académico especializado en la teoría del drama, el libro La vida del drama: “...es un gran libro. [Bentley] Ha sido una de las pocas personas interesadas en abundar en el sistema creativo que da origen a los géneros dramáticos”.
Prácticamente toda la producción bibliográfica de Bentley, sin excepción, resulta un punto de partida para una actitud inteligente y clara ante la teoría y la critica dramática. Descanse en paz Eric Bentley.
Complejo, variado y controversial…
José Luis Ibáñez (18 de febrero de 1933 - 4 de agosto de 2020) fue un profesor universitario, guionista y director de cine y teatro mexicano, reconocido por haber formado parte de la primera generación de la carrera de teatro de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de México, así como uno de los integrantes del célebre movimiento Poesía en Voz Alta, junto con Octavio Paz, Juan José Arreola y Héctor Mendoza, entre otros.
Poesía en Voz Alta representa un importante movimiento para la historia del teatro mexicano del siglo XX, del que ya hemos hablado en su oportunidad, y cuya mayor aportación es el surgimiento de toda una generación de notables y talentosos directores escénicos que vinieron a renovar la escena nacional y de la cual formó parte medular el propio José Luis Ibáñez.
Además de destacarse como un trascendente maestro universitario desde la cátedra de la UNAM y que preparó a numerosas generaciones de teatristas desde la perspectiva del oficio, manejaba con gran pericia y eficacia la dirección escénica.
El maestro Ibáñez era una personalidad de carácter fuerte que dejaba marcado, para bien o para mal, a quien pasaba por su cátedra, así lo atestigua Gustavo Thomas, hoy notable artista escénico, en su paso por la carrera de Literatura Dramática y Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM:
“Ya no me acordaba de él. No es agradable recordarlo (...) detestaba su estilo de enseñar, su estilo de crear y hasta su estilo de ser (...) por expresarle que no creía en aquello que decía me gané su burla pedante (...) Yo estaba ahí como alumno suyo porque se nos asignaba estar ahí, no porque fuera él el maestro con el que yo esperaba estar. (...) Hay padres que simplemente no dan el ancho en nuestras vidas y se les recuerda solamente cuando llegan la noticias de su muerte”.
Por su parte, Jorge Prado Zavala, otro talentoso artista escénico, nos comparte su experiencia con Ibáñez: “Me hiciste ver que leía mal, e hiciste bien. Y aprendí a leer bien. (...) Siempre apelabas a que expresáramos de la mejor manera nuestro deseo, y no concebías que el deseo del actor verdadero pudiera estar fuera del escenario. Eras regañón, estricto, pero amoroso y de un humor exquisito. (...) Vivo ya eras parte imprescindible de la historia del teatro en México. Tus últimas décadas fueron de merecidos homenajes y de todos modos fueron insuficientes. (...) Te salías de importantes juntas académicas para no faltar a ninguna de tus clases como profesor. Ofrecías puntualidad y la pedías, aunque las últimas generaciones no la valoraran (...)
Dos puntos de vista tan aparentemente distintos sobre la misma persona, tan aparentemente irreconciliables como los distintos tipos de puestas en escena que realizó: desde el teatro del Siglo de Oro Español, pasando por los textos más trascendentes del teatro novohispano, hasta el estreno del último ‘blockbuster’, éxito de taquilla de Broadway como Las mariposas son libres o El vestidor, sin dejar de lado el frívolo teatro musical en los montajes de Mame o Papacito piernas largas, así de complejo, variado y controversial solía ser el maestro...
Descanse en paz José Luis Ibáñez.
