La labor de los trabajadores del INAH en el estado de Querétaro nació en 1984 con cinco mujeres que dieron los primeros pasos de lo que hoy es un equipo de 92 personas que no cesan en la labor de proteger, cuidar, investigar, conservar y difundir ese patrimonio cultural. Margarita Velasco, Ana María Crespo, Marcela Ramírez, Yolanda Cano y María Elena Villegas tuvieron el encargo de iniciar esta labor al tiempo de sumar a la sociedad queretana para que su patrimonio cultural perviva en la memoria, recorriendo el presente para imaginar y re imaginar nuestro futuro.
En estos cuarenta años del INAH en Querétaro que hoy celebramos, el instituto ha crecido y se ha fortalecido. Por una parte, el aumento en los presupuestos y por otra, en la cantidad de trabajadores que se han incorporado en estas décadas. El alcance en las investigaciones y en el trabajo de campo han aumentado al paso de los años, tanto como las labores de protección, conservación y divulgación. Estas tareas se ejecutan con la colaboración de las autoridades locales y en complicidad con las comunidades, quienes portan, usan, recrean y disfrutan su patrimonio cultural.
Las primeras oficinas del “Centro Querétaro”, como se le conoció inicialmente, se ubicaron en este Museo Regional en los 1980s y a mediados de la siguiente década se mudaron a la casa en Balvanera núm. 2. Gracias a un comodato con el Gobierno del Estado de Querétaro, en el 2020, la administración se reubicó a la calle de Arteaga. Al Museo Regional se suma el Museo del Cerrito en el 2019, con el apoyo del Gobierno del Estado de Querétaro y el municipio de Corregidora.
La labor de divulgación del conocimiento que se genera en el Centro INAH Querétaro y en sus museos cristaliza en las publicaciones que han generado cerca de cuarenta libros, artículos científicos, de divulgación, guías y folletos, entre otros. En el marco de los festejos del XV, XX y XXV aniversario del Centro INAH se publicaron tres compilaciones que muestran los resultados de los trabajos referentes a las especialidades que estudian el patrimonio cultural del estado y la situación de éste como área cultural.
Centrándonos en el patrimonio cultural, las investigaciones arqueológicas han redundado en un mayor conocimiento de las sociedades prehispánicas y en la apertura de cuatro zonas que hoy están abiertos al público: Ranas, Toluquilla, el Cerrito y Tancama. El territorio queretano cuenta con más de 1218 sitios arqueológicos con estructuras y con concentración de materiales cerámicos y líticos y con más de 126 sitios registrados con pintura rupestre.
Por cuanto al patrimonio edificado, el Catálogo Nacional de Monumentos Históricos del estado publicado en el 2003, da fe de 4724 fichas distribuidas en su territorio. Dos zonas de monumentos históricos declaradas en los ochentas, Querétaro y San Juan del Río, y la declaratoria para Cadereyta que se encuentra en la última etapa de revisión externa. El reconocimiento del patrimonio cultural en tanto patrimonio del planeta encuentra eco en las inscripciones en las listas de la UNESCO. En estos cuarenta años, la labor del INAH Querétaro ha sido central para lograrlas: la zona de monumentos históricos de Querétaro, las misiones de la Sierra Gorda, los “Lugares de memoria y tradiciones vivas de los otomí-chichimecas de Tolimán: la Peña de Bernal, guardiana de un territorio sagrado” y El Camino Real de Tierra Adentro.
Pero no todo el patrimonio cultural es el que se reconoce en las marcas comerciales globales o locales, como es el caso de los Pueblos Mágicos. El patrimonio está vivo en nuestra cotidianeidad en la medida en la que valoramos, reproducimos y disfrutamos su materialidad, herencia del pasado y en aquello que nos construye como individuos y como sociedad. Nuestra lengua, costumbres, tradiciones, danzas, la arquitectura prehispánica, novohispana, decimonónica, las pinturas rupestres, los restos paleontológicos, por nombrar algunos elementos, forman parte de nuestra identidad al tiempo de ser la herencia de las generaciones por venir.
Hoy celebramos el compañerismo, la solidaridad y el compromiso con el que día a día los trabajadores del INAH en Querétaro contribuimos a las tareas esenciales que la ley nos mandata, con la convicción de que el conocimiento sobre nuestro patrimonio, su divulgación, su uso y disfrute mantienen viva la memoria, contribuyen a la construcción de nuestras identidades, tan diversas como el propio patrimonio, al tiempo que nos ayudan a imaginar y re imaginar nuestro futuro. En estos tiempos convulsos, en donde la conservación del medio ambiente, la necesidad urgente de la equitativa distribución de la riqueza, la justicia social, el alto a las guerras, unen a las buenas conciencias que se amalgaman con los frutos del trabajo de quienes desde hace 85 años integran el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
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Sirva pues esta celebración para reconocer la labor de quienes han colaborado y continúan haciéndolo en este Centro INAH que se distingue a nivel nacional por su trabajo, compromiso y efectividad. No en balde se nos ha conocido como “el INOH”, lo que podría ser interpretado como un “estamos presentes y te diremos ‘no’”. La imagen negativa se contrasta con otra que también está presente en la ciudadanía. Las “pirámides”, este museo, un centro histórico cuidado, por ejemplo, refieren a esa labor que hacemos y que resuena en el imaginario colectivo y el buen nombre del Centro INAH Querétaro.