…no consiste en crear del vacío sino del caos: «El éxtasis de la influencia»*
(Anarquía y control desde de Alemania) 10ª Parte
Algunas personas interesadas en el jazz han realizado un pedido reiterativo durante años, el esclarecimiento de cuál es la conformación de un grupo de jazz en cuanto a músicos, por ende de instrumentos. Siempre se ha contestado que varía, no existe por lo tanto una regla limitante de una música libre como aparentemente es el jazz (no olvidar que existen aún posiciones conservadoras) que permite cualquier formación, por extraña o bizarra que parezca. En cuanto al tema de la instrumentación, ésta puede ser tan diversa como lo genera la tradición de cada país y la intención de los músicos, es decir; se ha mostrado mil veces las posibilidades de la diversidad cultural del mundo y el jazz o con cualquier otro tipo de género. Los ejemplos son múltiples, por ejemplo, no se habrían logrado los maravillosos viajes musicales integrados del jazz con la herencia del Continente Africano, especialmente de Marruecos, la India, Taiwán, Corea, Japón, América, el Caribe, etc…no se acabaría la lista.
Como siempre el eterno retorno de la sorpresa con la historia de esta música que nos ha enseñado que no hay nada absoluto, siempre existen avances. Así que desde el caos una vez más se demuestra la capacidad creativa de mentes inquietas, fuera de orden – Anarquía y Control-.
Escrito lo anterior ¿Qué pasa cuando una formación tradicional que integra instrumentos acústicos como el saxofón, piano, batería y bajo elabora un jazz de vanguardia? El resultado podría significar más de los mismo, pero no, porque es simplemente sorprendente al acceder al encuentro reconfortante de propuestas que no pueden escapar a la escucha, sería un pecado (disculpas por esta palabra detestable) no asistir al encuentro, disfrute y diseccionamiento de obras innovadoras y transgresoras, porque esto representa el reconocimiento al atrevimiento, a la provocación del arte, no puede ser de otra manera. No se imagina un arte reaccionario esta columna.
La paciencia que implica la constante investigación tiene su grata recompensa, porque después de elaborar una larga lista de grabaciones de reciente aparición, la espera de su llegada, por fin se da el encuentro. Entonces las primeras notas discurren, unos cuantos segundos y es atrapado, el cerebro musical busca, analiza en el interior, disecciona, prueba, avisa rápidamente que se está ante algo único, finalmente con la idea e intencionalidad para compartir con ustedes al saxofonista tenor y compositor alemán Philip Gropper y a su combo Philm, integrado por músicos fuera de serie, todos con una madurez musical que alimentan las ideas composicionales de Gropper, así Elias Stemeseder al piano y al sintetizador, Robert Landfermann al bajo acústico y Oliver Steidle a la batería, a la escucha de su última grabación Philipp Gropper’s Philm- Live at Bimhuis (WhyPlayJazz, 2018) la sorpresa se evidencía de una manera natural, a los primeros segundos asegura que el mensaje se enmarca en la originalidad, donde líneas melódicas sinuosas, pasajes estructurados que van creciendo para dar paso a improvisaciones inteligentes y la madurez como rasgo distintivo, se repite, además la originalidad, sin duda en la propuesta de estos creativos alemanes.
Efectivamente existe estructura e improvisación y una complejidad natural, que invita a escuchar una y otra vez cada uno de los temas, ninguno es superior a otro, todos mantienen un equilibrio de calidad extrema, si es que se permite el término. La sorpresa es latente en cada momento, aparece a la vuelta de la esquina el free jazz, para recordarnos que vivimos en el caos. Llega la poesía del piano en manos de Stemeseder que hiela el corazón a la vez regala calidez ¡Vaya dicotomía! y en un momento inesperado introduce el extraño sonido de un sintetizador orgánico, nada ficticio, se hace presente la modernidad, en el buen sentido de la palabra, es decir; no hay tradición, fuera clichés. No existe desperdicio sonoro, lo acústico y lo electrónico se dan la mano en pocos pasajes, lo bueno viene en poco; que recuerda en intencionalidad al Earthworks de Bill Bruford, en cuanto a concepto estético, gracias a la genialidad de Django Bates. La obra de Gropper es conceptual. Se termina agotado, es mucha información.
“[...] hay mucha libertad y una gran responsabilidad dada por el líder de la banda Philipp Gropper a sus compañeros de banda. Ha sido una sorpresa muy agradable escucharla, ya que cada tema lleva a un mundo de emocionante dominio de la improvisación. Desafía, entusiasma y muestra influencias musicales mucho más amplias que ofrecen una perspectiva mundana que da una pausa para el pensamiento y la reflexión. Es un álbum que debe ser agregado a nuestra colección.”
Eric Alan, All Jazz Radio Cape Town**
La curiosidad obliga inexorablemente al Coraje Creativo a seguir por la misma senda de investigación para conocer el contexto y fundamentación de la obra del saxofonista alemán con su grabación de 2017 Philipp Gropper’s Philm- Sun Ship (WhyPlayJazz, 2017). Se descubre en esta obra que varios temas han sido incluidos en la del 2018, se comparan, una sorpresa más, han sido deconstruidos, no se parecen más que en partes, nuevamente se encuentra el desarrollo de la comunicación, complicidad, entendimiento, complejidad, belleza y ante todo originalidad, que hace recordar al trabajo de su coterráneo, el baterista Christian Lillinger, que ahondando más se descubre que han tocado juntos en diversos proyectos y grabaciones, pareciendo que han bebido de la misma fuente filosófica.
Steidle, un baterista que en breve será una figura a seguir en el entendimiento de la modernidad percusiva, la sustancia es concepto. Una vez más se demuestra que el virtuosismo es válido cuando está al servicio de la música. Steidle sin duda es un enorme orquestador, ad hoc a la propuesta de Gropper.
Robert Landfermann ya es un conocido del Coraje Creativo, un contrabajista todo terreno, principalmente incrustado en el campo de la vanguardia, como solista o coparticipe. Un soporte real para cualquier músico transgresor.
El brief de Philip Gropper da claridad sobre su trayectoria:
“Sus composiciones trascienden los estilos y géneros existentes y simultáneamente llevan a cabo la energía de la música improvisada del pasado. Nació en Berlín en 1978. Comenzó a tocar el saxofón a la edad de siete años. Gropper estudió el saxofón de jazz en el UDK de Berlín y tocó con la sección de conciertos de Bujazzo durante dos años con Peter Herbolzheimer. Desde entonces, ha estado ocupado como saxofonista y compositor independiente, dedicando la mayor parte de su tiempo a desarrollar sus ideas musicales.
En 2003, comenzó el trío HYPERACTIVE KID con Ronny Graupe y Christian Lillinger, y en 2012 fundó el cuarteto PHILM, explorando de nuevo un campo musical completamente diferente, inició TAU, un grupo acústico eléctrico con Philipp Zoubek, Petter Eldh y Moritz Baumgärtner.
Los conciertos con estas bandas y otros han llevado a Gropper a más de 40 países de Europa, África, Asia, América del Norte y del Sur. Ha tenido el honor de compartir un escenario con maravillosos músicos como Rudi Mahal, Ralph Towner (Oregon), Jim Black, Tobias Delius, Clayton Thomas, Nasheet Waits, Pablo Held, Ceylan Ertem, Maria Joao, Paulo Cardoso, Kaja Drachsler, Günter Baby Sommer, Axel Dörner, Mat Maneri, Matthew Herbert, Andreas Lang, y muchos otros. Como sideman, toca con Wanja Slavin (Amok Amor), Glow de Pablo Held, European Movement Jazz Orchestre y algunos más y todos. Gropper ha grabado más de 40 álbumes y ha recibido varios premios. Es miembro de Jazzkollektiv de Berlin desde 2009. Todos los mencionados uno perfectos conceptualistas.”***
La historia continuará…
*Tomado de la página del sello discográfico alemán Hat Hut, por Jonathan Lethem- escritor estadunidense de ciencia ficción y novela negra con incursiones en la música, inclusive con referencias al padre de Charles Mingus.
**https://whyplayjazz.de/releases/WPJ041?locale=en
*** http://philippgropper.com/#/bio
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