Octubre es popularmente conocido como el mes en el que la distancia entre el mundo de los vivos y del ‘más allá’ cada vez se hace más estrecha, y los espíritus se toman las libertades de hacer de las suyas. Este miércoles 4 de octubre, Querétaro recibirá una visita de ultratumba a través de la invocación musical del virtuoso violinista del diablo, Niccolò Paganini.
El músico fue un compositor italiano, considerado como uno de los máximos representantes del movimiento instrumental del Romanticismo y de los arquetipos del virtuosismo del violín (gran habilidad para hacer una cosa, especialmente un instrumento musical o para desarrollar otro arte). Su talento era tal que empezó a correr el rumor que había realizado un pacto con el diablo, tanto por su típica vestimenta oscura como por su habilidad para dominar el instrumento escogido por el ‘diablo’ (el violín por muchísimos años ha sido considerado como un instrumento diabólico por su dificultad de interpretación y la sensación de estar tocando a una velocidad ‘sobrehumana’), los conciertos de Paganini son un deleite para el oído que valen la pena presenciar.
El compositor italiano encarnará en la interpretación de Iván Pérez, destacado violinista venezolano y actual concertino de la Orquesta Filarmónica de Jalisco. El solista interpretará el "Concierto para violín no. I" de Niccolò Paganini junto con la Orquesta Filarmónica del Estado de Querétaro en el concierto temático Bella Italia que se realizará el 04 de octubre en el Teatro Metropolitano a las 20:00 horas.
En entrevista con este periódico, el violinista nos cuenta todos los detalles.
¿Cuál es el reto de interpretar a Paganini?
Uy, pues Paganini era, como decirlo, fue el primer ‘rockstar’ de la historia. Era único. Tocó cientos de miles de conciertos con una habilidad, que hasta la gente decía que tenía un pacto con el diablo. Tanta era la creencia que cuando murió no lo enterraron hasta seis meses después, todo porque no le querían dar el último rito, el Papa dijo: ‘no, a él no’. Así que un rockstar en todos los aspectos.
Su obra es interesante, lo que voy a tocar yo no sólo es difícil, es sumamente demandante. Él fue el que inventó el ‘virtuoso’, así que la pieza es una ópera virtuosa pero no para la voz, sino desde el violín, lo que significa que hay mil pasajes endemoniados -bromea-.
¿Qué es lo que el público puede esperar de esta presentación?
El director [Mark Kadin] fue quien tuvo la idea de hacer un programa italiano, así que va a tocar unas oberturas de Rossini y, pues, yo lo complemento con el concierto de Paganini.
Como tal, el concierto surgió hace muy pocas semanas, se me extendió la invitación y yo con mucho gusto la acepté. Siempre había tenido ganas de venir a Querétaro porque tengo entendido que es un lugar muy fuerte culturalmente. La orquesta es muy buena y el director es excelente; además de que hay una Escuela de Laudería aquí muy fuerte y con gente súper talentosísima. Así que, sí, siempre estuvo el enigma de venir a Querétaro por todas esas razones, pero aquí andamos.
¿Qué es lo que le aporta este tipo de conciertos a la sociedad?
Creo que es una buena pregunta, especialmente por todo lo que ha acontecido en el mundo en los últimos años. Como que últimamente el significado de hacer un concierto musical, o algún evento artístico, recae en representar, o intentar representar, los sentimientos humanos.
Desde una salsa en el peor bar del mundo hasta un concierto de Paganini en una sala de arte, todo eso cumple la misma función. El hacernos sentir vivos, darle un significado a la existencia, tocar la sensibilidad humana.
He visto mucho el debate que existe dentro de la arquitectura, sobre cómo todos los edificios nuevos se parecen y son feos, y el discurso los compara con las edificaciones de hace un siglo que solían transmitir algo. Creo que algo así pasa también con la música. Los compositores que yo respeto han conseguido fusionar la modernidad con lo clásico, nos traen piezas del pasado y las reinterpretan para el oído de este mundo moderno y eso no cualquiera tiene la habilidad de hacerlo.
Y eso es un esfuerzo sumamente importante, pensando en que actualmente la sociedad se pierde en diferentes géneros musicales, en estilos de arte ultramodernos que no siempre sé si son arte o no, pero al final no se puede sentir lo mismo con Tchaikovsky lo mismo que transmite Daddy Yankee, por ejemplo. Me parece que hace falta acercar a las personas con la música, hacerles entender su poder, los sentimientos que transmiten y las reflexiones que provoca.
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Las entradas se encuentran a la venta a través de la página de la Filarmónica del Estado de Querétaro (filarmonicadequeretaro.org). Los precios van desde los 110 pesos hasta los 180 pesos (para el público en general) y desde los 90 pesos hasta los 130 pesos en el caso de estudiantes, maestros y usuarios de INAPAM.
