Un parámetro de la reactivación escénica queretana, por lo menos en la capital estatal, sucede en los diferentes espacios ‘alternativos’ del Museo de la Ciudad que el domingo 10 de octubre dio cabida a por lo menos tres funciones de un cabaret infantil o para infantes “Lotería para todos”, de Alondra Iridian y José Guillén, con la compañía Proyecto Dramante, montado en el Patio Morisco. Se trata de una obra entre juglaresca y circense presentada por cinco jóvenes actores que dejan adivinar su forjamiento autodidacta comunitario: conjunción de intereses y concepciones artísticas y estéticas, y complementación de saberes y experiencias legüeras entre carentes de temperamento, tiempo ni recursos para formalidades formativas bien toman lecciones de la brega del roce y contacto popular; fluyen con gracia, agilidad y espontaneidad: prestos a la improvisación que no altera ni interrumpe su propuesta de entretenimiento participativo.
Como todo espectáculo que se respete en el ‘género’ inicia anunciándose con un pregón acompañado con una guitarra. Casi simultáneamente, con respaldo de una armónica, está la llamada de atención mediante la acrobacia o demostración de destreza física como si el personaje no cupiera en los planos horizontal y vertical o estuviera incómodo en la amplitud del patio. Huelga apuntar el vestuario colorido y un tanto estrafalario por su diseño, rimado con el arreglo —maquillaje— personal. No falta la grandilocuencia y pertinencia de la mima y la gestualidad. Parte de la agradabilidad de “Lotería para todos”, además de la simpatía de los personajes, está en la continuidad argumental de una trama muy cercana a la generalidad del público.
El pretexto de cuatro o cinco cuadros o sketches lo toman A. Iridian y J. Guillén de los naipes del juego de mesa llamado Lotería. Las cincuenta y cuatro figuras y los respectivos cartones con 16 de ellas – con los debidos frijolitos marcadores–, quedan exactamente en pretexto pues el juego no transcurre en la representación ya que los personajes se remiten a una cotidianidad identificable y compartida con la generalidad de los espectadores. Dentro de la misma cualidad destaca la fina competencia en la ejecución musical, particularmente guitarrística. Propio del ‘género’ es el involucramiento de los espectadores que estos personajes logran alegremente remitiéndose en especial al tema eterno del amor… con variantes interminables: romántico, hogareño, interesado, declarado, simulado o fingido, etcétera.
Los ‘dramantes’ arribaron ‘recorriendo la legua’ y se retiran cuando la luz vespertina ha tornado en ocaso. Su parada en el Patio Morisco ha terminado hasta la siguiente fecha en el museo más teatrero de Querétaro, que en modalidad de convento una vez abrigó a las monjas capuchinas.