La forma como reconstruimos cierto pretérito tiene que ver con las maneras que la sociedad proporciona a sus integrantes, es decir, son formas sociales las que delinean la manera como recordamos, y lo es al menos de dos maneras posibles. Una, la sociedad, sus grupos, proporcionan recursos, instrumentos, artefactos, materiales y discursos con los cuales se irá trazando la memoria; otra, lo significativo de la vida también se delinea en la sociedad, y es a lo que se denomina marcos sociales.
Mendoza, 2015:11
Alhóndiga: En la esquina de Ángela Peralta y Benito Juárez; en el siglo XVII y los albores del XVIII, Juan Caballero y Ocio tenía su domicilio en ese lugar, donde despachaba los asuntos relativos de la Santa Inquisición. Dispuso un pósito de maíz a fin de paliar las necesidades de la precariedad originada por las sequías. Tiempo después se emplazó la Alhóndiga que tenía como propósitos evitar la evasión de alcabalas, el contrabando y el monopolio de cereales. Además de regular los precios a la población. En las Capitulaciones –para obtener el título de ciudad–, se establecía la conveniencia de "poner casas de cabildo, alhóndiga, ejidos propios"... El arrendamiento del inmueble para tal fin se realizó en 1656 en un local situado en la plaza, el cual había pertenecido a Baltasar Martín quien fuera gobernador de indios. (El primer dueño fue Caballero y Ocio). En 1727 el Cabildo realizó diversas negociaciones con el albacea de Juan Caballero para realizar la permuta de terrenos. En uno de ellos se construyó el convento de las Capuchinas. (Urquiola, 2006: 51-52).
El coronel J. Escandón y un tumulto, que no fue... El autor de Acuerdos Curiosos, destaca que el año de 1749 "fue esterilísimo... el maíz se puso carísimo". Relata que a las puertas de la alhóndiga se congregaron algunos indios "lamentándose de su miseria", un negro incitaba a un tumulto. El cronista destaca la procedencia étnica; indios y negros. El coronel José Escandón acudió al lugar para aquietar a la multitud, "amenazándolos si hacían lo contrario". "El mozo que lo acompañaba, viendo al negro que originó la inquietud, le aplicó la pica al cuerpo pero tan felizmente, que tomándole el pescuezo dentro de la media luna, fijó las dos puntas de ella contra una pared y sin lastimarlo lo tuvo así asegurado hasta oír orden de su amo para pasar a mayores cosas, el coronel lo mandó llevar a la cárcel, y esto fue lo ocurrido en esto que algunos han llamado tumulto y no merecer tal nombre". (Anónimo, 1989: 66-67). No obstante las disposiciones contra la vagancia y los limosneros, siguieron existiendo, se le veía en los atrios, en los portales de peregrinos, en algunas plazas. Los que estaban en edad de trabajar los enviaban a los obrajes, tenerías o las haciendas. La pobreza de muchos, fue –sigue siendo–, la justificación de la misericordia de pocos para sentirse compasivos y en paz con sus conciencias.
Proyecto para ampliación: El ingreso que se tenía por el pago de derechos para introducir harinas y maíces en la alhóndiga representaba uno de los mejores, toda vez que en 1788 su importe fue de 3 mil pesos. En ese mismo orden era la recaudación cobrada a los comerciantes que instalaban sus puestos de diversas mercaderías en la vía pública. Ese “derecho de plaza”, el dinero recolectado fue aproximadamente de 2 mil pesos; contra los mil pesos que produjo la renta de “Asiento”; así era llamada la concesión que se daba a particulares cuyas funciones eran: cobrar tributos, dar espectáculos públicos; toros, gallos, comedias; prestar diversos servicios, además. del abasto de carnes, (Suárez /Jiménez, 2001). Hacia finales del siglo XVIII, se replanteó la posibilidad de ampliar la alhóndiga debido al crecimiento demográfico motivado por diversos factores y por supuesto a fin de cubrir las necesidades de abasto a una población demandante. La primera propuesta estuvo en manos del arquitecto J. Mariano de Oriñuela (el mismo que había realizado el trazado para la Alameda y otros espacios arquitectónicos civiles), no se tienen otras noticias de su proyecto, solo se conoce un plano realizado posiblemente en 1795, que muestra el levantamiento de la planta. El 11 de mayo de 1804 Francisco Ortiz de Castro, presentó un proyecto "arreglado a su inteligencia", el cual tendría un costo de “sesenta y tres mil, quinientos pesos, seis reales y medio reales”. Con dicho plan se pretendía ampliar la alhóndiga, construirla de cal y canto, agregar un segundo piso y proteger de la humedad que provenía de la acequia a los granos que se resguardaban al interior. La ubicación era ideal, como se aprecia en el Plano GE AGRAND de 1790, a unos metros se encontraba la Administración de Correos, la Real Aduana, la Plaza de S. Francisco y el mercado del Carmen. En el camino a Tierra Adentro.
Tiempos difíciles: El edificio debería contar con otras accesorias para tiendas, locales para abasto de carne, almacenes, trojes, cochera, patios interiores, caballerizas y habitaciones. Es posible que se hicieran mejoras, sin embargo, el total del proyecto inicial no fue llevado a cabo. El 5 de julio de 1810, el Presidente y Capitulares, determinaron […] "que por haber escasez de maíz en la alhóndiga, se traiga inmediatamente de la hacienda de Esperanza cuanto se pueda con bestias que facilitará el Sr. Corregidor" (Testamento de Josefa Vergara). Durante la guerra de independencia, la conformación del estado libre y soberano y las sucesivas guerras, cuartelazos y pronunciamientos, la producción del agro estuvo en crisis. Las adecuaciones en relación con las Ordenanzas primitivas, se fueron desarrollando en virtud de los tiempos difíciles.
Final de la historia: En 1836, fue “saqueado” el edificio, los franciscanos del Convento Grande acudieron para evitar más daños, desarmando a las personas que intervenían en el asalto. Años después por “Decreto Municipal” se dio término al “estanco” del maíz, concluyendo así las funciones de la Alhóndiga. (Frías, 1910). Para 1845 el “trigo, frijol, chile, garbanzo y sebo” era depositado en la alhóndiga para “su venta, cuando lo tienen a bien los labradores. (Del Raso, 1845).
Por su parte Balbontín en su Estadística, (1854-55), menciona que existe una alhóndiga “con valor de 18,560 pesos”. Aquellos tiempos cuando había una gran producción de cereales y otros insumos agropecuarios en la comarca queretana. Ahora son terrenos donde están asentados diversos parques industriales, plazas comerciales y desarrollos de vivienda.
Una fracción del total del predio que ocupó la alhóndiga por dos centurias, se dispuso para que se edificara el Teatro de Iturbide hoy de la República.
(Entre 1845-1852) El Ilustre Ayuntamiento cooperó inicialmente con la cantidad de 4 mil pesos (donados por el Sr. Rubio), quedando como accionista.
Apostilla: En esta época donde avistamos al cometa Neowise y tenemos Heroínas del Escuadrón de la Salud vs Covid-19. Susana Distancia, Refugio, Prudencia, Esperanza y Aurora. Al construir los recuerdos –de manera selectiva–, los espacios y sitios simbólicos que conforman la ciudad nos narran sus historias, es ahí donde tiene su base la memoria colectiva. En la próxima entrega conoceremos la historia del Teatro Iturbide. No la "verdad histórica" ni la "verdad verdadera".
Desde Anbanica - Teocalhueyacan. Julio de MMXX.