Era la tarde del 2 de noviembre de 1999 y “La catrina” descansaba en una de las bancas del Jardín Zenea. Un suntuoso vestido negro la cubría, pero fue aquella mirada seductora que la caracteriza, la que iluminó aquel luto que parecía envolverla. Atrajo así a los paseantes del Centro Histórico capitalino de Querétaro, quienes, expectantes, parecían suplicarle que escupiera su sabiduría.
Pero no, “La catrina” no estaba ahí para entretener ni iluminar a nadie, tampoco para llevarse a algún un cristiano, no; Erik de Luna, actor que ese día daba a luz a su entrañable personaje, se encontraba a la espera del fotógrafo que inmortalizaría su nacimiento, pero, sin saberlo, el histrión estaba por descubrir la verdadera naturaleza de su catrina: la de narradora de su propia historia.
“La primera sesión de fotos la hizo Arturo Pérez en el Jardín Zenea, el mero 2 de noviembre del ’99. En lo que me tomaba fotos, a la usanza de antes, porque usaba rollos y estaba cambiando su rollo muy rápido y se le cayeron los dos, y dijimos: cuál es el que ya se tomó y cuál es el que está virgen.
“Estábamos en el centro y Arturo se fue a su casa por otros rollos y en lo que se fue y llegó, me senté en la banca y así estaba la gente (a su alrededor y mirándolo) y así estaban, como diciendo: ¡pues, ya habla! o algo, ¡dinos algo! y como iba preparado para el programa (de televisión) empecé a hablar y contar dichos, refranes, algunas cosas de José Guadalupe Posada y para cuando iba terminando, llegó don Arturo Pérez con sus rollos nuevos y la gente ya estaba aplaudiendo y fue Arturo quien me dijo: por qué no haces una obra de teatro. Y de ahí pal real”, narró el propio Erik de Luna, el pasado miércoles 24 de octubre, durante la inauguración de la exposición fotográfica de “La catrina dorada”, que se exhibe en el Centro Cultural La Vieja Estación con material del fotógrafo Mario Beltrán.
Tenemos mucha tela de donde cortar, podríamos hablar solamente de la artesanía del Día de Muertos, solamente los dulces te da para mucho, el tema del velorio, el tema de la muerte real en México te da para mucho, la misma catrina, la iconografía…Erik de Luna / Actor
Ante un pequeño grupo de invitados, entre los que se encontraba BARROCO, el actor compartió que su personaje nació a petición de la comunicadora Amelia Kobeh, quien entonces tenía un programa en la televisora local, y antes de acudir a él fue que hizo una parada en la plaza más emblemática de Querétaro, donde encontró la vocación de su novel personaje.
La veinteañera
Aquel primer encuentro con los medios, a través de la televisión, y con el público, en ese contacto directo que la obligó a romper el silencio, representó para “La catrina” de Erik de Luna el génesis de una travesía que esta por cumplir dos décadas.
Para celebrar, el actor queretano comienza un año conmemorativo que abrió con el estreno de su espectáculo Netzahualcóyotl, flor y canto, que presenta de jueves a sábado, hasta el 24 de noviembre, en el Mesón de los Cómicos de la Legua.
“Durante cinco años usé un vestuario que solo era blanco y negro. Mi acercamiento al tema de la muerte fue así, porque me basé mucho en la estética de (los grabadores) Manuel Manilla y José Guadalupe Posada, entonces pues todo es blanco y negro, así comenzó el concepto y fue cambiando con el paso de los años”, explicó en entrevista con BARROCO.
El color llegó cuando, tras la investigación que realizó para conocer los nombres que le dan los mexicanos a la “parca”, concreta la “Lotería de los 100 nombres de la muerte” y por el éxito de la misma le llegan peticiones para realizarla a colores.
“Me la llevé a vender a Tlaquepaque y ahí la gente me empezó a decir que le metiera color, porque sí se vendía mucho, pero a la hora de meterle color a las imágenes empecé a meterle color a La catrina y ya a explotar así la gama de colores”, agregó.
A lo largo de 19 años ha creado 17 catrinas, entre las que figuran la Catrina Dorada, la Pastora, la Elegante Catrina Azul, Catrina Monarca y la Monja Coronada, cuyos trajes, que alcanzan un costo de 15 mil pesos, son diseñados y confeccionados por el mismo De Luna.
Las vestimentas, añade, tienen toques mexicanos, si bien el personaje nace en un contexto prerrevolucionario y popularmente es conocida por su look afrancesado, Erik ha jugado con diversas etapas y regiones de México.
“La Elegante azul es muy afrancesada o la Colorida catrina, que esa, cuando vamos a los jardines de niños, es la que luce, porque podemos jugar con los colores (…) por ejemplo, mi catrina Pastora, el vestuario lo fui a comprar a Amealco”, explica.
De Querétaro para el mundo
En sus 20 años de vida, la catrina ha visitado diversas ciudades mexicanas. Querétaro, San Juan del Río, Morelia, Monterrey, Ciudad de México, Guadalajara y Playa del Carmen han sido algunos de estos sitios a donde Erik ha llevado a pasear a “La catrina” .
Fuera del país, las ciudades de Madrid (España), Shangai (China), San Francisco (Estados Unidos) y más recientemente Viena (Austria), han sido conquistadas por el popular personaje.
“La sorpresa de la gente es la misma, a pesar de ser un personaje que ellos no lo tienen, (…) pues impresiona. Lo sorprendente es que la gente lo conoce, la gente grita: ¡la catrina!, cada quien con su acento, pero eso sí es sorpréndete”, comparte sobre su contacto con públicos extranjeros.
“Cuando aquí (en México) hago mis sesiones de foto, lo normal es que alguien quiera foto, y pensé que en otro país guardarían su distancia, pero no, se meten, se empujan.
La ultima vez que estuve en Viena, estábamos cerca del museo (Weltmuseum Wien) donde esta el penacho de Moctezuma y había unos niños afuera y cuando me vieron con el penacho así, fueron a pedirme que les contara qué estaba haciendo, había 120 niños ordenaditos y fueron a preguntarme que estaba pasando, pero ellos sí me preguntaron, algunos te preguntan que si eres de México, pero estos niños me preguntaba si era hombre, si era mujer, que si era actor, que qué hacia, que si ese vestuario era de una danza, que si sabia bailar y cuando empecé a bailar, para que vieran que sí sabia, se dejaron ir, yo vi una marabunta de niños”, cuenta a manera de anécdota sobre lo que su personaje genera.
Las 100 catrinas
A través de estas casi dos décadas de “dar vida” a la catrina, Erik ha sido testigo de la riqueza musical, poética, iconográfica y sobre todo lingüística, que se genera en torno a la muerte. La “Lotería de los 50 nombres de la muerte” (2003), que posteriormente se convirtieron en 100, fue la primer señal de lo vasto que era el tema. Su exploración lo llevó a conocer a la investigadora Elisa Ramírez, con quien logró conjuntar todos los eufemismos que el mexicano le da a la muerte. Además, De Luna ha encontrado material histórico y del folklor popular lo suficientemente rico y variado para cada año montar un espectáculo nuevo en torno a la muerte.
“Tenemos mucha tela de donde cortar, podríamos hablar solamente de la artesanía del Día de Muertos, solamente los dulces te da para mucho, el tema del velorio, el tema de la muerte real en México te da para mucho, la misma catrina, la iconografía..” enumera el actor.
Este año, por ejemplo, la poesía del llamado “rey poeta”, Nezahualcóyotl, sirvió de inspiración para el espectáculo Nezahualcóyotl, flor y canto, que estrenó el pasado 25 de octubre en el Mesón de los Cómicos de la Legua y cuya catrina prehispánica develó en el Fashion Week de Viena, con la que llegará además al Austin College (Texas), el próximo 5 de noviembre.
“Escribí el libro de La muerte… puros cuentos (a partir de la publicación de la lotería), luego salió una traducción en inglés por Julie Hempel, ella me había invitado a Estados Unidos y apenas este año se logra que vaya al Austin College para llevar a La catrina, después de 20 años se consolida la invitación”, compartió.
Destacó además que lanzará un calendario fotográfico que realizó durante su estadía en Viena, donde lucirá a su popular personajes en traje de Pastora y Conchera, con rudimentaria muy queretana.
“Con todo esto que hago, comienzo mis festejos de 20 años con La catrina, será un año para celebrar”, sentenció.