En muchas ciudades se aprovecha el invierno para las temporadas teatrales. El grupo Galatsia también está cumpliendo su temporada de Teatro Escolar en pleno invierno, nada más que no lo hace en salas bien acondicionadas sino que ocupa las aulas más grandes de los planteles, o las que se han destinado a las computadoras (a las que van quedando después de los robos consuetudinarios).
Los salones grandes se utilizan para actividades extra-curriculares, para asambleas con los padres de familia (que generalmente son madres), y sirven también como bodegas para guardar los muebles desvencijados mientras esperan los larguísimos trámites que los darán de baja.
Esos salones han sido de mucho provecho para Tejedoras de un lugar sin nombre, la obra de Jamil Uc Tun que se está presentando en escuelas secundarias y en algunas primarias que lo han solicitado; en primarias se la ofrece a estudiantes de 5° y 6° grados, que más o menos están en una edad similar a la de los estudiantes del siguiente nivel.
Estos niños/jóvenes viven su pre-adolescencia con el ímpetu indispensable, ímpetu que se acentúa en las escuelas secundarias cuando se mezclan con adolescentes, lo cual propicia que a muchas frases les encuentran doble sentido para desatar la picardía. Pero lo más notable es la curiosidad que despierta la barriga de una de las actrices que, en escena, está embarazada. La curiosidad es más fuerte en las chavas pero los muchachos también quieren saber la verdad que, en la realidad, es un postizo.
Esto no quiere decir que desatiendan los temas que las tejedoras van desarrollando mientras traman sus hilos en las ramas de un árbol, temas que tienen que ver con la segregación que las niñas sufren en las escuelas (incluso en las bilingües), con la segregación que continúa en la sociedad que abusa con los salarios bajos para sus artesanías y con las prohibiciones para su venta.
Los temas fluyen y esta fluidez alcanza su tope cuando la función se da en una sala, como fue el caso de la que se dio en el auditorio de Santa Rosa de Viterbo para los alumnos del turno vespertino de la escuela República Argentina. Cosa que no sucedió con el turno matutino, a quienes se ofreció la obra a la intemperie. Como es notorio, el frío no ha cedido un ápice, en circunstancias que muchas funciones se han programado a las 08:00, lo cual implica la preparación respectiva desde el amanecer.
Lo dicho no pretende enaltecer ningún tipo de heroísmo, pero así como cuando se trabaja en la calle hay que considerar la posición del sol y el ruido de los vehículos, así en el Teatro Escolar hay que considerar la edad del público y las condiciones climáticas e infraestructurales.
Un detalle curioso: en la función que se dio en la secundaria Jesús Romero Flores destacaba entre los estudiantes Spiderman; destacaba por su estatura y por la máscara. Al final se acercó a preguntar si la obra tenía que ver con el Popol Vuh. Claro que sí: la obra es una recreación de la biblia de la cultura maya. Detalles como este aplanan la cuesta de enero. Seguiremos informando.