Chaac para los mayas, Tláloc para los mexicas, el dios zapoteco del agua Pitao Cocijo es el tema central del mural que realizó Paola Delfín, una monumental cara de lengua bífida y un tercer ojo que nos observa y vigila qué uso le damos al agua que él nos regala. Paola se subió a una grúa de más de 15 metros de altura y desde arriba y bajo el sol primaveral, trabajó 10 horas diarias para completar uno de los tramos de más compleja logística dentro de toda la museografía de este proyecto. La grúa, el gruyero y Paola fueron un equipo alineado y muy bien coordinado para poder representar a Pitao Cocijo que mira hacia el norte sobre la bóveda del CECEQ.
Paola ha pintado en China y en Rusia, además de en México. Sus colegas la definen como una guerrera, pues lo mismo hace un mural en un edificio de 10 pisos que en una pared de 20 metros lineales. La altura, el clima, la presión contra reloj es algo a lo que ella está acostumbrada pues es de esas mujeres que no le teme al trabajo rudo; participar en un proyecto como El agua es una para Incusa, Osel y Nueve Arte Urbano, le permite reencontrarse con colegas o conocer nuevos, cuyo trabajo es inspirador para hacer cosas nuevas.
“La principal coincidencia es que a todos nos mueve la misma pasión. Quizás a algunos les costó trabajo abrirse camino en el mundo del arte o a otros no, pero el saber que todos partimos de la misma premisa de amar pintar es lo que nos conecta. Es una conexión que no tenemos con las demás personas” asegura.
Más allá del clima y el gran esfuerzo físico que implica pintar un mural, el hecho de dejarlo a la gente y que despierte algo me hace muy feliz. Y aunque el mensaje sea muy obvio, cada persona le da una lectura propia y eso es lo interesante. En el caso de este proyecto en el que todo es sobre el agua, sí sería interesante que la gente vaya siguiendo todo el contexto temático de todas las obras. Paola Delfín / Artista plástico