A los que leen esta columna
Los días viernes y sábado, 31 de mayo y 1º. de junio del presente año se desarrollaba un Festival de Música Extrema en el Museo de la Ciudad, que sin grandes aspavientos de promoción, sólo en redes y dos posters que adolecieron de una distribución correcta; provocó que la asistencia no fuera sigificativa, por lo que cuentan los que pudieron asistir. Sin embargo y a pesar del esfuerzo mal planeado y mal organizado por parte del responsable, representó un buen intento que parece ya cumplir dos años celebrándose en Querétaro Capital, para llevar la radicalidad musical y el conocimiento de diversas fuentes.
En estos eventos participaron 40 artistas, mexicanos y extranjeros, entre ellos Cipianodonte, Hernán Hecht, Ana Ruíz (ella vino en 1977 con Don Cherry), Ernesto Martínez, Elliot Levin y sorpresivamente el guitarrista Jeff Platz con quien había tenido contacto el año pasado su servidor, derivado del interés en la música que está realizando, es decir; en el campo de la improvisación libre, todo un portento la propuesta. De hecho existe el compromiso de escribir un artículo sobre su quehacer artístico, aunque lamenta el Coraje Creativo no haberle conocido personalmente, las obligaciones laborales a veces no lo permiten. También llegó Bill Brovold quien es laudero de la artista conceptual Laurie Anderson.
Al final la música es lo que importa y por la visión nada convencional de los que asistieron, expresaron haber sido un ejercicio maravilloso de creatividad sonora. Esperemos que el año por venir sea bajo otro esquema que permita una mayor asistencia, aunque lo mejor siempre llegará a las minorías. Festivales con esta visión se hacen necesarios ante el embate de propuestas anacrónicas y repetitivas en la localidad.
Ahondando en el tema, en estas semanas de ajustes del Barroco me ha permitido observar, en una constante, la llegada de un sinfín de obras musicales que insertadas en la diversidad y la propuesta provocativa obligan a su escucha, y la urgencia de hacer de su conocimiento estimados lectores atrevidos, a través de esta columna. Sin duda estas obras no representan para nada lo que espetan los programas de radio que se dedican a difundir el jazz en nuestra localidad, unos por convencionales, otros con pésima producción (no lo entienden o no se quieren dar cuenta) y otros porque los productores en calidad de burócratas saben nada o poco de esta corriente. Así continuemos:
Matt Mitchell es un portento de compositor, arreglista, pianista y tecladista en el campo de la vanguardia, además insertado en el desarrollo de experimentos acústico - electrónicos. Su inteligencia musical lo ha llevado a tocar con diversas personalidades de la vanguardia como Tim Berne, Kate Gentile, Jon Irabagon, Travis Laplante, Miles Okazaki, Ches Smith, Chris Speed, Tyshawn Sorey, Chris Tordini, Anna Webber y Dan Weiss, entre muchos; todos ellos indispensables para entender el jazz por venir. Ya con dos discos en solitario para el sello independiente Pi Recordings: Vista Accumulation y Fiction, ataca con una tercera en la misma marca, en este 2019 con el título Matt Mitchell - Phalanx Ambassadors, con un formato menos extendido de participantes para crear una obra tan provocativa como las anteriores y en las que ha participado. Ya desde el primer tema subyuga y avisa que el enfrentamiento no será fácil, que obligará a poner atención a cada composición que comprende una estética original, cambios intricados y complejos, tanto en lo melódico, rítmico y armónico. Phil Freeman de Stereogum pone su grano de arena con las siguientes palabras sobre esta grabación:
"El tema de apertura," Stretch Goal ", tiene toda la complejidad de una composición de Frank Zappa de la era Hot Rats-Waka / Jawaka, menos la guitarra de hard rock ... El piano y las vibraciones se mezclan entre sí en patrones intrincados, como "El bajo y la batería zumban y suenan, hasta que todo se acaba tan repentinamente como si alguien hubiera hecho sonar un silbato."
Para esta obra se ha hecho acompañar de figuras importantes, líderes en sus instrumentos y agrupaciones propias: Miles Okazaki en guitarras, Patricia Brennan en vibráfono y marimba, Kim Cass en el bajo acústico y Kate Gentile en la batería. Este dream team interacciona en un ámbito de integración indudable y absoluta. La comunicación donde la libertad de la improvisación, que inclusive arropa al free jazz y la estructura composicional original de Matt Mitchell, que permite desarrollen y muestren su individualidad en una perspectiva abierta y creativa, sin que sobresalgan en un esquema de egoísmo, sino participativa grupal, lo que permite concluir el enorme entendimiento que existe en la complejidad conceptual de Mitchell y la respuesta de sus invitados, para crear una obra que probablemente sea catalogada como una de las sorpresas del presente año.
Nate Chinen, crítico y escritor sobre el nuevo jazz hace una aportación original a esta grabación, al igual de original:
"La música del pianista Matt Mitchell nunca se ha adaptado a una definición viable de ‘escucha fácil’. Eso puede sonar como una advertencia, pero es todo lo contrario, una invitación a participar en uno de los trabajos más fascinantes, inmersivos e hiperdetallados como punto de apoyo al jazz y a la música nueva. Esto describe la totalidad de la producción de Mitchell como compositor y director de orquesta, pero especialmente Phalanx Ambassadors, su nuevo y asombroso lanzamiento ... "
El complejo y sutil guitrrista Mils Okazaki cómplice en esta grabación explica:
"Con la música de Matt sólo hay una increíble cantidad de información. Parecía ser un árbol de decisiones que se ramificaba sin fin, donde cualquier lapso momentáneo de falta de concentración simplemente te dejaría perdido en el desierto. Cualquiera que haya visto tocar a Matt puede contar cómo parece haberse entrenado para alcanzar y mantener niveles extremos de concentración, navegando por múltiples flujos de información que obstruirían las sinapsis de dos o tres músicos competentes".
Continuan los calificativos favorables a Matt Mitchell, ahora por parte del pianista de jazz de vanguardia y música contemporánea Corey Smythe, quien expresa:
“¿Cómo se las arregla para hacer que tanta disonancia, armónica y rítmica, brille? Todas sus piezas parecen dedicarse a lograr algo por medio de una profusión de piezas, engranajes y palancas de forma casi caricaturesca (de la mejor manera, la más extravagante y divertida). Se presenta como párrafos de información musical que conducen, en última instancia, a una especie de conclusión epifánica ”.
Así es estimados lectores, continuamos en esta columna en el contexto de la maravillosa propuesta de la marginalidad creativa.
Al cierre llegaba a manos del Coraje Creativo una reciente grabación donde Matt Mitchell participa como siempre, admirable; en el disco Brian Krock - Liddle (Outsideinmusic, 2019). Este jovencísimo saxofonista ya está siendo mencionado positivamente por el New York Times y el Village Voice, ¿tendrá algo que ver Matt Mitchell?
La historia continuará…
“El Coraje Creativo está cumpliendo 9 años de longevidad y, sigue en el empeño de difundir la radicalidad de la nueva música, donde quiera que se encuentre. Ofreciendo un espacio de difusión a músicos poco o nada conocidos (en nuestro país), pero que no por eso se niega su aporte a lo que llamamos música, aunque existen quien los niega desde la necedad de la ignorancia ”.
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