“Los ciegos guiando ciegos” de Peter Buggenhout son pilas sin contornos de restos unidos bajo una capa de polvo que representan las propiedades físicas y formales de sus componentes ilegibles, oscuros y olvidados; la creación de un recuerdo del futuro que no existe, pero haciendo de las piezas un lienzo blanco de la interpretación.
Considerado uno de los artistas europeos más relevantes del arte actual, Peter Buggenhout vive y trabaja en Gante, Bélgica. Entre sus exposiciones individuales y colectivas en notables instituciones se encuentran: MoMA PS1, Nueva York; Palais De Tokyo, Centre Pompidou, Petit Palais y La Maison Rouge, París, Francia, entre otras. Desde el pasado 15 de mayo, su obra “Los ciegos guiando ciegos” se alberga en el Museo de la Ciudad.
El nacimiento de la memoria
“Los ciegos guiando a los ciegos” es el título de una pintura de 1568 de Pieter Bruegel el Viejo. Como símbolo de las consecuencias de una vida sin fe, la pintura muestra una procesión temblorosa de hombres ciegos siendo guiada a una fosa.
“No saben a dónde van en la pintura y en realidad es un poco como nosotros somos, sabemos de dónde venimos, pero no sabemos a dónde vamos; tenemos planes, pero circunstancias nos llevan a otras”, refirió el artista.
Esta es la primera exposición individual de Peter Buggenhout en México; está constituida por piezas de cuatro series diferentes: “Mont Ventoux”, “Los ciegos guiando a los ciegos”, “Gongo” y “Mute Witness”. Ésta muestra esboza varios aspectos fundamentales de su práctica escultural y presenta las producciones más recientes del artista.
Producidas a partir de 2004, las piezas que componen varían en escala y en formas de presentación; por un lado están las esculturas “Gorgo”, piezas atrapadas en un desbordamiento y solidificación son el resultado de una deconstrucción con materiales identificables, desde cartón hasta pelo de cabello y sangre de cerdo. El título Gorgo conecta con las series de la mitología griega de las Gorgonas, las tres hermanas con cabelleras de serpiente cuya apariencia transforma a todo el que las contempla en piedra. El título caracteriza las esculturas Gorgo como una interfaz dinámica entre lo bestial y lo inanimado.
La serie “Mont Ventoux” del 2006 se caracteriza por el uso de intestinos de animales, primordialmente estómagos y entrañas, como material escultural. Las dos piezas, son condensaciones de estómagos de vaca con elementos tanto orgánicos como sintéticos. En vez de servir como el tejido que conforma los órganos internos, aquí el intestino cumple la función de un caparazón exterior; la piel del objeto escultural.
Por otra lado, las piezas de la serie “Mute Witness”, generada en el 2017 están compuestas de trabajos a muro tridimensionales, cada uno de los cuales consiste en una bolsa de tela endurecida y montada verticalmente en la pared.
El rechazo del significado
Sus esculturas derivan de las condiciones de la ruina, según refiere. Sin forma, desentrañadas y fragmentadas, aparecen como si hubieran caído, fueran vestigios o hubieran sido sacadas del fondo del océano.
“Las esculturas de Peter Buggenhout plantean la idea de una producción positiva y en un sentido más amplio, la idea de una experiencia registrada, de una memoria grabada y de un conocimiento adquirido. Las piezas involucran una acumulación incontrolable de materiales, objetos, procesos y situaciones”, refiere el galerista Hilario Galgueras, respecto al trabajo de Buggenhout.
No dar significado absolutamente a todo, separar el significante y que la obra viva por sí misma y que el espectador cree una propia interpretación es el objetivo del arte de Peter. El silencio de las piezas radica en la separación entre su superficie exterior y espacio interior.
“Su obra, si bien habla de toda esta oscuridad, de la decadencia, la ruina, es una oportunidad para ver algo nuevo. Lo que hace Peter es jugar a ser Dios, en el momento de la creación hace algo nuevo que no hace referencia, pero al hacer una obra es un vestigio, la memoria de algo que tuvo un nacimiento y una terminación, en el mismo amplio de la creación incorpora el recuerdo de un futuro que no existe da nacimiento de lo antiguo y lo nuevo”, sostiene Galderas sobre la obra.