Guadalupe de Las Peñas ha sido, por más de 90 años, un punto de referencia gastronómico en la región, gracias a la venta tradicional de dobladitas y gorditas que atrae visitantes de todas partes. Ubicado en la calle Cedros, que se extiende a lo largo de aproximadamente un kilómetro, y gracias a la venta de estos productos se han logrado instalar negocios de otro tipo de alimentos, como carnitas, postres, jugos y otras bebidas. Este vibrante poblado se enorgullece de su rica tradición culinaria.
Más de 90 años atrás, la venta de este tipo de comida dio sus primeros pasos y desde entonces más de seis familias se han dedicado a llevar estas delicias a los vecinos, visitantes y a los sanjuanenses en general. Con el tiempo, otros negocios de alimentos e incluso una miscelánea se han establecido, creando así un pequeño enclave comercial que sustenta a varias familias en la comunidad.
Una de las icónicas familias, que ya se encuentra en su cuarta generación, es la de la señora María Dolores González García, quien inició, a escasos 7 años de edad, con este negocio que, primeramente, era para llevar a vender al centro de la ciudad y de casa en casa en algunas colonias. A sus 97 años de edad, dejó el negocio a su familia y actualmente es atendido por la señora María Socorro Rosales Rodríguez, ubicando su negocio frente al templo de la comunidad. Su dedicación y amor por la tradición culinaria han hecho que su negocio siga siendo un punto de encuentro y sabor para todos sus visitantes.
A lo largo de esta calle de Cedros, varias señoras preparan dobladitas y gorditas a mano, dando a los comensales la oportunidad de disfrutar de platillos frescos y hechos al momento. Esta práctica no sólo satisface el apetito de los clientes, sino que también ha generado empleo para varios habitantes de Guadalupe de Las Peñas.
En un recorrido reciente, El Sol de San Juan del Río observó que cerca de las 11 de la mañana ya no quedaban productos en ninguna vivienda donde se expende este tipo de comida, lo que demuestra la gran demanda y aceptación por parte de los consumidores.
En esa pequeña pero activa comunidad de cerca de 400 familias, la venta de dobladitas y gorditas ha sido la base para la creación de otros servicios, como misceláneas, pollerías y carnicerías, brindando ingresos y oportunidades de desarrollo económico para sus habitantes.
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Guadalupe de Las Peñas es un claro ejemplo de cómo la tradición culinaria puede transformarse en un motor económico y un espacio de encuentro para su comunidad.