El 2 de agosto quedará marcado en la memoria de los habitantes de Atongo, El Marqués, cuando siete personas a bordo del camión Flecha Azul fueron impactadas por un tren en la carretera estatal 510. Sin embargo, en medio del luto, surge un relato inspirador de valentía y altruismo.
Días después del fatídico suceso, Martín Peña conmovido por el incidente, decidió tomar acción. Armado con un chaleco fluorescente y una bandera, se embarcó en la misión de prevenir futuros accidentes en el cruce, que debido a la maleza y la estructura de las vías, resulta difícil de avistar a lo lejos.
Martín y su compañero Jesús se han convertido en guardianes voluntarios del cruce, brindando señales a los conductores sobre la llegada del tren todos los días de la semana, de 8 de la mañana a 4 de la tarde. Deteniendo el tráfico antes del paso del tren, han evitado posibles tragedias, aunque enfrentan la indiferencia de algunos automovilistas.
A pesar de las dificultades, Martín y Jesús no ven su labor como un sacrificio, sino como una misión vital. Aceptan propinas y alimentos como gestos de agradecimiento, pero su verdadero propósito es salvar vidas, “me motivo, estamos aquí salvado vidas de accidentes”, comenta Martín. Incluso con condiciones climáticas adversas y limitaciones de comodidades básicas, planean continuar su tarea hasta el último aliento.
➡️ Suscríbete a nuestro Newsletter y recibe las notas más relevantes en tu correo
Aunque menos del 30% de los conductores les brindan apoyo económico, Martín y Jesús están agradecidos por la ayuda voluntaria que reciben, contribuyendo a cubrir algunos gastos en sus hogares. Con su compromiso, estos dos hombres demuestran que la solidaridad puede surgir incluso en los momentos más oscuros, convirtiéndose en faros de esperanza para su comunidad.