La OFEQ bajo la batuta de Ludwig Carrasco

A poco más de un año de labor al frente de la orquesta, el director ha llevado a la filarmónica de nuevo al Palacio de Bellas Artes, ha llegado a los municipios alejados de la Sierra, dando prioridad a compositores mexicanos y creó interciclos para poner a Querétaro en el marco sonoro de la música, sin embargo, la labor aún es ambiciosa para continuar contribuyendo a la vida artística de la ciudad

Donna Oliveros

  · miércoles 5 de junio de 2019

Foto: Martín Venegas

Además de violinista y director de orquesta, Ludwig Carrasco es un gestor cultural comprometido con las raíces musicales de México, y con el impulso de las nuevas generaciones de músicos y compositores mexicanos.

Hace más de un año arribó a la entidad para encabezar a la Orquesta Filarmónica del Estado de Querétaro (OFEQ), que desde hace 27 años ha fungido como embajador musical de esta demarcación.

A propósito de su primer año de trabajo como director de la OFEQ, Carrasco recibe a BARROCO para recapitular lo que se ha hecho desde esta agrupación, y detallar lo que aún hace falta por alcanzar.

“¿Que qué sería de una sociedad sin orquesta?... sería demasiado triste”, dice con actitud serena, asegurando que además de que la orquesta sirve de muestrario para saber cómo es una sociedad, hace de termómetro­­ –al igual que las otras agrupaciones artísticas­­–, para conocer su desarrollo social, cultural y económico.

“Una sociedad sin orquesta siempre es más pobre a nivel cultural y social, que una sociedad que sí la tiene. Si Querétaro perdiera la suya, perdería al mismo tiempo a su principal embajador de música clásica; digamos que estaría bajando muchos escalones a nivel cultural en el país”, afirma.

A través de la Secretaría de Cultura de Querétaro, la OFEQ recibe del Gobierno del Estado un presupuesto de cerca de 25 millones de pesos para el desarrollo de sus actividades; no obstante, el músico michoacano asegura que hacen falta seis millones más para dar cabida a otros proyectos, y lograr que las funciones sean gratuitas para toda la población.

“De momento dependemos de la taquilla para obtener recursos que nos permitan contratar solistas, directores… y gestionar partituras, ”, asevera, y señala que como gestor conoce el contexto actual del país y observa la necesidad de conseguir recursos a través de la iniciativa privada, así como en instituciones a nivel municipal y federal.

“Esto nos permitiría colaborar con creadores de otras áreas, no sólo a nivel local, sino también nacional e internacional, con quienes podamos dar lugar a programas de ópera y zarzuelas, producciones de ballet e incluso de teatro. Hay mucho repertorio musical de hace siglos que fue escrito para ser interpretado a través de puestas escénicas; lo cual sería muy interesante hacer aquí, considerando que hay una gran tradición de teatro en Querétaro”, señala.

Foto: Cortesía

“La orquesta es un detonante de cultura”

Antes de entregarse por completo al mundo de la dirección, Carrasco consideró a la gestión cultural como una opción profesional para orquestar voluntades –como en una sinfónica– y así contribuir con el desarrollo del arte en el país.

Al final, Ludwig se inclinó por la batuta, pero asegura que como director de orquesta, también tiene que realizar esta labor para mantener a flote muchos proyectos, e impulsar otras iniciativas culturales.

“Aquí en México el director tiene que tener muchos campos de acción, y la gestión cultural es uno de ellos. Muchas veces es más el tiempo que se dedica a estar labor que al estudio, por desgracia; pero hay siempre proyectos que queremos hacer o asuntos que hay que resolver, o buscar soluciones o formulas para poder llevarlo a cabo. Idealmente no tendría que ser así, deberían haber dos identidades trabajando conjuntamente, pero debido a la realidad socioeconómica del país, es imposible hacerlo”, lamenta.

Además de impulsar a la nueva generación de músicos e instrumentistas, como gestor cultural, Ludwig se ha abocado a recuperar y promover la música mexicana en las salas de conciertos.

Cuando asumió el cargo como director de la OFEQ lo primero que propuso era crear una orquesta que se identificara de entre las demás, “pues siento que no hay una identidad en cada orquesta, en general todas se dedican a tocar a clásicos como Beethoven, Mozart, Wagner, Tchaikovsky. Por ello, propuse que una de las líneas de trabajo de la OFEQ se enmarcara en la defensa y promoción de la música mexicana, pues de lo contrario, no veo coherente que recibamos dinero mexicano y preservemos la cultura europea únicamente, eso no significa que dejemos lo demás de lado, no se trata de un nacionalismo extremo; es que hay que aprender de lo de fuera, pero valorar todo lo que tenemos adentro. Tenemos que incorporar más música a nuestros conciertos, propiciar más estrenos, la creación de más repertorio de compositoras mujeres, que también es algo que se ha descuidado en México y todo el mundo, y de compositores vivos”, afirma.

Innovaciones en sinfonía

A lo largo de su primer año de trabajo, la orquesta ha incluido en su repertorio temas de compositores mexicanos como Silvestre Revueltas, Francisco Gabilondo Soler, Pablo Moncayo, Guty Cárdenas, Blas Galindo, Melesio Morales, Manuel Esperón, Eugenio Toussaint, Julián Carrillo, Pepe Guízar, Consuelo Velázquez, Rubén Fuentes y Felipe Villanueva, quienes han sido interpretados por solistas invitados como Elena Durán, Carlos Gándara y Wissam Boustany, así como por la soprano María Anaya y el flautista Carlos Enríquez; ganador del Primer Concurso Nacional de Solistas de Repertorio Mexicano, organizado por la OFEQ a mediados del año pasado.

“Es lo que hemos tratado de hacer, pero siempre hay ciertas limitantes presupuestales

como la renta de composiciones, (…) llegan a costar desde 1, 500 pesos a unos 10 mil o 15 mil pesos cada una, según la obra; por ello, si quisiéramos hacer un concierto de pura música mexicana, resultaría muy caro, ¡ni con toda la taquilla que entrara alcanzaríamos a cubrir los gastos! Por eso hemos incluido una aquí, otra acá, pero nuestra idea es ir incrementando, de tal manera que en cada concierto al menos tengamos una obra mexicana”, detalla.

Con programas como “Filarmónica en tu escuela” y presentaciones por diferentes municipios de Querétaro, además de conciertos especiales como Cri- Cri Sinfónico, Soda Sinfónico, Queen Sinfónico, Gala de Mariachi y Mexicanos, la OFEQ ha contribuido a la generación de nuevos públicos.

Foto: Cortesía

Más sonidos contemporáneos en Querétaro

Interciclos es una iniciativa artística que no sólo busca acercar a otros oídos, también pretende que Querétaro aparezca dentro del mapa sonoro de la música contemporánea.

El proyecto surgió el año pasado, a partir de que Ludwig detectara la poca visibilidad de estas expresiones en la ciudad, pues en comparación con Nuevo León, CDMX y Guadalajara, el director apunta que en Querétaro no se conoce un centro de creación musical contemporáneo.

“Conocen Mauricio Beltrán o a Ignacio Baca Lobera, pero están un poco separados porque no existe el entorno que les propicie más actividad, y sean más conocidos dentro del estado (…) Creo que esa parte contemporánea está siendo atendida sólo en el rubro de las artes visuales, en la danza, pero en la música es casi nula”, manifiesta.

Actualmente la agrupación se encuentra conformada por los compositores Germán López Vargas, Andrea González, Juan José Bárcenas, Ignacio Baca Lobera y Edgar Guzmán, quienes estrenaron sus obras este año, para la cinta “Nosferatu”.

Aunque la agrupación no forma parte de la OFEQ directamente, para Carrasco Interciclos representa un vaso comunicante con las generaciones más interesadas en los sonidos electrónicos y la música experimental, además, posibilita la colaboración de la orquesta con otros proyectos artísticos de danza, artes visuales y performance.

Foto: Cortesía

Gran celebración

Ante la presencia de más de mil asistentes, los músicos de esta agrupación considerada Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado de Querétaro, celebraron 27 años de hacer música, justamente en el Palacio de Bellas Artes, recinto que nuevamente pisaron como filarmónica, luego de ocho años.

Siguiendo la línea de trabajo de esta agrupación, interpretaron una de las obras máximas del compositor mexicano Silvestre Revueltas, Janitzio, para luego dar paso a las Cuatro Estaciones Porteñas de Astor Piazzolla, junto al pianista hidrocálido Alain del Real; una obra llena de energía, pero con influencia del tango, recreando así una versión que rara vez se ejecuta a nivel mundial.

Finalmente, las Cuatro Estaciones de Vivaldi contaron con la maestría del pianista Alain del Real, quien participó como solista para cerrar el concierto que duró cerca de dos horas y que concluyó con un público ovacionando de pie.