La Ópera de Viena vuelve a recibir hoy al público tras 20 días de butacas vacías por un nuevo confinamiento por la covid, con una nueva producción del "Don Giovanni" de Mozart en la que el director Barrie Kosky muestra al personaje como un narcisista sin escrúpulos en un escenario gris y triste.
El nuevo montaje, uno de los grandes proyectos del teatro vienés esta temporada, tuvo que se ser estrenado sin público a través de la televisión e internet el pasado día 5, debido al cierre de la actividad cultural, comercial y gastronómica que regía en Austria debido a la pandemia.
La función de hoy es la primera con público de una producción que inaugura el ciclo dedicado a la colaboración de Mozart con el libretista Lorendo da Ponte, y que continuará las próximas dos temporadas con "Fígaro" y "Cosi fan tutte", en las que Kosky seguirá como director escénico y Philippe Jordan como musical.
UN ESTRENO ESPERADO
Aunque cada nuevo Don Giovanni es siempre un acontecimiento en la Ópera de Viena, que se inauguró en 1869 justo con esta pieza, esta producción era muy esperada debido al fracaso de crítica que tuvo el anterior montaje, de 2010.
Para este nuevo relato de las andanzas del seductor Don Juan, Kosky ha apostado por jóvenes voces, entre las que destacan Kyle Ketelsen, en el papel protagonista, Philippe Sly como Leporello y Kate Lindsey como Elvira.
Esta apuesta se une a una gran simplicidad escénica y de vestuario que rompe con la última producción de la obra en Viena en 2010 a cargo de Jean-Louis Martinoty, que recibió críticas negativas.
La simplicidad del "Don Giovanni" de Kosky es precisamente lo que marca la innovación de esta producción.
PAISAJE VOLCÁNICO
El director, junto a la diseñadora escénica y de vestuario Katrin Lea Tag, optan por un escenario sin paredes y sin puertas, un paisaje volcánico en el que el espacio y el tiempo carecen de importancia.
"¿Qué hora es ahora? Es la noche interminable de Don Giovanni. Nuestro escenario ofrece una superficie en la que los personajes viven, luchan, aman y discuten sin una realidad significativa", explica Kosky en el programa de la Ópera.
De este modo, el director juega con la teatralidad musical y un vestuario contemporáneo.
Respecto al personaje, Kosky lo ha calificado como un "hijo de Dionisio", el dios griego del vino, el éxtasis y el teatro.
"Creo que personajes como Don Giovanni son como espejos en los que nos vemos. A veces, como espejos que distorsionan; a veces, como espejos que se rompen. A veces, la imagen que vemos en ellos es desagradable", ha dicho el director escénico.