Para Andrea Avendaño, por el beneplácito de su designación como secretaria de cultura del Municipio de Querétaro
En días recientes, en el escenario cotidiano de la filosofía de café escuché involuntariamente a un par de comensales entablar una intensa discusión en torno al tema electoral de nuestro municipio. Aunque traté de acudir con denuedo a la indiferencia cortés (concepto cortesía de Ervin Goffman), me vi tentado a seguir su conversación no ya por sus agudas reflexiones sino por lo pintoresco de sus hipótesis: hubo consertaceción, hubo un acuerdo político, ya está cantada la gubernatura, ya se sabe quién manda… ¡Hubo fraude electoral!
En esta semana de entregas de premios Nobel, y ante la ausencia del premio de Literatura, uno se imagina que la gente hablaría del premio de Medicina otorgado a James Allison y Tasuku Honjo por su contribución en las terapias desarrolladas contra el cáncer, caracterizadas por la inhibición de la regulación negativa del sistema inmune; o del Nobel de Física, otorgado a Arthur Ashkin, Gérard Mourou y Donna Strickland por sus revolucionarios avances en física laser; o el de Química, otorgado a Frances Arnold, George Smith y Gregory Winter por haber tomado el control de la evolución y haber usado sus mismos principios para desarrollar proteínas que resuelven muchos problemas de la humanidad.
Pero decidimos hablar de temas sociales.
Ignoro si el donaire ignorante con el que ciertas personas nos lanzamos a los temas sociales sea privativo de nuestro país, aunque comprendo la tentación: opinar y emitir juicios sobre un linchamiento es más asequible que entablar una discusión en torno a la domesticación de microbios para la generación de proteínas.
Parafraseando a Juan Luis Álvarez-Gayou Jurgenson (Paidós, 2003), la ciencia, uno de los motores para el desarrollo del ser humano, siguió la ruta establecida por el razomiento lógico y vertical de los estudios naturales, configurando el paradigma predominante del Positivismo, al que los científicos se enmarcaron en la corriente conocida como cuantitativa. Los estudiosos de las ciencias sociales no escaparon de esta influencia. Aunque parezca difícil de imaginar, éstos terminaron por asumir dicho paradigma para abordar los complejos fenómenos de su estudio, logrando encajarlos en el esquema cuantitativo.
Siguiendo con Jurgenson, “hoy sabemos que no todos los fenómenos naturales
son reducibles a expresiones matemáticas; que no todos los hechos que constituyen la realidad son analizables experimentalmente; que no todas las hipótesis válidas pueden confrontarse con la realidad a la que se refieren; y que al determinismo y al mecanicismo que prevalecieron en la física y en la astronomía de los XVII a XIX deben agregarse ahora los procesos estocásticos, la pluralidad de causas, la organización jerárquica de gran parte de la naturaleza, la emergencia de propiedades no anticipables en sistemas complejos, y otros aspectos más derivados no sólo de las ciencias biológicas, sino también de las sociales, como la economía, la política y la historia.” (pág. 15).
En su clásico libro Introducción a los métodos cualitativos de investigación (Paidós, 1975), Steve Taylor y Roger Bogdan aportan claridad en la historia de la investigación social proponiendo diez categorías de la investigación con enfoque cualitativo:
1. La investigación cualitativa es inductiva: Los investigadores desarrollan conceptos e intelecciones partiendo de los datos y no recogiendo datos para evaluar modelos, hipótesis o teorías preconcebidos. En los estudios cualitativos, los investigadores siguen un diseño de investigación flexible.
2. El investigador ve el escenario y a las personas en una perspectiva holística: Las personas, los escenarios o los grupos no son reducidos a variables, sino considerados como un todo.
3. Los investigadores cualitativos son sensibles a los efectos que ellos mismos causan sobre las personas que son objeto de su estudio: Aunque los investigadores cualitativos no pueden eliminar sus efectos sobre las personas que estudian, intentan controlarlos o reducirlos a un mínimo, o por lo menos entenderlos cuando interpretan sus datos.
4. Los investigadores cualitativos intentan entender a las personas dentro del marco de referencia de ellas mismas: se experimenta la realidad tal y como los otros la experimentan.
5. El investigador cualitativo suspende o aparta sus propias creencias, perspectivas y disposiciones: Nada se da por sobreentendido. Todo es un tema de investigación.
6. Todas las perspectivas son valiosas: no se busca la verdad o la moralidad, sino una comprensión detallada de las perspectivas de otras personas.
7. Los métodos cualitativos son humanistas: llegamos a conocer a las personas en lo individual y a experimentar lo que ellas sienten en sus luchas cotidianas en la sociedad; aprendemos sobre conceptos tales como belleza, dolor, fe, sufrimiento, frustración y amor.
8. Los investigadores cualitativos ponen en relieve la validez de su investigación: Están destinados a asegurar un estrecho ajuste entre los datos y lo que la gente realmente dice y hace.
9. Todos los escenarios y las personas son dignos de estudio: ningún aspecto de la vida social es demasiado frívolo o trivial como para ser estudiado.
10. La investigación cualitativa es un arte: los métodos sirven al investigador; nunca el investigador es el esclavo de un procedimiento ó técnica.
Un enfoque afincado en el pensamiento complejo no se implementa en una nación de la noche a la mañana. Este fenómeno implica un abordaje holístico mucho más complejo que el personaje de una elección y sus respectivas designaciones. Un buen inicio sería comprender que la realidad no es maniquea, que existe esa cosa llamada Disonancia Cognitiva (cortesía de Richard Dawkins), y que los determinismos solamente nos convierten en feligreses cuando lo que necesitamos son ciudadanos.
@doctorsimulacro
Referencias:
Álvarez-Gayou Jurgenson, J. L. (2003) Cómo hacer investigación cualitativa. Fundamentos y metodología. Barcelona: Paidós.