Por Dra. Ma. Margarita Espinosa Blas y Dra. Ceciliadel Socorro Landa Fonseca
Tomado del libro "El Centenario de la Constitución1917-2017" editado por DIARIO DE QUERÉTARO y la UniversidadAutónoma de Querétaro. Vigésima quinta entrega 11 de enero de2017
Hace cien años, gracias al decreto de Venustiano Carranza,Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, la ciudad deQuerétaro fue nombrada Capital Provisional de la RepúblicaMexicana, para que se realizara un congreso constituyente a fin dellevar a cabo la enorme tarea de modificar la Constitución de1857. De tal manera, la Carta Magna reformada sería el símbolodistintivo del triunfo de la facción constitucionalistarevolucionaria. Al final, se hicieron cambios sustantivos y elresultado fue una nueva Constitución Política de los EstadosUnidos Mexicanos que se promulgó el 5 de febrero de 1917, en laque se incorporaron las demandas de los sectores populares,campesinos y obreros.
La trascendencia del evento fue tal, que la apacible ciudadqueretana se convirtió, de pronto, en un espacio de algarabía ygran movimiento. Llegaron los miembros de los poderes de la Unión,los diputados constituyentes voceros de los estados del país, ungran contingente de reporteros, corresponsales, fotógrafos ydiversos personajes representantes de medios periodísticosnacionales e internacionales, comisionados para cubrir cada una delas sesiones de la asamblea e informar de lo acontecido en lapequeña ciudad del Bajío.
La prensa, único medio de comunicación con amplia cobertura,jugó un importante papel al dar a conocer a la opinión públicalas discusiones de los constituyentes y los principales aspectosdebatidos que le darían el rumbo constitucional a la República.Sin embargo, además de aquellos diarios de renombre, que siguieronformalmente la noticia e informaron a detalle el desarrollo de lostrabajos, hubo otros periódicos que surgieron al calor delConstituyente y que utilizaron otros géneros menos informativos ymás satíricos con el objetivo de ofrecer una visión relajada deaquel acontecimiento tan importante para el futuro del país.
Amparados en la libertad de expresión, estos periódicosdejaron un testimonio riquísimo de aspectos cotidianos que sevivieron durante las sesiones, de las pugnas y fricciones entre lasdistintas posturas ideológicas que se confrontaron y también delos perfiles y actitudes de los constituyentes, sus vicios, susmanías, sus filias y fobias, así como los enfrentamientos debidoa cuestiones cruciales que se discutieron, entre otros, ElGorro Frigio, El Camote y El Zancudo, publicaciónque nos ocupa. La mirada que esta publicación ofreció al lector,fue de gran importancia porque mediante la sátira, cuestionó lavisión oficial que tradicionalmente ha enaltecido a losconstituyentes. Se editaron cuatro números, de los cuales tresaparecieron durante la celebración del Congreso los días 11, 18 y25 de enero y, el último, el número 4 que fue publicado el 5 defebrero de 1917 cuando, finalmente, se promulgó laConstitución.
El periódico fue escrito por un pequeño grupo de diputados:Pedro Chapa, director y Marcelino Dávalos, Rafael de los Ríos yAlfonso Cravioto como colaboradores quienes, en su mayoría, eranperiodistas de profesión, además de importantes hombres de letrasy de la política. Nombres que sólo se conocieron hasta laaparición del último número del periódico. Chapa fuerepresentante por Tamaulipas; Marcelino Dávalos por el estado deJalisco; Rafael de los Ríos lo hizo por la capital y AlfonsoCravioto por el estado de Hidalgo. Asambleístas que utilizaron alperiódico como una plataforma alterna a la formal, para dirimir enclave sarcástica lo que no podían expresar con tanta libertad enla palestra. Los blancos de sus ataques fueron tanto la corrientemás radical del Congreso, integrada por los llamados“jacobinos”, quienes cuestionaban las posturas “moderadas”de los carrancistas, como estos últimos. En sus sátiras sacaron arelucir virtudes y defectos de los asistentes, haciendo mofa de laindumentaria, la forma de hablar, el contenido de sus largas ysoporíferas intervenciones, entre otras cosas. A decir de FernandoDíaz Ramírez fue “[…] la crónica más divertida del CongresoConstituyente […]”