En un gran día también hay lágrimas,
me escondo en un rincón porque hoy es día de fiesta.
Y sí, al rato me pondré en el centro
y dejaré que me embarren la cara en el pastel,
pero antes de eso, me he ocultado
para dejar que corran mis lágrimas,
para observar con detenimiento mi tristeza.
.
La vida tiene esas dos caras
y no hay nada qué hacer.
Dos caras, la celebración y la tristeza,
la vida y la muerte,
el agradecimiento y las culpas,
los abrazos y las distancias.
Ya qué, sólo queda la aceptación,
navegar sobre el río que nunca es el mismo,
flotar, fluir, rendirse,
agradecer y amar,
por supuesto, perdonar.
.
Veo en los ojos de los míos la fuerza del amor,
creo que ellos no se dan cuenta,
y sé que también tengo derecho
a la sonrisa, a la alegría.
Yo mismo me hundiré la cabeza en el pastel.
Felicidades.