Hace unos días en el Museo de Arte Contemporáneo de Querétaro (MACQ), se inauguró “Plástica Contemporánea Queretana”; segunda muestra de este recinto que reúne el trabajo artístico de 86 creadores pertenecientes a diversas generaciones, prácticas y perspectivas conceptuales.
De acuerdo con el coordinador del MACQ, Papus von Saenger, con esta exposición se subraya y distingue la relevancia del estado como epicentro de creación para artistas de diferentes orígenes y formaciones, a quienes invitó a traspasar sus propias fronteras estética.
En esta nueva edición de BARROCO, les presentamos una pequeña selección de las más de cien obras de instalación, fotografía, video, escultura y arte mural que podrán encontrar en las salas del museo, hasta el 3 de agosto.
Ramsés de la Cruz
(San Luis Potosí, 1976)
A través de la instalación escultórica “Cor coricea”- expresión latina que en español quiere decir “Corazón coraza”- el artista da continuidad a la colección con la que participó en la primera muestra del MACQ.
Con su pieza, de la Cruz habla sobre la emocionalidad y la falta de conexiones humanas, “sobre los bloqueos emocionales y la conexión o vulnerabilidad que tiene que haber en el proceso creativo”, explica el potosino, y asevera que su propuesta- inspirada en el poema homólogo de Mario Benedetti y los apuntes del botánico y filósofo, Ernst Haeckel- dialoga con el recinto, pues “me tocó el corazón del museo, adecuándose la idea central perfectamente con el espacio”.
Aura Moreno
“Yo me salgo siempre del margen… ese es mi modus operandi y, para muchos, mi bronca”, dice la autora de “Recolecciones y fragilidades nocturnas” sobre este trabajo elaborado con tela, papel, hilo, bordado, “escritura, memorias, fragilidades, suavidades y fuerzas”.
A través de un conjunto de piezas, que entrelazan la vida e historia de cuatro generaciones de mujeres en su familia, Moreno habla sobre la fragilidad y la fuerza, el miedo y la ensoñación de la mujer.
“Se trata de una continuación de mi trabajo con las bolsas de té (“Costuras de la memoria”, 2018), en el que abordo la fragilidad y al mismo tiempo la fuerza de la mujer a través de lo que usa para vestirse y para mostrarse de diferentes formas. El título de mi obra habla sobre la noche, como ese momento en el que nosotras procesamos nuestros miedos, nuestros días, lo que vamos viviendo. Aquí- dice Aura mientras señala un vestido que pende del techo- yace una recolección de trabajos de mi bisabuela, abuela y madre, engarzados por mí, y en donde mi hija y yo también habitamos”, explica la autora.
Fernando Garrido
Atendiendo a la propuesta del coordinador del MACQ, el pintor nacido en 1955 decidió traspasar sus propias fronteras estéticas a través del concepto. Para ello, escogió a la sinapsis como una metáfora sobre el espacio que se genera entre él y los espectadores a través de su obra; comunicando ilusiones, mapas vitales, deseos e historias.
“La sinapsis está considera como la parte más importante del sistema nervioso humano; es el lugar donde las neuronas se comunican (…)Mi cuadro es ese mensaje que va al espectador”, dice el autor.
Luz del Carmen Magaña
“Tejiendo orgasmos” es un políptico en el que, utilizando como referencia a diferentes actrices de páginas pornográficas, la artista queretana reivindica la técnica tradicional del bordado como estrategia para deconstruir las relaciones de poder que atraviesan los cuerpos de las mujeres.
A través de la pospornografía, un movimiento artístico surgido en 1980, que busca revolucionar el concepto de la pornografía a través de una lectura postestructuralista y feminista, la directora del Laboratorio de Performance y Género de la Universidad Autónoma de Querétaro, discurre sobre la posibilidad de liberar a los cuerpos leídos como femeninos, de la ideología patriarcal.
“Estas relaciones de poder visualizan al cuerpo femenino como un objeto de deseo. Con esta pieza propongo liberar al cuerpo de la mirada, a través de la conciencia y del bordado; una técnica tradicionalmente reservada a las mujeres”, detalla.
Pedro Moreno Serrot
“¿Cuál es el sentido del tiempo?”, se cuestiona el pintor y escultor queretano, quien en esta obra titulada: “ Disertación acerca de lo transitivo”, interpreta la disolución de la relación entre el pasado, el presente, y el futuro.
A lo largo de más de 10 años, Moreno ha ensayado esta idea en su propio trabajo plástico. Se trata de diferentes piezas comenzadas y recomenzadas, terminadas y vueltas a hacer muchas veces, durante ese lapso de tiempo. De hecho, días antes de entregar sus piezas al museo, Serrot confiesa que removió algunos pedazos de pintura de sus lienzos, para dejar a la vista el trabajo realizado en otros años, como “vínculo nuevo entre los tiempos entramados, actualizados, instantes salvados del olvido”.
Jonatán Olvera
“Yo soy la obra”, afirma el artista queretano, quien en una de las 14 salas del MACQ, instaló su caballete y todo el material requerido, para pintar en vivo durante la inauguración de la segunda muestra del MACQ. Esta es la manera en que Olvera resolvió la propuesta de Von Saenger, de traspasar fronteras estéticas y dialogar con el recinto.
“La idea es que la gente vea como se hace una obra en vivo a través de este diálogo entre el arte clásico, que es la pintura de óleo, y el arte conceptual, y demostrar que las dos pueden convivir perfectamente”, explica el autor, mientras sobre el lienzo reinterpreta “El vaso de agua medio lleno” de Wilfredo Prieto, para comprobar que “el artista no recrea, sino que propone. La pintura realista no solo es un proceso de reproducción, es la interpretación de una idea”, .
Utilizando los pigmentos blanco de plomo (muy popular en el gremio hasta el siglo XX), azul ultramar (clave para el desarrollo del movimiento impresionista) y siena tostada (empleado desde la prehistoria en pinturas rupestres como las de la cueva de Lascaux), entabla un diálogo con todos los elementos del proceso creativo, reafirmando la unión de los contrarios.
Tania Quezada
Con “El juego de las Bestias II (juegos capitales), la ganadora del Premio Rosario Sánchez de Lozada 2017 salió del 2D, para explorar los límites del arte objeto.
“Se trata de una megainterpretación de una obra que hice para la Casa del Migrante, en el que aparece gente lobo jugando con un trenecito; en esta los personajes yacen frente a un aparador viendo el mismo juguete, en la juguetería del mundo”, detalla.
La pintura fue presentada por la autora en compañía de un tren de juguete con conejitos de plastilina, que en su conjunto, guarda una crítica social al contexto actual del mundo; aunque confiesa, no es su objetivo asumir una postura política dentro de su arte, “pero me he ido contaminando a la fuerza con toda la información, y sale siempre proyectada en mi obra”.