En esta ocasión quisiera proponer para deleite un poco de literatura antigua, de una época que muchas veces viene omitida o mal señalada en el mejor de los casos. La Antigüedad Tardía es la época de filósofos como Marco Aurelio, Séneca y Agustín de Hipona; algunas historias de la filosofía ponen a los dos primeros como pensadores antiguos mientras a Agustín lo adelantan a la Edad Media, pero ésta es una cuestión ya tratada.
Cuando Constantino, el emperador que quiso expandirse a oriente para fundar la nueva capital de su imperio, Constantinopla, sabiendo que la religión predominante en esa otra parte del imperio era el cristianismo, se hizo ayudar de los obispos para contar con el favor de una autoridad en oriente. Su maniobra política desde todo punto de vista fue una estrategia coherente porque el cristianismo nació y se difundió primeramente en la parte oriental del imperio romano, hecho que creó una fuerte alianza entre la iglesia y el imperio.
El clero se acostumbró a ser protegido y gobernado por el poder político desde el tiempo de Constantino. En adelante esta cosa es evidente, ciertamente hubo conflictos entre obispos, emperadores y patriarcas (como Ambrosio vs Teodosio), pero en general la relación entre la iglesia y el gobierno era muy estrecha. De Constantino en adelante, el emperador se convirtió también era representante de Dios. Esta parte del imperio romano se fue fortaleciendo y cuando el imperio romano de occidente ya estaba siendo invadido por los bárbaros, el imperio romano de oriente siguió conservando su esencia romana.
La antes citada alianza significó el fin de la Roma pagana y la inauguración del imperio cristiano, porque fracasó el intento del emperador juliano (del 361 al 363) de restaurar el paganismo, por las razones que ya conocemos (un pueblo relacionado con el saber filosófico estaba cansado de la mitología). Y el cristianismo se convirtió en la religión oficial bajo el emperador Teodosio I. La iglesia comenzó una nueva era: La edad de oro de la literatura eclesiástica, y se dedicó a preservar su doctrina de las herejías y definir sus principales dogmas. Es la época de los grandes concilios ecuménicos y disputas escatológicas, principalmente en Oriente. Algunos famosos concilios de la época son: Nicea (325), Constantinopla (381), Éfeso (431), y Calcedonia (451).
Fue en Oriente donde empezó la poesía cristiana y donde se cantaron los primeros himnos cristianos, no seguían la prosodia antigua, imitaban la traducción en prosa de los salmos, en este campo la iglesia entró en una especie de competencia con el paganismo agonizante de los herejes, que intentaban popularizar sus doctrinas con cantos populares, Arrio, Apolinar y la emperatriz Eudoxia, por ejemplo. compusieron himnos de este tipo para sus fines.
La literatura oriental de la Antigüedad Tardía se basaba en himnos y poesía, Sinecio de Cirene compuso himnos famosos, otro autor que siguió las leyes del metro antiguo, aunque de vez en cuando apareció una nueva forma de ritmo que depende del acento e influencias como la poesía Siriática, fue Efren de Siria. Siguiendo las huellas del neoplatonismo, Gregorio Nacianceno escribió versos en alabanzas del Dios incomprensible y desconocido, es autor más de 400 poemas. Nos detenemos con este autor hijo de un obispo de Nacianceno. En las escuelas de Cesarea de Capadocia conoció a Basilio el Grande,
Gregorio terminó sus estudios de filosofía y retórica, que ya había cursado en Cesarea de Palestina y Alejandría. Poco después regresó a su tierra natal donde habría renovado su voto, porque su madre ya lo había consagrado a Dios cuando estuvo en peligro de muerte. Durante mucho tiempo su alma estuvo dividida entre la aspiración a la vida religiosa en soledad y el amor a la literatura y a la enseñanza; toda la vida de Gregorio es una alternancia de momentos en los que cede a circunstancias o presiones ajenas que le llaman a la acción, y momentos en los que, obedeciendo a su propio impulso, se retira a la contemplación.
TÚ, EL MÁS ALLÁ DE TODO
Tú estás más allá de todo...
Todas las cosas te cantan...
Los deseos de todo ser creado son comunes.
Los gemidos que te rodean por todos lados son comunes.
Os llama con oración suplicante, toda ella.
Se te dirige un himno de silencio:
lo pronuncian todos los seres que contemplan tu orden.
Sólo por ti todo perdura.
Es sólo por ti que todo se mueve, de movimiento universal.
Y de todo Tú eres el cumplimiento: uno, todos, nadie, aunque no seas único ni todo...
Sé benigno, Tú, el más allá de todo...
(Poemas I.1.29)
El poema "Tú, el más allá de todo" de Gregorio Nacianceno es una expresión poética que se sumerge en el misterio y la grandeza de lo divino. A través de una serie de imágenes y metáforas, el poeta intenta transmitir la omnipresencia y la omnipotencia de la divinidad; comienza con una afirmación categórica: "Tú estás más allá de todo", estableciendo desde el principio la trascendencia absoluta de la entidad a la que se dirige el poema. Esta frase inicial establece el tono de reverencia y asombro que permea todo el poema. El pronombre "Tú" sin ninguna descripción o atribución específica trasciende toda categorización y conceptualización, situándose fuera del alcance de la comprensión humana.
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El poema continúa describiendo cómo todas las cosas, desde los seres creados hasta los deseos y gemidos, están conectados con esta entidad divina. La repetición del término "comunes" enfatiza la universalidad de esta conexión y la unidad subyacente en toda la creación.
La imagen del "himno de silencio" pronunciado por todos los seres que observan el orden divino sugiere un reconocimiento de la majestuosidad de la divinidad; que a través de esta imagen, el poeta sugiere que incluso el silencio puede ser una forma de adoración y alabanza. La idea de que "sólo por ti todo perdura" y que "todo se mueve" refleja tanto la creencia en la divinidad y como el papel fundamental en el funcionamiento del universo. Esta concepción está en línea con las tradiciones teológicas que ven a Dios como el principio y el fin de todas las cosas.
Finalmente, la última estrofa del poema, con su súplica de benignidad hacia el "más allá de todo", refleja la humildad y la dependencia del ser humano ante lo divino. A pesar de la incapacidad de comprender completamente la naturaleza de lo divino, el poeta implora su favor y gracia. "Tú, el más allá de todo" es un poema que explora la relación entre lo divino y lo humano, utilizando imágenes poderosas y una reverencia profunda para expresar la grandeza y la trascendencia de lo divino.