El paternaje no es lo mismo que el genitor pero en nuestra cultura basta con tener esperma y dinero para creer que eres padre
Siento que ahora sí, tengo meses sin escribir, perdónenme por esta vida loca, pero les prometo que vengo con un librazo que va a compensar todas mis ausencias.
La autora propuesta en esta #recomendaciónperra no necesita mucha presentación, ella es periodista, escritora, defensora de los derechos humanos y ha investigado y denunciado el tráfico de personas y la explotación sexual de mujeres y niñes en nuestro país (Los demonios del Edén, 2004) y el extranjero, debido a esta “osadía” ha sido torturada, encarcelada y amenazada de muerte en varias ocasiones, sin embargo logró la primera sentencia por trafico sexual de niños y pornografía infantil en México y América Latina (112 años de prisión). Obvio no puedo estar hablando más que de Lydia Cacho, una periodista admirable, que, gracias a su gran labor, también cuenta con múltiples premios y distinciones.
El machismo es la idealización de la violencia como medio, como fin, como instrumento educativo coercitivo; es una trampa que normaliza lo inaceptable
Ya mucho se ha hablado acerca de cómo funciona la violencia contra las mujeres, como la hemos normalizado, la violencia contra los niñes, la pedofilia, el abuso sexual, etc. y pareciera que todas estas discusiones quedan aisladas, como si no estuvieran entrelazadas, pero dice Lydia que desde que escribió Los demonios del Edén le quedó claro que es en el núcleo familiar y en las infancias donde se normalizan las primeras formas de violencia y se reproducen todos los modelos culturales de las violencias, entre ellas la de género, y por supuesto, la violencia machista y patriarcal que afecta a todes.
De eso va el libro que les vengo a recomendar #EllosHablan, aquí Lydia entrevista a hombres mexicanos de los 15 a los 70 años con diversas ocupaciones y orígenes socioeconómicos para que compartan sus experiencias y nos revelen, a través de sus anécdotas, cómo sus padres, madres o cuidadores fueron construyendo su masculinidad alrededor de la visión patriarcal y las violencias.
En este libro leemos, gracias a la escucha atenta de Lydia, cosas desgarradoras, desde la bofetada como método educativo hasta un padre que mata a golpes a su esposa y la desaparece sin problemas debido a su puesto político; a través de las páginas nos percatamos como los hombres han sido educados sistemáticamente para ser hombres de verdad, sin ni siquiera entender qué significa eso, o al menos, ser conscientes de sus pérdidas, entre ellas el formar una personalidad propia u original y no solo seguir el modelo ya establecido.
Algo está cambiando: la rebelión de niños y niñas está frente a nuestra mirada y resulta urgente escucharlos, acompañarlos a narrar sus historias de vida y mostrarles que hay millones de personas adultas dispuestas a salvarlos del destino manifiesto del machismo destructor.
Gracias a este libro, nos dimos cuenta de que los hombres deben ser mirados con compasión, ya que muchos de ellos están habidos de expresar sus miedos, sus preocupaciones, quieren rebelarse y reinventar qué significa ser hombre porque ¿Por qué las mujeres hemos cambiado tanto y los hombres no? Tal vez porque los hombres siguen oprimidos por el machismo, y aún no se han hecho las preguntas necesarias para avanzar, así como dice Rita Segato: “La primera víctima del mandato de masculinidad es el hombre”.
Este libro, sin duda, se las va a dar para pensar y para comprender que hay gente que no sabe relacionarse de otra manera más que desde la violencia, pero que esa no es excusa. Me voy, pero sin antes recordarles que cada 15 segundos, en el mundo, una mujer o niña es violada; que una de cada tres mujeres vive violencia de su pareja; 85% de los homicidios y feminicidios los comenten varones, no mujeres, y que 95% de los asesinatos en el mundo los cometen hombres.
Feminazis (un término acuñado por lo más recalcitrante del machismo violento para referirse a las feministas que supuestamente pretenden aniquilar a los hombres como género, al cuestionar su ejercicio de poder abusivo y desigual).
El Twitter de Lydia es @lydiacachosi , el libro lo edita Grijalbo y seguro lo encuentran en su librería de confianza. A mí me encuentran pa´ reclamos en @lagartijilla83, IG o TW.
¡Nos leemos prontito! *Escribe hasta septiembre* … #nocierto#sicierto