Después de 30 exitosos libros relativos a la historia de México, el escritor Francisco Martín Moreno publica la novela Dime que no es cierto (Alfaguara, 2023). Se trata una publicación peculiar y distinta a la que tiene acostumbrados a sus lectores, pues ahora deja a un lado la literatura de corte histórico para adentrarse de lleno a las labores de la imaginación.
“No voy a abandonar nunca la historia porque es mi vida y es lo que más me gusta hacer; pero decidí hacer este paréntesis, sobre todo, tomando en cuenta que estaba muy intoxicado con la política. También lo he hecho por un amigo que es chelista al que le pregunté por qué sólo interpretaba a Pablo Casals, cuando hay muchos más compositores y él me dijo que por qué yo no escribía de otra cosa que no fuera política”, explica Francisco Martín Moreno, en entrevista con El Sol de México.
En la novela relata la historia de un magnate supersticioso, que, en búsqueda de buenos augurios, visita a una bruja que le lee las cartas del tarot, donde se le revela la supuesta infidelidad de su esposa. En la búsqueda de confirmación del adulterio, el magnate se hará preguntas sobre su poder y el modo en que ha conducido sus actos.
“Los magnates y otras figuras públicas nos dejan ver sólo una parte de ellos. Este personaje, como todos los seres humanos, es muy frágil, sobre todo cuando le confirman las brujas la infidelidad de su esposa, y más siendo tan supersticioso. Esto se podría creer un caso aislado, pero es muy común: el presidente norteamericano Reagan, George Bush y hasta López Portillo contactaban brujas. La gente está ávida por saber lo que sucederá, porque, aunque no acierten, muchas veces dicen cosas reveladoras”, comenta Marín Moreno, quien aclara que él es escéptico ante este tipo de creencias.
Sobre las preguntas que el personaje principal de su novela padece con el pasar de las páginas —las cuales cuestionan el valor del dinero para obtener amor o juventud, o los múltiples caminos que podemos tomar en nuestras vidas—, Martín Moreno reconoce que esta novela es, hasta cierto punto existencialista.
“Yo parto de un supuesto, la vida es búsqueda y ésta nunca debe terminar. Yo creo que todos estamos obligados a hurgar dentro de nosotros y ver todas las posibilidades que tenemos. He visto que muchas personas sueñan con lo que quieren hacer y empezar su búsqueda, pero no lo hacen por cobardes. Yo soy escéptico en todos los sentidos, entonces no creo en una vida después de la muerte, así que lo que no hice hoy no lo podré hacer nunca, por eso hay que aprovechar el tiempo y emprender la búsqueda”, agrega el escritor.
Aún con el asombro visible en la sonrisa, Martín Moreno comenta que el proceso de escritura de esta novela, en comparación al de sus otras obras, como México ante Dios (2006) y México Acribillado (2008), fue una forma de “expiación” al enfrentarse a sus propias ideas y las de sus personajes, pero al mismo tiempo un reto creativo.
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“La verdad es que me he divertido mucho escribiendo esta novela. La ficción me ha permitido descubrir facetas que no conocía de mi persona, porque cuando uno está trabajando en la vida política de Carranza o de Cortés o de Iturbide, uno estudia sus patrones de conducta, sus movimientos y convicciones, y por momentos uno se ignora a sí mismo. Aquí fui yo quien se puso frente al espejo, para saber si era tan valiente.
“Mientras que, por otro lado, muchas veces me pasó que no sabía cómo continuar la novela. Esto porque en la novela histórica tienes un hilo conductor que te permite saber dónde y cómo va a terminar un personaje, como Carranza que lo mataron en Tlaxcalantongo; mientras que aquí (en la ficción) es la libertad total, los personajes van adquiriendo dignidad, no puede haber salidas fáciles”, concluye.