/ jueves 15 de agosto de 2024

Gabriela Enríquez abre el baúl de los secretos familiares

En su primera novela, con la que fue acreedora del Premio Mauricio Achar 2023, la autora habla de la resiliencia y fraternidad que están por debajo del sufrimiento y la violencia, así como de la crisis en la familia y la religión


Una mujer visita todos los días a su hermana en coma. Sus cuidados no nacen del amor fraternal y puro, sino de una peculiar dinámica posiblemente derivada de su linaje manchado y maldito, que las obliga a estar unidas ahora que la mujer en estado vegetal lleva en su vientre la semilla del hombre que ambas comparten.

A lo largo de sus visitas, la mujer busca poner a su hermana al tanto de la historia de la familia, más que por estímulo, por un asunto de redención que la propia narradora ha venido a tratar con quien yace en la cama.

Esta es la historia que desarrolla la poeta, dramaturga y guionista mexicana Gabriela Enríquez en Amor al prójimo, su primera novela publicada por Random House y con la que fue ganadora del Premio Mauricio Achar 2023. En su libro, Enríquez explora las complejidades de las relaciones familiares, la violencia emocional que es heredada y el veneno que dejan los secretos.

El proceso de construcción de este universo le tomó siete años, y hoy ya con su novela en librerías la dramaturga platica con Diario de Querétaro sobre aspectos centrales de su novela, como son la religión y las familias disfuncionales, y de su experiencia en la narrativa.

  • ¿Fue difícil pasar de la dramaturgia a la narrativa?

Fíjate que no siento que haya realizado algún “brinco”. La literatura siempre ha estado presente en mi vida, he escrito desde que tengo memoria, la única diferencia es que nunca me había animado a darle continuidad a una historia de inicio a fin, mucho menos a pensar el publicar algo.

  • ¿Consideras que tienen lenguajes distintos?

Creo que tienen cosas en común, pero sí son muy diferentes. O sea, la dramaturgia no es un texto propiamente literario, aunque sí roba elementos narrativos. Cuando construyes un guión de ficción lo escribes teniendo en mente que se va a montar, así que estás pensando en otras cosas y solo te preocupas por dar las voces de los personajes, no tanto en otros detalles, al menos en mi experiencia; mientras que en una novela tienes que ser más específico, más detallado porque quieres que tu lector imagine la escena tal cual.

Y en cuanto al tipo de temáticas que uno aborda (en uno u otro género literario), en alguna ocasión escuché decir que las personas tendemos a solo escribir una sola cosa en la vida y nada más la vamos repitiendo, cambiando elementos para que así evolucione con nosotros, son como nuestras obsesiones y definitivamente siento que yo tengo mis fijaciones en el tipo de historias que me gusta presentar.

  • ¿Consideras que tu formación en la dramaturgia influenció tu decisión de escoger la narración en primera persona para tu novela?

Efectivamente. La novela tiene una sola voz, que no es un narrador omnisciente, sino que es un personaje dentro de la historia. La trama presenta a dos hermanas, donde una de ellas se encuentra entre la vida y la muerte, y la otra es la que le está hablando. La relación entre ellas es compleja porque hay un amor profundísimo y entrañable, pero al mismo tiempo hay una constante competencia por conseguir el amor de su familia o el amor de un hombre. Al final, esta disputa silenciosa entre ellas las llevará a la destrucción, no solo de ellas, sino de su propia familia.

  • ¿Cómo fue que te llegó esta historia llena de drama de telenovela?

No solo parece una telenovela, sino que es una telenovela –bromeó la escritora–. En los melodramas se suele presentar un poco la visión entre lo malo y lo bueno, como para hacer contrastes, así que lo que yo quería era irme a los extremos y que estos no fueran del todo inverosímiles, al final solo basta entrar a cualquier familia para ver que la imagen que presento no está tan alejada de lo que se vive en la vida real.

Yo veo a las familias como microuniversos, como pequeños espejos de cómo somos nosotros en la sociedad o el mundo mismo. Así que quería presentar a través de una historia parte de estos vínculos complejos que nos definen como individuos.

  • ¿Consideras que el contexto mexicano influye en tu visión de la familia?

Claro que sí, pero tampoco diría que es exclusivo de México, aunque no me atrevería a decir que es algo que resuena con Europa o Estados Unidos, pero sí creo que es muy cercano a las realidades en Latinoamérica.

  • La religión es un elemento que abordas a lo largo de la novela, incluso en el título, ¿por qué esa decisión?

La religión ha estado presente a lo largo de la historia, es como esta nube que opera sobre nosotros los mexicanos, y eso a pesar de que la dinámica ha cambiado con el tiempo y que ahora se diga que hay menos creyentes. Siento que la religión, aunque no haya practicantes igual de devotos, ha influido tanto en nuestra cultura que seguimos sus reglas, sus valores y costumbres. Por ejemplo, yo soy de Michoacán y aunque exista este ‘distanciamiento’ con la fe, a lo largo del año hay fiestas patronales, así que la religión impacta directamente en nuestra construcción social.

  • ¿Qué reflexiones o diálogos quisieras que nacieran de tu novela?

Creo que eso es algo complejo de decir porque la historia puede decirle diferentes cosas a las personas, así que no me gustaría imponer una sola visión; sin embargo, lo que sí quisiera decir es que no es una novela que solo trata de dolor, sufrimiento y enfermedad, sino que también propone buscar la luz dentro de la oscuridad, que en parte es lo que hace la protagonista en esa interpelación que hace con su hermana: ella lo que está buscando, dentro de todo el mal que las rodea, es a su alma.

  • Ahora que ya oficialmente eres una escritora de novelas, ¿ya estás trabajando en la siguiente?

Sí, ya estoy trabajando en otra historia que será muy distinta tanto por su estilo narrativo como por las interrogantes que exploro. El proyecto tratará más acerca el tiempo, el poder de las relaciones y buscará presentar una visión un poco más global de ello. Todavía no puedo dar más detalles, pero no porque no lo tenga permitido, sino porque mi forma de escribir es más de dejar que fluya la pluma y a medida que esta me va hablando, yo voy descubriendo de qué trata la historia.

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  • ¿Tienes programada una visita a Querétaro para presentar el libro?

No, todavía no, pero invítenme y yo con mucho gusto voy. Sí tengo ganas de ir a platicar sobre la novela allá a Querétaro, así que si me ponen fecha yo los visito.

Sobre la autora

Gabriela Enríquez estudió Ciencias Políticas y es maestra en Estudios para la Paz. Por más de 20 años ha trabajado en el campo de la educación de adultos. Es egresada de la Escuela Mexicana de Escritores y de Literaria Centro Mexicano de Escritores. Ha incursionado en la narrativa, poesía, dramaturgia y guion documental. Codirigió y escribió el guion del documental Adónde vas, loco, y es guionista del documental Ofrenda. Estudió actuación en el Centro Dramático de Michoacán. Sus obras dramáticas Nieve en agosto y La oración en Getsemaní están publicadas en la colección de textos de La Capilla, y Tragaluz fue publicada por la Universidad Autónoma de Chiapas. Actualmente trabaja en CEFRAL, en Pátzcuaro, Michoacán.


Una mujer visita todos los días a su hermana en coma. Sus cuidados no nacen del amor fraternal y puro, sino de una peculiar dinámica posiblemente derivada de su linaje manchado y maldito, que las obliga a estar unidas ahora que la mujer en estado vegetal lleva en su vientre la semilla del hombre que ambas comparten.

A lo largo de sus visitas, la mujer busca poner a su hermana al tanto de la historia de la familia, más que por estímulo, por un asunto de redención que la propia narradora ha venido a tratar con quien yace en la cama.

Esta es la historia que desarrolla la poeta, dramaturga y guionista mexicana Gabriela Enríquez en Amor al prójimo, su primera novela publicada por Random House y con la que fue ganadora del Premio Mauricio Achar 2023. En su libro, Enríquez explora las complejidades de las relaciones familiares, la violencia emocional que es heredada y el veneno que dejan los secretos.

El proceso de construcción de este universo le tomó siete años, y hoy ya con su novela en librerías la dramaturga platica con Diario de Querétaro sobre aspectos centrales de su novela, como son la religión y las familias disfuncionales, y de su experiencia en la narrativa.

  • ¿Fue difícil pasar de la dramaturgia a la narrativa?

Fíjate que no siento que haya realizado algún “brinco”. La literatura siempre ha estado presente en mi vida, he escrito desde que tengo memoria, la única diferencia es que nunca me había animado a darle continuidad a una historia de inicio a fin, mucho menos a pensar el publicar algo.

  • ¿Consideras que tienen lenguajes distintos?

Creo que tienen cosas en común, pero sí son muy diferentes. O sea, la dramaturgia no es un texto propiamente literario, aunque sí roba elementos narrativos. Cuando construyes un guión de ficción lo escribes teniendo en mente que se va a montar, así que estás pensando en otras cosas y solo te preocupas por dar las voces de los personajes, no tanto en otros detalles, al menos en mi experiencia; mientras que en una novela tienes que ser más específico, más detallado porque quieres que tu lector imagine la escena tal cual.

Y en cuanto al tipo de temáticas que uno aborda (en uno u otro género literario), en alguna ocasión escuché decir que las personas tendemos a solo escribir una sola cosa en la vida y nada más la vamos repitiendo, cambiando elementos para que así evolucione con nosotros, son como nuestras obsesiones y definitivamente siento que yo tengo mis fijaciones en el tipo de historias que me gusta presentar.

  • ¿Consideras que tu formación en la dramaturgia influenció tu decisión de escoger la narración en primera persona para tu novela?

Efectivamente. La novela tiene una sola voz, que no es un narrador omnisciente, sino que es un personaje dentro de la historia. La trama presenta a dos hermanas, donde una de ellas se encuentra entre la vida y la muerte, y la otra es la que le está hablando. La relación entre ellas es compleja porque hay un amor profundísimo y entrañable, pero al mismo tiempo hay una constante competencia por conseguir el amor de su familia o el amor de un hombre. Al final, esta disputa silenciosa entre ellas las llevará a la destrucción, no solo de ellas, sino de su propia familia.

  • ¿Cómo fue que te llegó esta historia llena de drama de telenovela?

No solo parece una telenovela, sino que es una telenovela –bromeó la escritora–. En los melodramas se suele presentar un poco la visión entre lo malo y lo bueno, como para hacer contrastes, así que lo que yo quería era irme a los extremos y que estos no fueran del todo inverosímiles, al final solo basta entrar a cualquier familia para ver que la imagen que presento no está tan alejada de lo que se vive en la vida real.

Yo veo a las familias como microuniversos, como pequeños espejos de cómo somos nosotros en la sociedad o el mundo mismo. Así que quería presentar a través de una historia parte de estos vínculos complejos que nos definen como individuos.

  • ¿Consideras que el contexto mexicano influye en tu visión de la familia?

Claro que sí, pero tampoco diría que es exclusivo de México, aunque no me atrevería a decir que es algo que resuena con Europa o Estados Unidos, pero sí creo que es muy cercano a las realidades en Latinoamérica.

  • La religión es un elemento que abordas a lo largo de la novela, incluso en el título, ¿por qué esa decisión?

La religión ha estado presente a lo largo de la historia, es como esta nube que opera sobre nosotros los mexicanos, y eso a pesar de que la dinámica ha cambiado con el tiempo y que ahora se diga que hay menos creyentes. Siento que la religión, aunque no haya practicantes igual de devotos, ha influido tanto en nuestra cultura que seguimos sus reglas, sus valores y costumbres. Por ejemplo, yo soy de Michoacán y aunque exista este ‘distanciamiento’ con la fe, a lo largo del año hay fiestas patronales, así que la religión impacta directamente en nuestra construcción social.

  • ¿Qué reflexiones o diálogos quisieras que nacieran de tu novela?

Creo que eso es algo complejo de decir porque la historia puede decirle diferentes cosas a las personas, así que no me gustaría imponer una sola visión; sin embargo, lo que sí quisiera decir es que no es una novela que solo trata de dolor, sufrimiento y enfermedad, sino que también propone buscar la luz dentro de la oscuridad, que en parte es lo que hace la protagonista en esa interpelación que hace con su hermana: ella lo que está buscando, dentro de todo el mal que las rodea, es a su alma.

  • Ahora que ya oficialmente eres una escritora de novelas, ¿ya estás trabajando en la siguiente?

Sí, ya estoy trabajando en otra historia que será muy distinta tanto por su estilo narrativo como por las interrogantes que exploro. El proyecto tratará más acerca el tiempo, el poder de las relaciones y buscará presentar una visión un poco más global de ello. Todavía no puedo dar más detalles, pero no porque no lo tenga permitido, sino porque mi forma de escribir es más de dejar que fluya la pluma y a medida que esta me va hablando, yo voy descubriendo de qué trata la historia.

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  • ¿Tienes programada una visita a Querétaro para presentar el libro?

No, todavía no, pero invítenme y yo con mucho gusto voy. Sí tengo ganas de ir a platicar sobre la novela allá a Querétaro, así que si me ponen fecha yo los visito.

Sobre la autora

Gabriela Enríquez estudió Ciencias Políticas y es maestra en Estudios para la Paz. Por más de 20 años ha trabajado en el campo de la educación de adultos. Es egresada de la Escuela Mexicana de Escritores y de Literaria Centro Mexicano de Escritores. Ha incursionado en la narrativa, poesía, dramaturgia y guion documental. Codirigió y escribió el guion del documental Adónde vas, loco, y es guionista del documental Ofrenda. Estudió actuación en el Centro Dramático de Michoacán. Sus obras dramáticas Nieve en agosto y La oración en Getsemaní están publicadas en la colección de textos de La Capilla, y Tragaluz fue publicada por la Universidad Autónoma de Chiapas. Actualmente trabaja en CEFRAL, en Pátzcuaro, Michoacán.

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