“Llegamos a la tierra de la luz, a las montañas infinitas, allí donde los valles son un estado de ánimo, lagunas de sentimiento, tierra de Chiapas, de montes y laderas, de fríos y calores, tierras de indígenas, mundo maya que ha parido un sexto sol a la vez que una revolución”, es la forma en la que la periodista Giomar Rovira inicia su relato en la publicación de Zapata Vive, con la que busca guiar al lector, a vivo y a todo color, a través de la historia que transformó la Historia de México.
La primera vez que Giomar Rovira estuvo frente a frente con el movimiento zapatista fue aquella mañana del primero de enero de 1994 cuando el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) había tomado las cinco cabeceras municipales de Chiapas y, como efecto dominó, resquebrajó la narrativa nacional que se encontraba cargada de una mezcla de desprecio y paternalismo hacia las poblaciones indígenas.
“Yo al ser una periodista joven, lo que estaba buscando era hacer un periodismo de acción. Así que encontrarme con este levantamiento armado fue una ocasión increíble, era la oportunidad más importante de mi vida. Yo no tenía ningún contexto de Chiapas, de la situación a nivel nacional tenía un poco más, pero de las condiciones de las comunidades indígenas no tenía ninguna, pero te digo que mis colegas mexicanos tampoco la tenían en ese momento. Fue un descubrimiento sumamente profundo, como si nos quitaran la venda de los ojos. Frente a nosotros estaba el México rural, el México indígena, el México de las comunidades que vivían en pobreza y miseria, fue una imagen que hasta la fecha me sigue causando profundo impacto”, señaló la escritora originaria de Barcelona, España.
De acuerdo con Guiomar, ella estuvo en San Cristóbal de las Casas a inicios de 1994 por pura casualidad. “Mi intención era recorrer México de esquina a esquina”, expresó la periodista. En su primer encuentro con este estado, fue que descubrió la existencia de las comunidades indígenas en nuestro país, “tal vez era ignorancia extranjera mía, pero yo no tenía idea alguna que en la época contemporánea hubieran indígenas, al menos esa no era la imagen que México vendía a la mirada del resto del mundo”, agregó.
Al encontrarse con este conflicto social, Rovira se encaró con una historia que, desde su propia opinión, valía la pena contar. “Como extranjera fue encontrar una realidad muy profunda que tiene que ver con el racismo, y no solo con el mexicano, sino con todo lo que viene arrastrando el colonialismo y esta mirada eurocéntrica que siempre ha invisibilizado a los pueblos indígenas de las culturas que no son europeas ni anglosajonas. Así que fue una conmoción muy importante y encontré una de las grandes revelaciones, no sólo informativas y periodísticas, sino también personales”, añadió.
Entre los primeros retos que la reportera encontró para realizar su labor, el conseguir que algún medio de comunicación le creyera sobre lo que estaba sucediendo en Chiapas. “Hace 30 años todo no estaba interconectado como lo está ahora, hoy en día fácilmente se puede saber lo que sucede en el mundo. A mí lo que me parece fundamental es que no me creían que esto estaba sucediendo porque no se veía a México como un lugar donde sucedieran este tipo de levantamientos. O sea, en ese entonces los procesos de paz en Centroamérica ya estaban muy avanzados y ya se había caído el Muro de Berlín, resultaba anacrónico pensar en un levantamiento armado, más si se habla de uno indígena. Siento que hasta la fecha resulta increíble pensar que hay culturas que viven y luchan en condiciones de absoluta miseria, abandono y exclusión del proyecto global, así que el concebir un movimiento como el EZLN fue como destapar una realidad que las grandes potencias se negaban a enfrentar”, expresó.
En su libro, la escritora pone las perspectivas de los zapatistas en primera fila, permitiendo que sus voces sean las que construyan un faro de esperanza para millones que viven bajo los ideales de este movimiento social. “Zapata vive es un recuento y un homenaje. Un documento esencial para comprender una de las luchas sociales más importantes del México moderno”, se puede leer en la carátula de la publicación.
Para la escritora, hablar del zapatismo hoy en día sigue siendo igual de relevante como lo fue hace treinta años. “Me parece fundamental que las nuevas generaciones tengan el acceso a esta historia profunda, porque el zapatismo no es solamente un momento de interrupción dentro de la historia de México y de interpelación al Estado nacional, sino que es una pieza clave para poder comprender el México de hoy. Su mensaje continúa vigente a más de tres décadas de desgaste, sigue siendo un proceso de ampliación y de radicalización de los procesos de democratización del país. Sin este pedazo de la historia, sería imposible concebir opciones políticas de izquierda en México, que definirlos realmente de izquierda ya es otro tema, pero no se quita el dedo del renglón”, finalizó.
Sobre el libro
Zapata vive fue publicado originalmente por Guiomar Rovira en 1994 como un primer intento de documentación sobre este levantamiento armado en Chiapas. A 30 años desde esa publicación, el libro vuelve a circular por la editorial Sexto Piso, ahora con un epílogo de la Mayor Ana María, una de las primeras mujeres en formar parte del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y que logró posicionarse dentro de los altos mandos.
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Este ejercicio periodístico de Rovira es concebido como una de las primeras publicaciones que capturan la esencia del movimiento guerrillero y que proyectan un retrato fiel de quienes formaron parte del EZLN.
El libro se encuentra a la venta a través de la página web de la editorial a un costo de 350 pesos, sin envío.