Aunque para algunos la cultura no es una actividad esencial, para otros es fundamental no solo para mantener la salud emocional y mental de la población, sino también como principal fuente de ingresos.
Desde que se anunció el cierre de museos, galerías y centros culturales por la contingencia sanitaria, en Querétaro varios de estos espacios han tenido que cerrar sus puertas definitivamente, ante la imposibilidad de resistir más tiempo el embate económico.
Artistas haciendo malabares
“La mayor demanda que podemos hacer ahora es que nos dejen trabajar”, manifestó el impulsor de Circo Teatro Compañía, Arturo Arias “Ruffo”, luego de anunciar el cierre de varias de sus sedes.
Con más de dos décadas en la ciudad, la agrupación intentó sortear las dificultades que trajo consigo la pandemia, mediante funciones y clases virtuales, pero la sobreoferta de actividades digitales y la crisis económica, superó los esfuerzos de más de 15 artistas de clown, malabaristas, acróbatas, zanqueros, magos, equilibristas, docentes y técnicos, quienes tuvieron que buscar otras alternativas de trabajo para sobrellevar los días.
“Ya estamos cerrando nuestros espacios, ya no tenemos dinero. Me están renunciando los chicos, me dicen: ‘Ruffo con mil 500 pesos al mes no vivimos, así que vamos a agarrar otras propuestas, vamos a buscar otros trabajos’ (…) Es muy triste, porque no sabemos hacer otra cosa y no nos queremos dedicar a otra cosa. Este es nuestro verdadero oficio…. somos familias las que dependemos de esto”, lamentó Ruffo.
Para hacer frente a esta crisis, más que solicitar apoyo económico al Gobierno de Querétaro, el artista demandó que las autoridades permitan la reapertura de los espacios culturales bajo protocolos de seguridad sanitara, o en su caso, el traslado de los proyectos al exterior. Entre sus propuestas mencionó la idea de un autocirco, para el cual aseguró tener prevista ya una sede y la infraestructura requerida, “solo faltan los permisos”.
“El oficio del librero va más allá de vender libros”
Desde hace tres años, Laberinto Librería se había mantenido de pie solo de la ganancia mínima de la venta de sus libros, pero con la pandemia todo se volvió más complicado. Acostumbrados al contacto directo, los lectores dejaron de preguntar por sus títulos, las ventas bajaron y entonces su propietario tuvo que cerrar definitivamente las puertas del local ubicado en Madero no. 78.
Más allá del comercio, su impulsor, Luis Vega, señala que el objetivo de este proyecto era propiciar el diálogo y el intercambio cultural en torno a la literatura. Los más asiduos acudían en busca de aquellos tomos difíciles de encontrar en las grandes cadenas comerciales, e incluso, lo frecuentaban por el simple gusto de charlar y recibir la recomendación de algún libro o edición desconocida.
“El oficio del librero va mucho más allá de vender libros, lo que busca es generar un espacio al estilo de las cafeterías de la ilustración, donde se congreguen los lectores”, aseveró Vega en entrevista anterior con DIARIO DE QUERÉTARO, destacando la vocación cultural de la librerías independientes y su trabajo en pro de la bibliodiversidad y la comunidad lectora.
Y aunque en medio de la contingencia sanitaria las plataformas digitales aparecieron como un escaparate alterno, Vega señaló que las ventas nunca igualaron al intercambio directo y los ingresos no fueron suficientes para “seguir pagando un espacio. No podemos seguir pagando servicios. No podemos seguir estando aquí si no tenemos a quien venderle”.
Con la intención de reactivar este proyecto más adelante, actualmente el librero promueve su catálogo a través de la plataforma impulsada por la Red de Librerías Independientes (RELI), disponible en: https://libreriasindependientes.com.mx/.
Café del Fondo, adiós a 25 años de historia
Tras 25 años de acoger entre sus muros a diferentes generaciones de artistas, intelectuales y activistas de Querétaro, El Café del Fondo tuvo que cerrar sus puertas definitivamente debido a la crisis económica derivada de la pandemia.
Desde su creación en 1986, como anexo a la Librería Fondo de Cultura Económica, la cultura formó parte fundamental de su concepto, lo cual permitió que, con el tiempo, el gremio se apropiara de este espacio para las tertulias, los torneos de ajedrez, la escritura, o simplemente, como un lugar propicio para el diálogo.
Con el objetivo de retomar este proyecto más adelante, Elsa seguirá comercializando el tradicional café orgánico producido por cooperativas de Chiapas y Veracruz a través de las redes. Para más información puede verse la página oficial de El Café del Fondo o comunicarse al 442 4266 832.
Se terminó la música; cierra Más sabe el diablo, cultubar
Construir un espacio para las propuestas sin espacio. Esta idea fue la que impulsó al gestor cultural y psicólogo social, Hugo Rivera, para crear Más sabe diablo, cultubar; un lugar que tras funcionar de manera interrumpida durante más de cuatro años, tuvo que cerrar sus puertas definitivamente por la contingencia sanitaria.
Tras la publicación en Facebook de esta noticia, los lamentos llovieron en su muro, sobre todo las de aquellos que encontraron en el foro la posibilidad de abrirse paso en la escena musical de Querétaro y todo el país.
Y es que desde su creación, este bar cultural sirvió de plataforma para las propuestas musicales de bandas locales, nacionales e internacionales de todos los géneros: desde rock, metal, punk, jazz y funk, hasta rockabilly, surf, dub, reggae, electrocumbia, son jarocho y muchas otras.
A nivel local, agrupaciones como Colmillo, Son la Cosecha, Mantis Atea, La democrática afrobeat, Pizarnikas, La Delicia de Alicia, Pachedub Collective, Jack y los Tristes, Larva, Los Pilot Cat, Exogénesis y Aliba Base reunieron a las tribus urbanas en un pequeño recinto de dos plantas, ubicado en Universidad no. 194.
Pero la música no fue lo único que transcurrió por este espacio, también fue sede de encuentros literarios con la presencia de reconocidos poetas como Julio César Cervantes “El Diablo” y José Luis de la Vega, así como de diversas organizaciones sociales.
“Gracias a todos los artistas, bandas, tríos, solistas, danzantes, pintores, dibujantes, cineastas, fotógrafos, poetas, trovadores, danzarines, expositores, performanceros, científicos; a toda la banda hardcorera, punketa, rastudos, sombrerudos, vampiros, a la banda organizada, a los que andan buscándole y haciéndola. A los que resisten.
Gracias de corazón a todas y todos los que hicieron este su espacio. Logramos mucho. Falta más. Nos vemos a la vuelta”, fue el mensaje con el que Más sabe el diablo se despidió de la comunidad en sus redes sociales, donde aún queda registro de lo importante que fue y seguirá siendo el espacio para el gremio musical underground de Querétaro y todo el país.
¿Alternativas?
Si bien las plataformas digitales han sido un tanque de oxígeno para muchas iniciativas, para otros proyectos es urgente el diseño de estrategias que permitan al gremio cultural retornar al espacio público.
Desde reducir el aforo en los recintos y equipar los espacios con arcos sanitizantes, hasta organizar eventos en espacios abiertos bajo las respectivas medidas de seguridad, son algunas de las propuestas socializadas en las redes, bajo el convencimiento de que las actividades culturales, como muchas otras, podrían realizarse cumpliendo con las normas y protocolos.
“Es necesaria hoy más que nunca una gestión responsable de los eventos, no una estigmatización y cancelación de la cultura sin argumentos sólidos”, publicó en su página de Facebook Como Suena La Escena; una organización que busca estudiar y accionar proyectos relacionados con la música, las escenas y audiencias musicales en el estado, y que ante la contingencia sanitaria, examina posibles alternativas que ayuden a aminorar el embate económico de la pandemia.
Bajo esta misión, en mayo lanzó una encuesta virtual para conocer el impacto del Covid-19 en la economía de este sector, y tras haber recabado la información, actualmente se encuentra en la fase de análisis.
Dicho diagnóstico sería el primero en realizarse en Querétaro, con el objetivo de diseñar estrategias oportunas y más apegadas al contexto socioeconómico de los artistas y proyectos musicales locales.