Los carámbanos están durmiendo,
cuelgan como cuchillos de las tejas,
su filo atraviesa la tristeza
que habita bajo los tejados.
Los témpanos acechan en la noche
la violenta lucha calor-frío,
afilan sus puntas
cual estiletes en ignición.
Y dentro de ese espacio de vida,
tendida en el futón estás
soñando con el mundo.
Nada sabes del frío
tus curvas dibujan las formas
violetas de las sábanas.
Oh, calor tan sagrado
que enciende el espacio
entre tu cuerpo y las cobijas.
Oh, silente caer de la
nieve allá afuera
destejiendo el alba.
Tus labios musitan un sueño perdido,
los copos dan forma impoluta
a los juegos nocturnos.
La aurora se asoma allá, muy lejos,
y cerca de una llama te admiro,
el silencio impera y no te despierto.