“Los Derrumbes” pareciera ser una producción frankensteiniana con un poco de todo, pero a detalle, es un fascinante mosaico narrativo con personajes ricos que se despliegan en una atmósfera sonora inmersiva y absorbente que mantiene absorto al público de comienzo a fin.
La pieza es del ensamble de música contemporánea Cronopio, que como parte del estreno presentó dos funciones en el Museo Regional de Querétaro.
Para ser una propuesta de ópera de cámara, el auditorio casi se abarrotó. Y es que por sí mismo el nombre de la pieza es atractiva: “Los Derrumbes”, ¿a qué derrumbes hace referencia? ¿Será de los físicos o de los emocionales? Para el diccionario son un fenómeno natural donde la tierra cae por falta de estabilidad o por movimientos sin control alguno. Para los asistentes posiblemente estos significaban un cambio irreparable en su interior, de esos que trastocan la percepción de las personas.
Desde el primer momento de la función se dejó evidencia de los tintes de ironía, humor negro, sátira y las verdades más crudas de nuestra existencia en su narrativa: el dolor, la tragedia, la enfermedad y la inevitable soledad. El único factor que fue un interferente entre los artistas y los espectadores fue el tema de la acústica. Los instrumentos en ocasiones devoraban los diálogos y versos de los actores en escena; sin embargo, resultaba más que evidente que se trataba de un tema del recinto más que de la calidad de la producción.
Cada uno de los participantes interpretó a un personaje de la literatura, y no en un intento de adaptación o reinterpretación, sino en un ejercicio de imaginar lo que seguiría para ellos dentro de su mismo universo.
Alejandra Díaz, quien era la única actriz del elenco, se volvió una con Circe, aquella figura de la mitología griega y sumamente conocida por ser capaz de transformar a los hombres en animales. De su interpretación emana uno de los momentos más intensos de la parte teatral de la ópera: “Cuando la vida te derrumbe, posiblemente estés pasando por el momento más emocionante de tu vida. Tal vez te estés construyendo en un personaje de la ópera”.
Cabe destacar el aporte escénico que las bailarinas Karla Álvarez y Hanna Mejía hicieron dentro de la pieza operística con sus números de danza en sincronía con la banda sonora. La particularidad de ésta ópera es que la protagonista es una actriz que no canta, cuando tradicionalmente son producciones encabezadas por cantantes que no necesariamente son actrices.
Además, pese a que la gran mayoría de los participantes son instrumentistas, todos tuvieron su momento bajo el reflector al intervenir activamente en ésta historia multidisciplinaria con diálogos y escenas, enriqueciendo totalmente el significado de la ópera.
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Dentro del elenco también destacan: Paulina Favila (cantante); Fernanda Zúñiga (viola); Karla Vasconcelos (flauta); Alejandro Díaz (guitarras); Jorge Mejía (batería); Karel Gómez (oboe); Andrés Morales (bajo y guitarra); y Alejandro Huerta (percusiones).