/ jueves 18 de febrero de 2021

Los errantes de Olga Tokarczuk

#RecomendacionesPerras

Quienes me siguen en Instagram, ya habrán leído mis primeras impresiones acerca de esta obra, la leí porque tenía un código en bookmate y no quería desperdiciarlo, y porque sí quería leerlo ¡ja!, pero la verdad, no me atrapó al instante, sin embargo, como buena consumidora con apego, dije: “¡lo termino porque lo termino!”, y así, mientras pedaleaba por las tardes mi bicicleta estática (¡según!) o regaba mis plantas pues me echaba unas paginillas diarias.

El libro del que les hablo está, por así decirlo, en boga, porque la autora es el Premio Nobel de Literatura 2018 y ya saben toda la trifulca que se armó… ¡Sí! Estoy hablando de la ahora conocida Olga Tokarczuk (1962), ella es la segunda escritora polaca que lo recibe y según la academia sueca, obtuvo el Nobel “por una imaginación narrativa que con pasión enciclopédica representa el cruce de fronteras como una forma de vida”.

Cuando la premiaron solo tenía dos obras traducidas al español, “Sobre los huesos muertos” y la que recomendaré el día de hoy: “Los errantes”, supongo que para estas fechas ya van a encontrar muchas más en los estantes de cualquier librería de confianza.

*

“… lo he intentado muchas veces, pero mis raíces nunca fueron lo suficientemente profundas… no he sabido germinar, no me nutro de la savia de la tierra…”

*

Yo quería leer “Los errantes” porque tenía un lejano entendido que hablaba de viajes y a mí me encanta viajar, de hecho, tengo la tradición de hacer mi “libro de viaje” en Facebook y ahí dizque escribo las trivialidades que me ocurren en lugares lejanos a mi cotidianidad, pero como dije al principio, los errantes es esto, pero no, la verdad es que lo sigo digiriendo porque me parece que es un híbrido, ya que encontramos textos autobiográficos, pero también ensayos filosóficos, y bitácora de viaje, cuentos, anécdotas, además hay mapas y dibujos, y así como lo narro, podría generarse la sensación que aquello es un desorden sin pies ni cabeza, pero no.

Todas estas narraciones que parecen aisladas, se van entrelazando para formar un todo y entonces darle un sentido. No sé si así lo pensó en realidad la autora o fue un acomodo magistral del editor, pero ¡dieron en el clavo!

Leí por ahí que Olga dice: “Es un escándalo que [el cuerpo] sea tan frágil y delicado… el alma no sirve de gran cosa, pero cada cuerpo es precioso e irrepetible”, entonces pienso en todos los cuentos que involucran la taxidermia y todo cobra sentido, y eso me emociona porque nos invita a hacernos conscientes de nuestro propio cuerpo, de lo frágil que es. Al final, el cuerpo es nuestra única herramienta o medio para interactuar con el mundo, pero pocas veces nos percatamos que cada instante se deteriora y de lo frágil y efímero que es… que somos.

*

“… Pensó en que nadie nos había enseñado a envejecer, que no sabíamos cómo era. Cuando somos jóvenes, nos parece que la enfermedad solo se ceba con otros. Nosotros en cambio, por razones no del todo claras, permaneceríamos jóvenes. Tratamos a los viejos como si fueran ellos mismos los culpables de su deterioro…”

*

También impresiona la capacidad de observación, casi microscópica. Cuando leía los relatos, no podía dejar de imaginármela, ahí sentada plácidamente en algún lugar de un aeropuerto o de una calle, o en algún lugar del mundo, disfrutando ver la vida pasar mientras, sin darse cuenta, registraba cada mínimo detalle de cada persona, de cada situación, ¡impresionante! Pienso que eso es un don, o una obsesión, o tal vez solo busca algo, tal vez solo busca respuestas, ¿a qué? ¡No lo sé! Solo sé que ella estudió psicología en una universidad establecida sobre las ruinas del antiguo gueto judío, creo que eso nos puede decir algo.

¡No sé! siento que entre más “analizo” este libro, más me gusta, más cosas encuentro en él para identificarme, más preguntas se me generan… ¿Por qué viajo? ¿Quién soy mientras viajo? ¿La misma que pasa horas frente a la computadora u otra? ¿Hasta cuándo mi cuerpo me permitirá viajar?, etcétera…

Sin duda, está claro, los invito a que lo lean, es una obra que nos invita a traspasar fronteras, pero no físicas, esas que tenemos muy en lo profundo, que nos permitirán saber algo más de nosotros mismos.

Esta vez no tengo el Instagram de Olga, pero les dejo el código de Bookmate por si quieren intentarlo, ojalá aún sea válido: REESCRITURAS, les da un mes gratis, que perfectamente les alcanza para leer esta maravilla.

¡Nos leemos la siguiente quincena!

Quienes me siguen en Instagram, ya habrán leído mis primeras impresiones acerca de esta obra, la leí porque tenía un código en bookmate y no quería desperdiciarlo, y porque sí quería leerlo ¡ja!, pero la verdad, no me atrapó al instante, sin embargo, como buena consumidora con apego, dije: “¡lo termino porque lo termino!”, y así, mientras pedaleaba por las tardes mi bicicleta estática (¡según!) o regaba mis plantas pues me echaba unas paginillas diarias.

El libro del que les hablo está, por así decirlo, en boga, porque la autora es el Premio Nobel de Literatura 2018 y ya saben toda la trifulca que se armó… ¡Sí! Estoy hablando de la ahora conocida Olga Tokarczuk (1962), ella es la segunda escritora polaca que lo recibe y según la academia sueca, obtuvo el Nobel “por una imaginación narrativa que con pasión enciclopédica representa el cruce de fronteras como una forma de vida”.

Cuando la premiaron solo tenía dos obras traducidas al español, “Sobre los huesos muertos” y la que recomendaré el día de hoy: “Los errantes”, supongo que para estas fechas ya van a encontrar muchas más en los estantes de cualquier librería de confianza.

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“… lo he intentado muchas veces, pero mis raíces nunca fueron lo suficientemente profundas… no he sabido germinar, no me nutro de la savia de la tierra…”

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Yo quería leer “Los errantes” porque tenía un lejano entendido que hablaba de viajes y a mí me encanta viajar, de hecho, tengo la tradición de hacer mi “libro de viaje” en Facebook y ahí dizque escribo las trivialidades que me ocurren en lugares lejanos a mi cotidianidad, pero como dije al principio, los errantes es esto, pero no, la verdad es que lo sigo digiriendo porque me parece que es un híbrido, ya que encontramos textos autobiográficos, pero también ensayos filosóficos, y bitácora de viaje, cuentos, anécdotas, además hay mapas y dibujos, y así como lo narro, podría generarse la sensación que aquello es un desorden sin pies ni cabeza, pero no.

Todas estas narraciones que parecen aisladas, se van entrelazando para formar un todo y entonces darle un sentido. No sé si así lo pensó en realidad la autora o fue un acomodo magistral del editor, pero ¡dieron en el clavo!

Leí por ahí que Olga dice: “Es un escándalo que [el cuerpo] sea tan frágil y delicado… el alma no sirve de gran cosa, pero cada cuerpo es precioso e irrepetible”, entonces pienso en todos los cuentos que involucran la taxidermia y todo cobra sentido, y eso me emociona porque nos invita a hacernos conscientes de nuestro propio cuerpo, de lo frágil que es. Al final, el cuerpo es nuestra única herramienta o medio para interactuar con el mundo, pero pocas veces nos percatamos que cada instante se deteriora y de lo frágil y efímero que es… que somos.

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“… Pensó en que nadie nos había enseñado a envejecer, que no sabíamos cómo era. Cuando somos jóvenes, nos parece que la enfermedad solo se ceba con otros. Nosotros en cambio, por razones no del todo claras, permaneceríamos jóvenes. Tratamos a los viejos como si fueran ellos mismos los culpables de su deterioro…”

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También impresiona la capacidad de observación, casi microscópica. Cuando leía los relatos, no podía dejar de imaginármela, ahí sentada plácidamente en algún lugar de un aeropuerto o de una calle, o en algún lugar del mundo, disfrutando ver la vida pasar mientras, sin darse cuenta, registraba cada mínimo detalle de cada persona, de cada situación, ¡impresionante! Pienso que eso es un don, o una obsesión, o tal vez solo busca algo, tal vez solo busca respuestas, ¿a qué? ¡No lo sé! Solo sé que ella estudió psicología en una universidad establecida sobre las ruinas del antiguo gueto judío, creo que eso nos puede decir algo.

¡No sé! siento que entre más “analizo” este libro, más me gusta, más cosas encuentro en él para identificarme, más preguntas se me generan… ¿Por qué viajo? ¿Quién soy mientras viajo? ¿La misma que pasa horas frente a la computadora u otra? ¿Hasta cuándo mi cuerpo me permitirá viajar?, etcétera…

Sin duda, está claro, los invito a que lo lean, es una obra que nos invita a traspasar fronteras, pero no físicas, esas que tenemos muy en lo profundo, que nos permitirán saber algo más de nosotros mismos.

Esta vez no tengo el Instagram de Olga, pero les dejo el código de Bookmate por si quieren intentarlo, ojalá aún sea válido: REESCRITURAS, les da un mes gratis, que perfectamente les alcanza para leer esta maravilla.

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