Lumbre entre las hojas, voces femeninas cargadas de fuerza e inspiración

El séptimo encuentro de mujeres escritoras y creadoras, orquestado por la poeta Martha Favila, volvió a reunir a quienes ven en las páginas, el espacio para abrir sus sentimientos e impulsar a otros a aventurarse por el camino de las letras

Donna Oliveros

  · miércoles 29 de mayo de 2019

Fotos: Donna Oliveros y Fernando Reyes

Como el rumor de un millón de hojas, 40 escritoras mexicanas se embarcaron en una cruzada cultural por los 18 municipios de Querétaro, para difundir y promover la lectura y la creación literaria en cada rincón del estado.

Además de Querétaro, poetas y narradoras de Guanajuato, San Luis Potosí, Aguascalientes, Michoacán, Jalisco, Colima y Nayarit, acudieron al llamado para este séptimo encuentro regional de escritoras, que bajo el apelativo de “Lumbre entre las hojas”, ha buscado visibilizar y difundir la literatura hecha por mujeres.

“En La arboleda de Octavio Paz se habla de un fuego que no se ve, que está oculto; de una lumbre pequeña entre las hojas. Mas o menos así era la literatura queretana, la escrita por mujeres (…)”, dice Martha Favila, poeta y coordinadora estatal de Bibliotecas Públicas de Querétaro, quien desde el 2013 se ha encargado de promover e impulsar este encuentro en el estado.

Sonriente, recuerda que la primera edición fue realizada en el marco del Día de la Mujer, en Plaza de Armas, donde cerca de 13 autoras queretanas se congregaron para hacer lectura de su obra. “Pensé que iba a ser debut y despedida, pero al siguiente año, cuando se iba acercando el 8 de marzo, varias colegas me empezaron a llamar para saber cuándo les iba a llegar su invitación al encuentro”.

Como poeta, Favila entiende lo difícil que ha sido para sus homólogas abrirse paso en el ámbito literario, y reconocerse en él como escritoras. Tan solo hace treinta años, cuando ella comenzó a sacar sus primeros textos, afirma que en los talleres literarios que se organizaban en la ciudad, pocas eran las que se inscribían, y todavía menos, las que asumían esta labor de manera profesional.

Fotos: Donna Oliveros y Fernando Reyes

No obstante, la autora de “Después de la lluvia” asegura que con el tiempo esto ha cambiado, y que cada vez es más normal y sorprende menos, leer en la solapa de la portada de un libro el nombre de una mujer. Además, asegura que este encuentro ha figurado como “un detonador de vocaciones”, no solo para que más mujeres se atrevan a bosquejar unas líneas sobre papel, sino también para que toda la gente, sin importar su lugar de origen, profesión o edad, se anime a desempolvar sus textos o a sacarlos del último cajón del ropero, para compartirlos con el otro.

“Cuando faltan los adjetivos comienzan los golpes. Cuando la ciudadanía tiene el recurso del lenguaje, baja la violencia. Además, descubrir el goce estético en cualquier tipo de arte, y en la literatura en específico, es encontrar un camino y una explicación de nuestra permanencia en el mundo. La poesía y la literatura en general… salva”, asevera.

“Escribir es hacer memoria”, Adela González

“¿Quién me compra una naranja para mi consolación?”, es un poema de José Gorostiza que Martha Favila recuerda con gran aprecio, pues aunque asegura que a los ocho años apenas podía comprender el mensaje de estos versos, la musicalidad de las palabras la entristecía profundamente.

“Era una niña muy cursi, y muy sufridora (risas) y ¡qué bueno!, porque eso me permitió ser una persona más sensible, y ¡lo adoraba! Yo también necesitaba que alguien me comprara una naranja para mi consolación”, relata.

Al igual que Favila, en cada presentación las autoras compartieron con el público, sus experiencias con la literatura, coincidiendo en que sus primeros acercamientos fueron en la niñez. “De niña mi hermana mayor me leía cuentos clásicos de Andersen, los hermanos Grimm y Perrault. Lo hacía sin saber que eso se iba quedando en la memoria y en el cuerpo”.

Fotos: Donna Oliveros y Fernando Reyes

De ahí que este encuentro esté dirigido principalmente a jóvenes, a quienes buscan acercar a la literatura no solo como lectores, sino como creadores, “porque escribir es hacer memoria”, asevera la escritora Adela González, en la Biblioteca Pública Municipal del municipio de Huimilpan, donde al lado de Krishna Naranjo (Colima), Dalinda Sandoval (Nayarit), Jeanne Karen (San Luis Potosí) y Diana Ferreyra (Michoacán), fue recibida por estudiantes del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Querétaro.

“Yo tenía el prejuicio de que eran muy pocas (escritoras), sin embargo me doy cuenta que son muchas. (…) Para mí, son orgullo y un motivo para escribir”, expresa una joven de 15 años al término de la presentación, momento que varios jóvenes aprovecharon para compartir con las autoras, sus propios textos.

“Con este libro me descubrí como escritora”, Dalinda Sandoval

“Obreras deshilando ausencias” es un libro de la nayarita Dalinda Sandoval; cinematógrafa mexicana, que a través de una investigación sobre las trabajadoras de la fábrica textil de Bellavista, involucradas en lo que ella considera el primer movimiento obrero del país, se descubrió como escritora.

“Con este libro me descubrí como escritora. ¿Por qué no lo hice antes? Digamos que no tuve quien me encaminara a ello; desde siempre me ha gustado escribir, pero no hubo alguien que me dijera: ‘lo estás haciendo bien’, entonces siempre busqué otras artes en donde sí se reconociera mi trabajo”, platica.

Fotos: Donna Oliveros y Fernando Reyes

Por esta razón, la también docente e investigadora de la Universidad Autónoma de Nayarit, considera importante que los demás estados de la República tomen como ejemplo a Querétaro, y así generen sus propios encuentros culturales, con los que las mujeres se animen a escribir y visibilizar su trabajo, en temas que generalmente no son abordados por la historiografía oficial.

Originalmente Sandoval inició esta investigación para un documental que también produjo, con el que recupera las voces de 17 mujeres ex obreras, que “nadie había tomado en cuenta; no les habían hecho una entrevista o preguntado cómo era la fábrica cuando ellas estaban, y menos sobre esta lucha que, se dice, fue el primer movimiento huelguista en México, y estuvo liderado por mujeres”.