Desde hace diez años, María Guadalupe Campos Cabrera incursionó en el mundo de la fotografía. Ha participado en diversas exposiciones donde muestra autorretratos, secuencias sobre el ciclo de la vida e incluso algunos cuentos de princesas.
Adquirió discapacidad en 2010, cuando debido a un tumor cerebral perdió la vista por completo. Fue ahí, desde la ceguera, que aprendió otra forma de ver al mundo.
Lupita, como la llaman familiares y amigos, recuerda la primera vez que la invitaron a un taller de fotografía para personas ciegas, cuando ella tomaba clases regulares en la Escuela de Ciegos de Querétaro, y reconoce que aceptó tomar el taller, aunque con incredulidad. “¿Cómo un ciego puede tomar fotografías?”, pensaba.
Pero fue en ese primer taller donde descubrió la técnica “light painting” (pintar con luz), y quedó prendada para siempre de ese método.
“Ahí descubrí que la imaginación no es ciega, que yo puedo ver a través de la fotografía, puedo contar historias, expresarme a través de eso. La técnica de “light painting” es la que más me gusta. es mi favorita. Aunque la verdad, aquel día cuando salimos todos de la escuela de ciegos, agarrados uno detrás de otro yo pensaba que eso de los fotógrafos ciegos no existían, era algo que desconocía por completo”.
Desde entonces, con la mayor frecuencia posible, Lupita Campos entra al cuarto oscuro, prepara el escenario que ella ve en su interior y que busca reflejar a los videntes. Con sus manos inspecciona los detalles, la postura de su modelo, lo largo de las prendas, la altura en la que debe estar la mesa, la silla o el florero.
Cuando el escenario está listo, las luces se apagan para los demás, pero se encienden para la fotógrafa, que colorea su alrededor con una pequeña linterna sostenida entre sus manos.
Minutos después la fotografía está lista. Y la autora, Lupita, escucha el resultado, algún amigo o familiar describe la foto que acaba de tomar: “hay una pequeña niña, vestida de princesa, con la mirada hacia el horizonte” le dicen, y Lupita confirma que a través de la fotografía videntes y personas ciegas ven el mismo mundo.
Aunque el “light painting” es su técnica favorita, Lupita Campos también es aficionada a tomar fotos con “timer” (temporizador), pues de esta forma capta la esencia real de las cosas o el lugar que en ese momento quiere retratar.
“Me encanta el timer porque retrata la esencia de los lugares, así pasó con mi foto llamada ‘Mi pueblito’, quería yo retratar la iglesia y gusto en el momento en que la cámara hizo clic, una persona pasó por enfrente y quedó plasmada la verdadera esencia del lugar, la gente que vive ahí, lo que hace, cómo se ve”, comenta la fotógrafa.
Aunque Lupita ahora vive plena y orgullosa de las fotografías que ha creado. Reconoce que aceptar la ceguera fue un proceso doloroso, del que pudo salir airosa gracias a su pasión que ahora es la fotografía. Por eso, aprovecha toda oportunidad de mostrar su trabajo y llevar su mensaje a la mayor cantidad de personas posible, “la fotografía desde la ceguera sí existe”.
Naturaleza Perfecta
Campos es una de las artistas invitadas en la Octava Edición del Festival Oxímoron y este martes 11 de enero a las 19:00 horas en el Centro Queretano de la Imagen, inaugura su primera exposición individual llamada “Naturaleza perfecta”, compuesta por cuatro obras en las que se muestra un árbol humano que es la propia Lupita; la secuencia habla de las cuatro estaciones del año que también representan el ciclo de la vida y su proceso de aceptación de la ceguera.
““Naturaleza perfecta'' la inauguro con mucha emoción, después de un año muy difícil por la pandemia, es una exposición que me recuerda que el ciclo de la vida sigue, que la naturaleza es perfecta, como lo es la vida misma”, comenta Campos.