Mujeres de la limpieza: como norma general, no trabajéis para las amigas. Tarde o temprano se molestan contigo porque sabes demasiado de su vida. O dejan de caerte bien, por lo mismo

Hoy quiero hablarles de Lucia Berlin ¡porque la tengo fres-que-ci-ta! Acabo de terminar uno de sus libracos.

Lucia Berlin nació en Alaska en 1936, su padre fue un ingeniero de minas y eso le permitió, a ella y a su familia, vivir en diversos lugares de Estados Unidos, incluida la casa de sus abuelos maternos, y finalmente en Santiago de Chile. Ahí aprendió a hablar español y gozó una vida llena de opulencia y rodeada de personalidades, que en un futuro le ayudarían a construir a muchos de sus personajes, como el príncipe Ali Khan y su madre alcohólica. A los diez años, Lucia fue diagnosticada con escoliosis, una deformación en la espalda que la acompañaría de por vida y la obligaría a usar –a menudo– un corsé de acero.

A los 18 años, Lucia decidió ir a estudiar a la Universidad de Nuevo México, donde se rodeó de novelistas prestigiados y donde conoce a su primer marido, con quien tiene sus dos primeros hijos. Él la abandona y ella se casa dos veces más; toma el apellido Berlin de su tercer marido, quien era un hombre rico y carismático pero heroinómano, y tiene dos hijos más con él.

Una vez que se divorcia de su último marido, ella decide no volver a casarse y se desempeña en diversos trabajos mientras criaba a sus cuatro hijos y luchaba, al igual que su madre, con su alcoholismo; fue maestra de secundaria, recepcionista de hospital, mujer de limpieza, asistente médica y telefonista, entre otros.

Durante 1991 y 1992, Lucia vivió en México acompañando a su hermana, quien moría de cáncer. Después de eso, es reclutada como profesora asociada por la Universidad de Colorado y en 2001 se muda al sur de California para estar cerca de sus hijos, ya que sus problemas de salud se intensificaron. Lucia muere en 2004 en Marina del Rey.

¿Por qué les cuento todo esto de Lucia? Porque es una antesala de lo que encontrarán en su libro “Manual para mujeres de la limpieza”, que es la #RecomendaciónPerra de la semana. Este libro se publicó en 2015 por Farrar, Straus and Giroux con éxito rotundo, fue nombrado uno de los mejores 10 libros de ese año por el New York Times.

La verdad es que tenía mis dudas en leer este libro, porque soy un poco “anti-best sellers”, por llamarlo así, tengo la limitante de pensar que son libros que no proponen nada y que solo están en el mercado porque hay un interés más allá del económico de por medio, pero fue una propuesta del club de lectura al que pertenezco y me fue casi imposible negarme.

Inicialmente creí que era una novela, pero no, son cuentitos, y por esa razón decidí leerlo como rayuela… ¡Error! Si bien los cuentos no son consecutivos, hay algo en la atmosfera que los centra en ciertas épocas que describe la autora, que parecieran interrelacionados. El trabajo del editor fue minucioso y genera la sensación de que los textos van creciendo a la par con Lucia. Así que, aunque sean cuentos, léanlos como son propuestos. ¡No sean como yo!

Este libro no genera eso que en el bajo mundo de la lectura llamamos (¡o eso creo!) “empacho de cuentos”, que es esa sensación que resulta cuando lees un libro de cuentos de corrido y eventualmente sientes que estas leyendo el mismo una y otra vez. La verdad, es que Lucia lleva su vida, que ya vimos que no fue nada común, a los cuentos, yo hasta pienso que más que cuentos son una especie de diarios o crónicas, y nos relata cosas que vivió y sintió en diferentes épocas. Vamos de una niña que le ayuda a su abuelo alcohólico a sacarse los dientes a mitad de la noche, para pasar a una veinteañera que abandona a su pareja para huir con su nuevo amante y sus dos hijos a Acapulco; para seguir con una mujer de mediana edad que nos dice que la soledad es un concepto anglosajón, porque en México nunca se puede estar solo…

“… En Ciudad de México, si eres el único pasajero en un autobús y alguien sube, no solo se sentará a tu lado, sino que se recostará en ti…”

Yo siempre recomiendo cuentos a las personas que se inician en esta experiencia de leer por placer, y Berlin no es la excepción, es una autora fácil en su narrativa, muy realista, y por lo tanto, puedes palpar su diversión, melancolía y nostalgia en cada uno de sus párrafos.

Este libro lo edita Alfaguara en su versión en español desde 2018, son 43 cuentos distribuidos en sus más de 400 páginas, y cada uno de ellos vale la pena. Les aconsejo que salten directo al cuento uno y no lean el prólogo, siento que se pierde cierta magia y hay muchos más spoilers que los que ya les pude haber hecho en esta columna.

Berlin publicó 77 cuentos durante su vida, algunos a nombre de Lucia Newton, apellido de su segundo esposo, y casi todos están reunidos en este y los otros dos compilados “Bienvenida a casa” (2018) y “Una noche en el paraíso” (2018), no los he leído aún, pero podría asegurar que son igual de buenos.

Se rumora que Pedro Almodóvar planea adaptar cinco de los cuentos de Manual para mujeres de la limpieza a un guion que llevará a la pantalla grande, pero mientras llega ese día, les aconsejo busquen el libro en su librería de confianza, sí es una librería independiente, ¡qué mejor!

Por cierto, no quiero arruinarles la reflexión que nos deja Berlin en su último cuento, porque sería muy injusto de mi parte, así que voy a esperar que lo disfruten, lo descubran solos y luego me cuenten … ¡Nos vemos la próxima semana con otra #RecomendaciónPerra!