Una velaria en forma de sombrero charro cubre la Plaza Santa Cecilia. Debajo de la estructura conviven un colorido mural en el que se ve a un mariachi tocando su guitarra, y un altar dedicado a Santa Cecilia, la patrona de los músicos.
Conocido también como la Plaza del Mariachi, el lugar es un punto de reunión de tríos, grupos norteños y mariachis que ofrecen sus servicios a los enamorados y a quienes deseen amenizar un festejo familiar o simplemente, endulzar sus tímpanos con algún clásico del repertorio musical mexicano.
Han pasado meses desde que el lugar volvió a abrir sus puertas después de una larga remodelación; sin embargo, su panorama sigue luciendo desangelado y con dos, tres, cuatro músicos caminando en círculos con sus instrumentos a cuestas, esperando que alguien se acerque a pedirles una canción.
Los sonidos de la maquinaria pesada en la 5 de Febrero han suplido los característicos rasgueos de guitarra y cantos de los músicos, quienes pese a no contar con la misma demanda de antes– por los trabajos en esta arteria de la ciudad–, se mantienen impecables con su elegante traje, listos para la ocasión.
Dentro de una Safari roja aguarda un grupo de ocho músicos. Su líder se mantiene con un pie fuera de la camioneta, esperando la llegada de algún cliente mientras los demás pegan los ojos en el celular.
Ellos forman parte del mariachi Los Caporales de Querétaro. La mayoría son de Guanajuato y viven en ese estado, por lo que tras la última tocada, toman camino de regreso.
Desde el miércoles comienza el trajinar a Querétaro, dice el violinista Noé Sánchez, pero el sábado “es el día bueno”, los demás son principalmente para agendar eventos para ese mismo día, asegura el músico de 45 años.
“El día que trabajamos más son los sábados, entre semana llega la gente a contratarnos precisamente para ese día o para otras fechas (…) En promedio podríamos decir que trabajamos diez horas a la semana, pueden ser más o menos”, asevera.
Sin embargo, el violinista lamenta que las contrataciones hayan disminuido considerablemente en los últimos años; primero por la pandemia de Covid- 19, luego por la remodelación del espacio, y ahora por las obras de 5 de Febrero.
“Cuando se renovó la plaza, y la gente supo que ya estaba abierta de nuevo, empezó a venir gente y ya se veía más movimiento. Llegaban a que les tocáramos aquí, eso les gusta mucho. Pero cuando comenzaron con las obras aquí (5 de Febrero), a la gente se comenzó hacer más cómodo meterse a las redes sociales y encontrarnos.
“Ahora es en redes sociales donde circula más el trabajo, aquí ya casi no, por eso la mayoría de mariachis ya no vienen porque saben que no llega el trabajo acá, no se si algún día llegue a desaparecer este lugar por lo mismo”, lamenta.
Ante esta situación, Noé Sánchez lamenta que el gobierno queretano no de publicidad al espacio.
“El gobierno no da nada de publicidad al mariachi, nada. Es algo que tienen olvidado prácticamente. Si hacen eventos culturales, al mariachi nunca lo incluyen. Realmente no se cómo nos vea el gobierno (…) Sí, arreglaron esta plaza, pero yo creo que la renovación la hicieron para que se pareciera a lo que van a hacer allá– dice señalando 5 de Febrero–, creo que por eso fue”.
A propósito del Día Internacional del Mariachi, que se celebra cada 21 de enero desde el 2004, el violinista invitó al público a mantener viva esta expresión que es considerada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
Detalló que, en promedio, un grupo cobra 4 mil 500 pesos por una hora de servicio, cifra que dividen entre los integrantes, y que les permite continuar con su labor por generaciones.
“Afortunadamente aún se puede vivir de esta labor (…) yo creo que va a pasar mucho tiempo para que el mariachi deje de existir.
“Sigan apoyando la música de mariachi, porque si vemos con el tiempo que no sale suficiente, a lo mejor los jóvenes que nos siguen verán que no hay trabajo, y se irán a otro aunque no les guste”.
“Ha cambiado mucho el repertorio”
De unos años para acá, la gente contrata a los mariachis para amenizar cumpleaños en los domicilios, asevera Noé Sánchez.
“La gente nos contrata mucho para cumpleaños en eventos particulares, en salones es muy poquito; ya casi nada para quinceañeras, bodas… ya es muy raro”, dice, y asevera que posiblemente se deba a la economía de las familias.
Sin embargo, agrega, no solo eso ha cambiado en su quehacer. Afirma que también el repertorio ha cambiado, y que las canciones que hace 20 años les pedían, muchas de ellas incluso han sido olvidadas por el público.
“De 20 años para acá ha cambiado mucho el repertorio. Muchas de las canciones de Javier Solís que pedían ya no las piden, de José Alfredo Jiménez tampoco. Ahorita lo que suena es de Alejandro Fernández, Luis Miguel y últimamente de Christian Nodal. Ha cambiado mucho el repertorio. Antes se tocaban muchas polcas, sones y música semiclásica… ahorita nadie las pide, solo lo más conocido como Hermoso cariño, Gema, Si nos dejan.
“Canciones como La Bikina y Sabes una cosa sobreviven porque Luis Miguel fue quien las regresó al gusto de la gente; los jóvenes las escuchan con los artistas nuevos y creen que son nuevas también. Y como son buenas canciones, pues les gustan… por eso no pasan de moda. Alejandro Fernández y Luis Miguel son artistas que pueden hacer que una canción vieja le guste a la gente de hoy”, asiente el violinista.
Sobre la Plaza del Mariachi
- La remodelación comenzó en septiembre de 2021
- Se invirtieron 45 millones de pesos
- Su objetivo es promover y difundir la música tradicional mexicana
- El espacio también cuenta con un área de enseñanza
