Como es arriba es abajoHermes
Melancolía es una película coproducida por Alemania, Dinamarca, Francia y Suecia ( 2011), del director Lars von Trier. La cinta comienza con la impresionante obra maestra de Richard Wagner el Preludio de su ópera Tristan e Isolda, pieza que manifiesta su poder y arte abriendo desde los créditos para instaurar de entrada, en nuestra mente y sentimientos, un entorno melancólico, triste, meditativo. Una banda sonora elegida con maestría por el director con la cual va a conducir al espectador durante toda la película con ese tono sombrío, oscuro, enigmático, misterioso. El leitmotiv aparecerá en escenas clave cada vez con más fuerza, arrinconando al espectador. Esta ópera, Tristán e Isolda, cuenta una tragedia de la mitología celta, una historia de amor de raíces muy añejas, variadas y ancestrales, que da base firme a lo que von Trier nos narrará. La película trata también de una historia de amor envuelta en un ambiente trágico, muy influida por los planteamientos del filósofo Arthur Schopenhauer.
Con tan impactante obra el director nos atrapa desde el principio en el derrumbe total que rodea esta trama, quedamos envueltos en un ambiente que va a pasar por toda una gama de sentimientos como la angustia, el miedo, la pesadilla, así como por el insondable misterio del amor como posibilidad única ante la melancolía, la depresión, la tristeza, la ansiedad, el suicidio y la muerte. La extinción.
En la película Melancolía no hay final feliz, no hay salida para el miedo, sólo en algún momento se dibuja una esperanza que se pierde ante la realidad de los eventos por venir. No hay piedad con el espectador, se le inunda con un abanico de sentimientos opresivos y angustiantes. Un planeta errante, llamado Melancholia, se acerca amenazante hacia la Tierra. En un principio se cree que sólo pasará cerca, pero no, poco después se comprueba que viene directo hacia nuestro planeta con todo lo que esto significa.
Pero, el riesgo que corre la Tierra por ese planeta errante que se acerca poco a poco, peligrosamente, podría llevar a preguntarnos para qué quieres la vida, ¿acaso para hacer de ella un desorden permanente de desagradecimiento, ira, celos, pleitos, envidia? ¿Estás captando toda esa dimensión de lo maravilloso que es cada evento que vives, de cuán hermosas son las flores, un fruto, el aire, el sol, el planeta, el agua, el viento, el cosmos, el universo? ¿Te das cuenta dónde estás parado? O ¿acaso crees que tendrás tiempo de corregir tu ceguera y sordera cuando el shock y la amenaza de extinción estén ya encima? Hasta ese grado ha llegado el autoengaño de quienes ni teniendo la muerte y la desaparición encima pueden corregir su rumbo. A veces, parece que los pesimistas tienen razón: el ser humano no tiene remedio. Aunque no se puede ni se debe generalizar, de hecho existen todo tipo de seres humanos. ¿Puedes tomar conciencia y darte cuenta de la dimensión sagrada, milagrosa, asombrosa que la vida tiene? Si no es aquí dónde, si no es ahora cuándo. No hay que esperar a que un planeta vagando en el espacio venga a chocar contra el nuestro para darnos cuenta y despertar. Darse cuenta qué es la propia vida, sí, la tuya, la que está permanentemente en la tabla de la incertidumbre, la que puede seguir o desaparecer en el momento menos pensado, y no necesitas que un planeta dislocado se acerque. La posibilidad de cambiar está exactamente plantada en este momento frente a ti. Ese es el reto.
La amenaza de una catástrofe planetaria ocasionada por la caída de un aerolito es real, posible, pues aunque vivimos en un cosmos que deja ver la gran armonía existente, también habita el caos y la incertidumbre. Es posible que un evento cósmico totalmente fuera de nuestro control suceda. De hecho, este tipo de eventos ya han pasado y podrían volver a suceder. Hace 66 millones de años un aerolito gigantesco se impactó contra lo que hoy es la península de Yucatán, creando una situación caótica que trajo consecuencias desastrosas para el planeta, entre otras, terremotos de enorme dimensión y la desaparición de los dinosaurios. “Se estima que el tamaño del bólido era de entre 10 y 18 km de diámetro y que el impacto pudo haber liberado unos 400 zettajulios (4 × 1023 julios) de energía, equivalentes a 100 teratones de TNT (1014 toneladas).3435 El evento de Chicxulub fue, por tanto, dos millones de veces más potente que la Bomba del Zar, el mayor dispositivo explosivo creado (y probado) por el hombre, con una potencia de 50 megatones.36 Incluso la mayor erupción volcánica explosiva que se conoce —la que creó la Caldera de La Garita en Colorado, Estados Unidos— liberó aproximadamente 10 zettajulios, lo que es significativamente menos poderoso que el impacto de Chicxulub.”
Ha que recordar también lo que sucedió en Siberia en 1908: “El bólido de Tunguska (Тунгусский метеорит, Tungusky meteórit) (también, evento de Tunguska) fue una gran explosión que ocurrió cerca del río Podkamennaya Tunguska en la gobernación de Yeniseysk (ahora Krai de Krasnoyarsk), Rusia, en la mañana del 30 de junio de 1908 (NS).12 La explosión sobre la taiga siberiana oriental escasamente poblada aplastó aproximadamente 80 millones de árboles en un área de 2 150 km² de bosque, y los informes de testigos sugieren que al menos tres personas pudieron haber muerto en el evento.34567 La explosión generalmente se atribuye a la explosión de aire de un meteoroide. Se clasifica como un evento de impacto, aunque no se haya encontrado nunca un cráter de impacto; se cree que el objeto se desintegró a una altitud de 5 a 10 kilómetros en lugar de haber golpeado la superficie de la Tierra.”
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