Improvisar, eso lo que muchos artistas han tenido que hacer tras la declaración de la emergencia sanitaria por Covid-19. Y es que desde marzo, las principales actividades de este sector se mantienen paralizadas, lo que ha llevado a muchos a incursionar en nuevos campos económicos y, en el mejor de los casos, a invertirlo todo en sus propios proyectos. Este es el caso de Melissa Sue, una joven escultora que desde hace un par de meses promueve su trabajo a través de plataformas.
Antes de la pandemia, la artista queretana dividía su tiempo entre su labor como modelo para otros artistas y como creadora, siempre enfocada en su propia propuesta. Sin embargo, tras la contingencia sanitaria las solicitudes para modelar disminuyeron y los números rojos comenzaron a aparecer en su cuenta.
Como estrategia, Sue decidió apostarlo todo a su proyecto escultórico y montar su propio taller en casa, para lo cual necesita reunir una gran suma, pues tan solo el costo de un torno de alfarería oscila entre los 15 mil y 30 mil pesos.
Bajo este objetivo, la artista se ha aproximado a artesanos locales y de otros estados, quienes por el momento le rentan estas herramientas y facilitan insumos como el mismo barro.
“Tengo contacto con un señor alfarero en Querétaro, ha sido muy bueno conmigo, me ha estado rentado su horno que es en donde hago mis quemas. Aunque ha sido difícil por la pandemia, tengo mucho que agradecerle a la gente”, expresa.
En la entrevista, Sue reflexiona sobre su labor y afirma que aunque la contingencia sanitaria ha hecho más difícil la venta de su obra, ahora tiene más tiempo para crear. De dedicarle 1 a 2 horas a su pasión, actualmente trabaja alrededor de ocho horas todos los días, debido también al éxito que han tenido sus creaciones en las redes, pues su concepto gira en torno a los perros como fieles amigos, animales totémicos e incluso alter egos.
“Hay algunas (esculturas) donde incluso soy yo. A veces creo que no soy humana sino más bien un perro. De hecho, hace mucho tiempo me pidieron que hiciera un autorretrato y yo hice un perro”, recuerda entre risas.
Su propuesta consiste en piezas únicas que pueden usarse como ceniceros, maceteros e incluso, como cántaros de agua; además, confiesa que las ha inspirado en sus propias mascotas y algunas otras, simplemente surgen en el momento.
En este proceso de creación, afirma que el barro cobra vida, incluso asegura que a veces se pone rejego y se resiste al boceto. Justo es en ese momento cuando ella decide platicar con el material, sintiendo en el diálogo las formas y los rasgos de sus nuevas esculturas.
Aunque la egresada de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Autónoma de Querétaro nunca ha expuesto su obra de manera individual, asevera que esta es otra forma de mostrar lo que puede hacer con su arte.
Y es que más allá de lo estético y lo místico de sus creaciones, Sue busca poner sobre la mesa la importancia que tienen los perros para la sociedad, con el objetivo de propiciar en ese camino la reflexión y consciencia en torno a su cuidado.
“Quiero mostrar perritos felices que han tenido la oportunidad de pertenecer a una familia”, comparte mencionando que algunos de sus clientes incluso han solicitado el retrato escultórico de sus acompañantes perrunos.
Para solicitar una escultura personalizada o conocer la propuesta estética de la autora puede seguirse la cuenta de Facebook @Melissa Sue Acevedo Baltazar.