Si un lugar puede definirse como lugar de identidad, relacional e histórico, un espacio que no puede definirse ni como espacio ni como identidad ni como relacional e histórico definirá un no lugar
Augé: 1992
El monumento a la Bandera se encuentra en la esquina de la Avenida Tecnológico y Miguel Hidalgo poniente. Les invito para que juntos habitemos este espacio a través del tiempo.
Ficciones
Al poniente de la ciudad de Querétaro donde crecían cardos, nopales, biznagas y órganos; algunos matorrales y huizaches destacaba un promontorio llamado Cerro de las Campanas (lugar de rituales prehispánicos y marcador solar). En el imaginario colectivo de los queretanos de la época virreinal se creía que en estos lejanos parajes “espantaban” y además habitaban ‘los malos espíritus’ lugar predilecto de brujas y hechiceras. Internarse en ese espacio después del toque de ánimas era exponerse a salteadores y “aparecidos”. Durante muchos años persistió esta conseja hasta muy entrado el siglo XX.
Territorio
Las tierras donde se encuentran el Cerro de las Campanas, la Ciudad Universitaria, el Tecnológico, colonias aledañas y en añadidura el Monumento a la Bandera y la Plaza del Estudiante fueron mercedadas a Marcos García en 1584. En las diversas recomposiciones de tierras y aguas quedaron situadas las labores de San José; en el siguiente siglo se convirtió en la hacienda de San José de la Capilla. Por la composición de sus terrenos una fracción fue utilizada para el pastoreo de ganado menor, algunas tierras fueron cultivadas y por lo arcilloso del suelo, otra extensión se dedicó a la fabricación de tabiques.
Para enhebrar la historia...
Al finalizar el siglo XVIII, por ese sitio estuvo El Almacén de la Pólvora conocido también como Casa Mata. Durante la llamada Guerra de Independencia se dispuso estratégicamente posicionar una guarnición del ejército virreinal en el Cerro de las Campanas; donde permaneció hasta la entrega de la plaza en 1821. En marzo de 1867 el archiduque austriaco Maximiliano de Habsburgo situó su campamento en una ladera del cerro, éste fue escenario de batallas y zafarranchos durante el Sitio. En ese lugar se rindió Maximiliano el 15 de mayo de 1867 y posteriormente fue fusilado en compañía de sus generales Miguel Miramón y Tomás Mejía el 19 de junio del mismo año. Algunos cronistas sostienen que donde se encuentra el Monumento a la Bandera fue el sitio donde el archiduque entregó su espada al general Escobedo.
En la casa grande de la hacienda de La Capilla, en diciembre de 1876, se entrevistaron el general don Porfirio Díaz quien encabezaba el Plan de Tuxtepec (marzo de 1876) para desconocer a Sebastián Lerdo de Tejada y al licenciado don José María Iglesias, que era reconocido como presidente de México, solo por algunos gobernadores. Finalmente después de ese encuentro, el licenciado Iglesias partió hacia Guadalajara y posteriormente a los Estados Unidos, por lo que el general Porfirio se consolidó como presidente provisional. En la actualidad, en los terrenos que formaron esa hacienda se encuentran ubicadas varias colonias y edificaciones de diversos giros comerciales y otros servicios. Aún permanece el casco de la hacienda.
El 10 de abril de 1901 fue bendecida la capilla construida en el lugar del fusilamiento del archiduque austriaco y dos de sus generales. Durante el periodo de la revolución, el área fue resguardada por diversas compañías móviles de distintas facciones. Después de haberse promulgado la Constitución en 1917, se llevaron a cabo ciertas negociaciones para enajenar los predios del circuito del Cerro de las Campanas; del mismo modo se inició una urbanización. En 1937 fue expropiado el terreno designándolo Parque Nacional y se plantaron 40 mil árboles entre casuarinas, pirules, sabinos y eucaliptos, colocándose comedores rústicos y un vivero. En la década de 1920 fue inaugurada la Calzada de la República y en 1922 se llevó a cabo un Concurso Nacional para erigir un monumento en la cúspide del Cerro. El proyecto ganador fue del arquitecto Antonio Muñoz titulado "La Epopeya" dedicado al Triunfo de la República cuyo elemento principal era una águila de granito, el cual no se construyó.
Urbanismo y Centro Expositor
El crecimiento urbano llegó al antiguo lugar desolado y rodeado de sembradíos y huertas, en el lado norte corría el río. Fueron trazadas nuevas vialidades en la zona poniente-norte con salidas a la carretera Constitución. Quedó dispuesta la Prolongación Miguel Hidalgo y Circunvalación poniente –por donde transitaba el Ferrocarril de Acámbaro–. El 21 de diciembre de 1958 fue inaugurada la XXIII Exposición Regional y Primera Internacional Ganadera, en ladera sur del Cerro de las Campanas. Una vez levantado el Centro Expositor el 13 de diciembre de 1959 entró en operaciones, en el cual participaban diversos sectores económicos como el industrial y el minero, respecto al de servicios resaltaba el del comercio en el que se incluía el artesanal. Con el tiempo fueron incorporados nuevos pabellones y estructuras donadas por Industria del Hierro. El Centro Expositor y Feria permaneció hasta diciembre de 1969.
Del símbolo al acto…
El Monumento a la Bandera (esquina de avenida Tecnológico y Miguel Hidalgo) en nuestra ciudad fue inaugurado el 24 de febrero de 1951, integrado por elementos de cantera, basalto, mármol y bronce. Proyecto del ingeniero A. Mariné y el costo fue cubierto por colectas públicas, mientras que otra parte, del presupuesto del gobierno del Estado.
La placa dice: “El pueblo de Querétaro erigió este monumento a la Bandera Nacional como testimonio de su amor a la patria. La patria es primero”. Parafernalia con la que se construyó una visión de Patria, en la búsqueda de identidad y nacionalismo en la segunda mitad del siglo XIX. Para las nuevas generaciones que arribaron al tercer milenio y que han nacido en sus primeras décadas, los Símbolos Patrios son una abstracción sin ligas ni sustento, cuando convivimos por medio de la Red en una Aldea Común.
Para otros son una reconstrucción y adecuación de la “historia de bronce” a los intereses del Estado. Los más, durante el Servicio Militar y la etapa de educación básica se verán obligados a tener la asistencia al ritual cívico. Los menos, por su fe religiosa o doctrinaria y ejerciendo su libertad de creencias, en un Estado laico declinan reconocer los honores y juramentos cívicos. Parodiando a Starobinski no cabe duda que la "presencia del pasado en el presente que lo desborda y lo reivindica"... en esa conciliación se encuentra la esencia de la modernidad.
Desde Anbanica - Teocalhueyacan. Enero de MMXX.