Reencuentro
I
En la orilla del sábado
la sombra de unos pasos
avanza.
Desentume los rescoldos
arrastra el desencanto
un hilo de luz se astilla.
Y yo —entre tumbos de ansiedad—
empiezo a desdibujar su fuego.
II
Al crepúsculo llega el insomnio
llueve a lápiz abierto
el silencio de mis hojas.
Maricruz Álvarez
Regocijo
I
Debajo del manto de la sombra
atrapé la luz que espiras
codicia
calidez.
II
Condescendiente caricia
en plenitud suspirada.
Karina González Estrada
ADIÓS
Fui el eco acallado en tu mirada
brisa serena de mar
tormenta contenida entre sonrisas
equilibrio vencido (al desbordar la duna marina)
crujido indolente
hedor marchito
soledad.
Karina González Estrada
CUATRO DÉCADAS
Cuatro décadas no bastaron
para armarme de valor
para ceñir su talle,
estrechar su espíritu
Y a punta de espasmos labiodentales
robar su aliento
sin premura, sin violencia.
Cuatro décadas se diluyen
en un sordo eco
reverberando:
no se marche…
¡no, no ahora
no después
nunca!
Pedro Galicia
HOYO NEGRO
… 9,8,7 el efecto de la anestesia confunde sus sentidos.
Sus ojos, cual estrellas de neutrones, se contraen por la acción de los fármacos. En segundos la densidad de la luz, que entra por su córnea, crece de forma exponencial. Entonces colapsa su conciencia; un micro-hoyo negro (del tamaño de un átomo) se forma en la mitad de su frente.
La prisión de total oscuridad | infinita | se expande en todas direcciones: 3,2, 1…
Pedro Galicia
El viento como pasado
Del viento de recuerdos apareciste en mi memoria:
tu respiración sopla cada vez más cerca de mí,
me vuelve rostro desquebrajado.
Quietud / sólo en la quietud puedo escuchar el latido de tu ser
El viento mueve cada hebra de mi piel
aflorando el fuego de un pasado incierto, lleno de vida
(¿qué vida no es memoria?)
El silencio —incansable viajero— arrastra cicatrices
en forma de besos
construye imágenes, como lo hacen las olas del mar.
Desolación / casi desolación
sólo el aroma de tus caricias mantiene viva mi esperanza:
no olvides que el pasado es viajero.
Julia Rivera
Tardanza letal
Su alma se transformaba en animal salvaje. De su cuerpo emanaban seres ponzoñosos. Cada vez que se enojaba (aunque no se daba cuenta) ingería veneno de odio. Así moría lentamente: imaginando que devoraba a sus presas.
Marisol Soto Torres
Naturaleza Muerta
La flor florece en primavera
En verano se alegra
En otoño pierde poco a poco la vida
Y en invierno muere.
Luego, vive para siempre en unos aretes.
Carmen Jessica Pérez Salazar
[Sin título]
Los papalotes volaban en el aire, segundos después el viento se los arrebató a sus dueños. En seguida se crearon otros cometas que adornaron de nuevo el cielo. Mientras, los papalotes, que había arrastrado el viento llegaron a un parque donde se transformaron en basura. Un joven dejó su teléfono para tratar de tomar el último cordón que flotaba en el aire, pero fue inútil: el papalote fue herido en el corazón por una resortera.
Brayan Solorio