Hace algunas semanas el muro de la calle Miguel Hidalgo, en El Pueblito, lucía sucio, desgastado y en malas condiciones por el paso del tiempo, pareciera ser un muro sin importancia de una casa a la que no suele prestarse atención.
A pesar de ello se trata de uno de los espacios más concurridos de la cabecera municipal; una esquina en la que diariamente pasan cientos de vehículos y que es el cruce peatonal de miles de personas, que además lo utilizan como parada para el transporte público.
Hoy luce totalmente renovado con uno de los murales más grandes que se han hecho dentro de la localidad y que cambia totalmente la experiencia de los ciudadanos de a pie, derivado del trabajo del artista urbano Jonky.
Tras recibir la invitación al proyecto –junto con otros artistas de diferentes partes de la República–, para crear varias obras en distintos puntos como parte del programa “Murales con tradición” del colectivo Nueve Arte Urbano, Jonky comenzó con un boceto en una hoja en blanco y se hizo la pregunta: “¿Qué nos identifica y nos une como habitantes de El Pueblito?”, fue entonces cuando inició la magia.
“A mí me gusta mucho el concepto que aquí en El Pueblito teníamos de Itzpapálotl, era una deidad que ayudaba a llevar a las almas al inframundo, también hace referencia a ‘las inditas’, las mujeres que le bailan a la Virgen de El Pueblito, que al final es como la diosa en la que se transformó Itzpapálotl, este personaje que para nosotros, a final de cuentas, era como una madre” detalló Jonky.
Esta diosa que representa el concepto de la vida y la muerte, también era la personificación de la figura materna, una presencia muy arraigada en la cultura local, por lo cual, la consideró como la pieza estética ideal con la que la gente se puede identificar y apropiarse del lugar.
“A veces no lo notamos, pero muchas personas de aquí, incluso cuando nos casamos, no nos vamos; nos quedamos a hacer la familia más grande. En el expanteón nos enterraban alrededor de la capilla de esta imagen, nos enterraban alrededor de nuestra madre”, destacó el artista para enaltecer esta tradición cultural de mantenerse cerca de la figura materna, uno de los conceptos más arraigados, que a través de esta obra ahora puede transmitirse a las nuevas generaciones.
Además de la figura central de Itzpapálotl, Jonky alude a la nostalgia a través del recuerdo de las áreas verdes, zonas de siembra, grandes huertos de aguacates y frutas que distinguían a la zona, y que prácticamente ya no existen, pues esos espacios se han visto rebasados por la urbanidad.
“Los elementos que incorporé al mural como las flores y todo lo verde representan que esta es una tierra muy fértil, quienes somos de Corregidora nos damos cuenta de que aquí crece todo”, recordó con la intención de evocar las épocas de gran abundancia.
Tras la realización del mural con el que busca hacer el tránsito más “ameno” para sus vecinos, aclara que eligió plasmar una pintura que pasara casi desapercibida, pero que cumpliera con su misión de integrarse en su obra.
“A veces no nos damos cuenta, pero las paredes se vuelven parte de nuestro entorno, es por donde caminamos día a día, y cuando dejamos un muro o cualquier ‘impregna’ de nosotros en una calle, se vuelve parte de las personas, se vuelve parte de quien lo camina, se vuelve parte de quienes están ahí”, puntualizó.
De los primeros muros a Europa
El arte de “Jonky el asombrosus”, como es conocido esta artista urbano, comenzó hace aproximadamente 12 años creando precisamente murales, ya que nunca optó por hacer pinta de letras, ya que se dice “muy güey para eso”.
“Toda mi vida ha estado relacionada con el arte, con el diseño, aparte de hacer esto, estuve más de diez años en la serigrafía y de ahí fui saltando a trabajos más elaborados” recordó Jonky, quien dice que aunque siempre ha dibujado, no lo concebía como un talento práctico o algo de lo que se pudiera vivir, por lo que lo limitó a un simple hobbie.
Pero al ser una persona “terca”, como el mismo lo describe, poco a poco se vio envuelto en el mundo del dibujo y el arte, a lo que le siguió la ilustración, para pasar a los carteles y finalmente llegar a los murales.
“Realmente comencé solo; yo iba y me compraba mis cajitas de pinturas y si conseguía un muro lo pintaba, recuerdo que mi primer mural era la cosa más horrible de la que pueda acordarme, pero la idea siempre fue seguir y seguir”, relató.
Con el aprendizaje de nuevas técnicas que fue adquiriendo con el tiempo y gracias a los amigos con los que intercambió conocimientos y distintas formas de llevar a cabo estas expresiones artísticas, ha logrado desarrollar la técnica que ahora emplea en sus obras.
Y fue gracias a esta expresión artística, que ha conocido distintos lugares tanto de la República Mexicana como del extranjero, ya que la destreza para desarrollar sus murales, su técnica y su estilo, lo han llevado a ser parte de grandes colaboraciones al lado del colectivo Nueve Arte Urbano, con el que ha compartido su obra hasta países como Estonia, donde participó en la creación de dos murales y la intervención artística de un auto, dentro de los festejos del centenario de esa ciudad.
Nuevas narrativas
Nueve Arte Urbano es una organización profesional fundada en 2010 y su enfoque principal es la producción de arte en espacios urbanos, que en colaboración con artistas de diferentes partes del país y extranjeros, crea piezas simbólicas que impulsan a la cultura para que inspiren a la sociedad hacia la libertad, la felicidad y sobre todo, proyectando la identidad cultural.
“Para nosotros es muy importante recordar que México es el país de los muralistas y además en este momento hay una fuerza enorme, vibrante, en los jóvenes que hacen graffiti. Estos nueve años los hemos invertido en el desarrollo de nuevas narrativas y apoyo a los jóvenes que quieren expresarse mediante las artes plásticas en las calles”, expresó Edgar Sánchez, director de Nueve Arte Urbano, siendo esta una de las razones más fuertes que impulsa al colectivo a seguir realizando proyectos de colaboración con artistas urbanos, por lo que continúan en su labor de búsqueda de apoyos para materiales, pinturas, andamios, permisos, bardas, e incluso proyectos en diferentes partes del estado, del país y del mundo.
Murales con tradición
Así como en El Pueblito, se están creando más “murales con tradición” en diferentes puntos del estado, haciendo así un homenaje a la historia y al legado de los antepasados mediante imágenes y silbos relevantes para cada zona.
Estas grandes piezas de arte pretenden despertar el amor y la fraternidad por los vecinos, hacia la diversidad, para integrar a todos los habitantes como una misma sociedad.
“Con esta labor lo que nosotros buscamos es, primero que nada, como mexicanos entender nuestras muy diversas identidades, entender qué es ser mexicano en este mundo contemporáneo, en el que hay tantas maneras de pensar en todo el espectro de la conducta humana, y por eso proponemos que somos un fractal; una cantidad infinita de identidades que además va cambiando y evolucionando con el tiempo”, aseveró Sánchez.
En este mismo sentido es que los esfuerzos artísticos se dirigen hacia el encuentro de las ciudades con la paz, pero Sánchez explica que para entender y conocer el conflicto de raíz, primero se debe crear una identidad con el entorno, –“¿quienes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos–”, cuestionó y abundó que al entender que todos son el resultado de que una mezcla de culturas e identidades, se dará paso a la paz.
“Es en la diversidad de identidades donde se puede alcanzar la libertad cultural, es la capacidad para escoger mi propia identidad y respetar las otras, es en la diversidad que todo es más interesante, se pueden crear equipos más poderosos y de ahí nace 'PaxUrbana' y 'Murales Con Tradición'”, puntualizó.