La comunidad que por más de tres décadas se ha construido en torno a El Café del Fondo, se reunió ayer en sus instalaciones para despedir a este proyecto con un “hasta pronto”.

Y es que desde que su impulsora, Elsa Doria Martínez, dio a conocer el cierre definitivo de sus puertas por la crisis económica derivada de la pandemia, los cafeteros más asiduos alzaron la voz en las redes sociales, convocando a toda la colectividad a unirse para evitar este infortunio.

Así fue como surgió el evento solidario “La última taza y nos quedamos”, que además de promover la venta del café de la casa, congregó a sus parroquianos más habituales en torno a la música, la poesía y la charla.

Además del poeta Florentino Chávez; el huapanguero Norberto Rodríguez; el académico e investigador Alfonso Serna; el librero de a pie Horacio Games; la escritora y periodista Cheli Oh, y otros miembros del gremio cultural y artístico de la ciudad, estuvo presente Juan Pablo Muñoz; un fotógrafo queretano que, para homenajear a este lugar, montó en el evento la exposición fotográfica “Miradas a fondo”.

Inspirado en la cafetería y su comunidad, desde hace dos años el autor trabaja en este proyecto, mismo que tuvo que suspender tras el inminente cierre del espacio; no obstante, decidió que era buen momento para compartir los retratos de quienes para él, podrían sintetizar perfectamente su esencia: músicos, pintores, poetas, dramaturgos, artesanos, curanderos, chamanes, libreros y por supuesto, activistas como Elsa Doria, quien a lo largo de más de tres décadas, convirtió al Café del Fondo en un bastión para la cultura y la economía solidaria.

“La vibra que se sentía aquí hacia que todos volviéramos de alguna manera (…) había un magnetismo que hacía que el café nos uniera aunque no nos conociéramos, creo que también se debía a toda la fuerza que transmite Elsa, con todo ese ímpetu y solidaridad, una magia que nos transmitía sin saberlo. Nos veíamos envueltos en una comunidad, porque eso era el Café del Fondo, una comunidad”, compartió Muñoz.

Durante el montaje de la serie, Elsa manifestó estar muy conmovida y agradecida con la comunidad por sus gestos de solidaridad y cariño.

“Mi teléfono no deja se sonar”, expresó Elsa luego de esbozar su característica sonrisa, compartiendo que, desde que se difundió la noticia sobre el cierre del establecimiento, muchas personas se acercaron con estrategias y alternativas.

“Han ofrecido hacer depósitos a mi cuenta, subastas… ha sido una respuesta de verdad conmovedora que me impresiona, y me compromete también a tratar de continuar y seguir apoyando. La idea no es terminar este proyecto… yo espero que en dos o tres meses máximo ya estamos en otro sitio”, aseveró.

Por lo pronto, la comunidad puede seguir sumando a esta iniciativa, a través de la compra de café molido, que podrá adquirirse a través de las redes sociales de la cafetería o al número 442 4266 832.