No tienes idea de qué herida más grande le estás generando a esa niña al rechazarla. Día tras día estás destruyendo su corazón, sus sentimientos. Reacciona, no tienes derecho a hacerlo. Eres un irresponsable. Claro, dices que por la edad que tenías entonces, cuando la concebiste, no estabas muy consciente, y sí, hay algo de verdad en ello, pero también te haces tonto, bien que sabías lo que hacías. Ahora argumentas que quizá esa niña ni sea tuya, y puede que también tengas razón. Desgraciadamente vivimos en una época en que las mujeres se acuestan por aquí y por allá, con quien sea, sin los más mínimos cuidados ni conciencia. Desde siempre ha sido lo mismo, pero como que ahora está más agudizado. Y es lamentable, porque pasan y pasan los siglos, y parece que la irresponsabilidad aumenta. En lugar de que las cosas mejoraran, parecen empeorar. Cierto, no es sólo un problema tuyo, sino de la sociedad entera, han fallado la educación, las familias, las escuelas, las iglesias, los medios de comunicación. ¿Cómo es posible que después de siglos no se haya logrado educar en la responsabilidad sexual a cuanta nueva generación nace? Y pasan y pasan generaciones y el problema no sólo no disminuye, sino que incluso aumenta. Hijos regados por todas partes, abandonados con los abuelos, todo plagado de madres solteras, hijos sin guía, sin camino, sin la presencia de sus padres y/o madres, niños y niñas dejados a su suerte. Súmale a esto la miseria económica y espiritual, y los resultados se adivinan: delincuencia, ignorancia, resentimientos, enfermedades físicas y emocionales, desamor.
Comprendo todo eso, pero en medio de ese torbellino de irresponsabilidad ¿tú cómo te ubicas? ¿Podrías ayudar a que ese círculo vicioso terminara, o al menos disminuyera? Da la cara, si dices que no es tu hija, asegúrate. Háganse las pruebas genéticas necesarias para saber la verdad de una vez por todas, no dejes pasar más tiempo, sería un error garrafal. Da la cara. Si fuiste muy capaz en ese momento, quiere decir que ya estabas suficientemente grandecito, así que si eres hombre de verdad, hazte responsable. No cooperes a aumentar los sufrimientos de este mundo, porque cuando esa niña crezca y no tenga claro cuál fue su origen ni quién fue su padre biológico, eso le va a generar muchos problemas emocionales, psicológicos, y no es justo. No tienes derecho a endilgarle ese daño a su futuro, le va a afectar muchísimo. Así que serénate, siéntate por ahí y medita la situación. No haber tenido padre y la herida de haber sido abandonada le puede afectar su futura relación con los hombres, quién sabe si algún día pueda amar sanamente, y luego de eso le vendrá una avalancha de sinsabores. La niña ya se da cuenta, y su actual abandono le puede provocar –a futuro– depresión, tristeza, falta de atención, si no es que termina hundiéndose en alguna adicción al no encontrar ninguna respuesta a su problemática emocional. ¿Cómo va a superar su ira reprimida?, tendrá que recurrir a la violencia para desquitarse con quien sea por el coraje que guarda, y qué necesidad hay de ello, pudiendo prevenir ahora todos estos problemas. No es que la niña vaya a encontrar el paraíso cuando crezca, pero un padre es un padre, su figura es fundamental. Así que, si actúan responsablemente, cuando menos le podrán ahorrar infinidad de penas, muchas de las cuales ni siquiera las podemos imaginar ahora.
Anda, anímate, da la cara, vamos a buscar a tu ex novia y vamos a tratar de llegar a un acuerdo juicioso. Aquí hay una prioridad por encima de todos nosotros, es esa niña de siete años de edad. Anda, vamos, sí, sí sé que tu ex novia no quiere saber nada de ti, que ahora te detesta, sé también que el actual “amor de su vida” te odia, que te ha amenazado y correteado cuchillo en mano para que no te acerques a la cuadra. Sí, sé que ya bien briago te ha aventado caguamas, ha dicho que te va a golpear, que no te la vas a acabar, que mejor te desaparezcas para siempre si quieres seguir vivo. Sí, sé que en fiestas en donde se han topado te ha corrido y amenazado, que te ha dejado en medio de la calle a las dos de la mañana en barrios lejanos, sin transporte y sin dinero para regresarte a tu casa.
Sí, sé que te ha echado montón con sus cuates, pero aún con todo esto creo que deberías jugártela e insistirle a ella una vez más en lo de los análisis para ver si tú eres el padre. Cuando menos insístele varias veces, a ver qué te dice. El futuro de la criatura lo merece, te lo aseguro. Quizá yo alcanzo a mirar mucho más de lo que tú puedes ver. Sí, hay que tener cuidado con todas esas amenazas que te han hecho, sin embargo, vale la pena buscar la verdad, independientemente del actual “nuevo amor de su vida” de tu ex. Sí, sé que debes cuidarte hasta de sus familiares, sin embargo, hay que correr el riesgo por más irracionales y agresivos que sean o parezcan. Hay que creer en el poder de la verdad, de las buenas palabras y actos, y tú llevas para ellos un mensaje muy bueno, lleno de amor y caridad para esa niña. Es luminoso porque lleva la preocupación por su futuro. Háblale al teléfono de su casa, con calma, con amabilidad, con respeto. Explícale porqué es importante, hazle ver lo que está en juego. Si te cuelga inténtalo otras muchas veces, siempre con serenidad. Utiliza la técnica de la gota de agua sobre la piedra: una gota que cae permanentemente, termina por agujerar las rocas. El agua es suave, pero puede penetrar donde sea. Envíale una carta donde le expliques todo esto o utiliza emisarios, alguien a quien ella respete.
Y también pídele al Todopoderoso, si es que crees en Dios. Él siempre nos escucha. Sé constante en tu petición y verás que tarde temprano tu oración será respondida. Te lo aseguro, lo he comprobado, por eso te lo digo. Hijo, como tu padre te lo juro, lo que te puede llevarte minutos hoy, o quizá horas de insistencia, puede ahorrarle a esa niña años eternos de infelicidad y sufrimiento. Créeme que vale la pena intentar ahora lo que sea para evitarlo. Hazlo por ella, por favor.
