No debería esperar nada
mi inspiración son las flores silvestres
que crecen en la ladera de los riscos más empinados
donde nadie las ve más que el sol, más que Dios,
pero no he logrado llegar a ese nivel y aún espero,
y el que espera desespera, y elige un camino tortuoso.
*
Estoy consciente de las heridas que cargo desde niño,
pero no es tiempo de echar la culpa a nadie
ahora es mi absoluta responsabilidad, mi condición,
es más, ya ni siquiera ubico bien esas heridas,
de cualquier forma las abrazo y acojo.
*
La herida de abandono, del silencio,
de la ausencia de una palabra bondadosa y de apoyo,
lo peor es haber repetido en gran medida esos esquemas,
y no quiero cargar con el látigo de puntas de hierro
azotándome la espalda con culpabilidad.
*
Sólo me queda meditar y acercarme cada vez más a mi conciencia,
encontrar respuestas, sanar a cada paso, perdonar.
Sopla un viento que me estremece y produce escalofríos,
si debo esperar algo será encontrar la Luz en mi camino.
*
La sonrisa de esa niña me inspira y alumbra
sus primeras palabras son mi diccionario de sencillez,
de bondad y ternura. Su actitud inocente, de pureza absoluta,
me mira y me revela que otro mundo es posible
aunque es fácil perderlo.
*
Abrázame, niña, dame un beso, dame tu bendición,
le haré caso al Maestro y me dejaré aconsejar por estos niños,
serán mis Maestros de vida, porque ellos crean el camino al cielo
aquí, desde la Tierra.