A los veinte años, Elena Cervantes descubrió la riqueza cultural y artística que existe detrás de los objetos elaborados por los pueblos para adornar sus fiestas, narrar su historia o para manifestar sus creencias y aspiraciones.
Como parte del Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías (FONART), Cervantes dedicó gran parte de su vida a difundir el arte popular mexicano en otros países, a través de la organización de innumerables exposiciones, concursos y eventos especiales para su rescate.
A sesenta años de su trabajo como promotora cultural, Elena ha decidido donar mil piezas de su colección personal a los queretanos, mismas que hoy conforman a la recién inaugurada sala permanente de Arte Popular Mexicano, ubicada al interior del Centro de las Artes de Querétaro (CEART).
No obstante, debido al reducido espacio, el acervo ha sido divido en diferentes colecciones por el museógrafo Manuel Oropeza, quien de acuerdo a las características de las piezas, las ha clasificado según el material con la que están hechas, así como por su origen y temática.
La primera de ellas es una constelación de objetos elaborados de barro, cerámica, papel y madera, que sirve de preludio a lo que dentro de tres o cuatro meses podrá conocer el público. La segunda será de textiles, y habrá otra muestra de juguetes populares, en la que se incluirán piezas de diferentes lugares del mundo.
“También cuento con un gran archivo fotográfico”, afirma Cervantes, explicando que esa colección está compuesta por miles de transparencias “de cada concurso, de la forma de producción (de las y los artesanos) y de los lugares donde consiguen los materiales para sus piezas (…)”, agregando que tal vez en algún momento, realice una exposición de todo este material.
Cada pieza “me enseñó que hay otro México, un México que desconocemos porque al arte popular no se le suele dar el valor que tiene”, asevera la también especialista en Relaciones Internacionales, cuando se le pregunta acerca de la razón por la que decidió donar parte de su acervo al CEART.
Y es que para Cervantes aún hay mucho que conocer en cada rincón del país, certeza que la motivó durante décadas a caminar por miles de veredas para internarse durante dos o tres días en las comunidades y pueblos de México y diferentes lugares del mundo. Durante ese pequeño lapso de tiempo pudo conocer a sus habitantes y llevarse consigo una pieza representativa que pudiera servir como ventana para otras personas.
“Aunque conformé una colección con piezas de todos los estados de la República, no hay mucho de Querétaro; pero me gustaría que creciera, tal vez yo ya no pueda hacerlo, pues a mis casi 81 años ya no tengo edad para andarme metiendo a los pueblos”, aseveró entre risas Elena, animando a que más queretanos se sumen a enriquecer esta colección con su propio acervo.