Virginia Ledesma es una pintora queretana que ha decidido trasladar a su lienzo el paisaje minero del municipio de San Joaquín, y hablar sobre el impacto que ha tenido esta actividad económica en su ecosistema y en las vidas de la población.
“Picasso lo decía muy bien, que la pintura es un arma política con la que se puede y se debe hablar”, dice Ledesma al público mientras en una pantalla muestra algunas de las fotografías que tomó como apuntes para este nuevo proyecto, en el marco del programa Conversaciones con el MACQ.
Con más de 20 años de trayectoria artística, la creadora ha decidido traspasar sus propios límites estéticos, trasladando su pincel del arte figurativo a la abstracción en el paisaje. La artista cuenta que todo inició mientras caminaba por Vizarrón de Montes –localidad ubicada entre los límites de los municipios de Cadereyta y San Joaquín–, donde su nuevo proyecto se reveló ante ella como un hallazgo afortunado. Recuerda que, entre abrumada y conmovida por el blanco paisaje de aquél pueblo de mármol, encontró en la historia de ese lugar, dedicado a la extracción de esta piedra, el tema de su siguiente proyecto.
“Cuando te adentras a Vizarrón, de pronto el camino se vuelve blanco y dices ‘¿qué es esto?’ Es una cosa poderosísima que habla de mucho más, no nada más a nivel pictórico, también lo hace a nivel social y político”.
Ledesma describe a lo que ahora hace como “paisaje minero”; un motivo que desde hace tres años la conecta con la historia de su padre, dedicado a la minería, y con San Joaquín, su tierra natal, donde esta actividad aparece como una de las principales dentro de la economía de esta demarcación.
“En los años setentas se dio la bonanza en este municipio. Estados Unidos comenzó a comprarle a México todo el mercurio y es entonces cuando la riqueza comienza a llegar a través de todas las minas ubicadas en la Sierra, incluyendo las de san Joaquín. Pese al declive de esta actividad, hoy sigue habiendo gente humilde, muy humilde que quiere ir a buscar esa fortuna, aún cuando se sabe que la actividad es peligrosa y que en San Joaquín hay un alto grado de contaminación por la extracción de minerales como el cinabrio, la plata y el mercurio”, detalla.
El año pasado Ledesma participó en la bienal Tamayo con una de las piezas que conforman a esta nueva colección. Se trata de “Calera. Cuatro elementos” un cuadro pintado in situ acerca de las minas.
En el MACQ se pueden apreciar también algunas de sus primeras aproximaciones pictóricas a los paisajes mineros de San Joaquín, donde “la representación de la tierra te habla de la madre, de la mujer, de la feminidad. De hecho, entre las piezas destaca el de una bocamina prehispánica localizada en la zona arqueológica de Ranas, en donde se concentran cerca de 14 más (…), así que las minas vienen desde los chichimecas”.
Ledesma estima que tres o cuatro años más le llevará ampliar este proyecto, pues además de que no es fácil acceder a las minas y los espacios que le circundan, piensa alimentar su arte desde las experiencias de los mismos mineros.
“Creo que la pintura de paisaje no está tan valorada, debido principalmente a que sus temas se han vendido un poco como tarjeta postal”. En ese sentido, todo pintor tiene la obligación de dar una vuelta a las cosas y de reinventar los paradigmas artísticos”, afirma la autora, subrayando que esta obra es también una manera en la que ella explora el arte pictórico.