/ viernes 14 de diciembre de 2018

Plaza de Toros Colón, hace más de un siglo

Cartografía del tiempo

Plaza provisional. Jumentos, toretes y ciclistas.

Entre la Plazuela del Cuartel y la Alameda –Calle del Cebadal y Colón- actuales Zaragoza y Colón. En noviembre de 1894 fue construida una plaza de toros, con madera y clavazones de manera provisional, puesto que sería derrumbada después de los festejos navideños. La crónica refiere que lo ameno del lugar, la solidez de la construcción de graderías y palcos y el tamaño de 40 m daba como resultado que los aficionados queretanos estuviesen de plácemes.[1] Por parte de ellos hubo varias celebraciones para ayuda de gastos de las Fiestas de Navidad y el día 18 de diciembre se estrenó con un espectáculo bufo, en el que se verificaron jaripeos en jumentos, lidia de toretes en zancos y otros números que dejaron a la concurrencia complacida, animada y divertida. Por el lado Sur de la Alameda se instaló un hipódromo, donde además de las carreras de caballos se organizaron competencias de bicicletas.

¡Las cuentas claras!

Para la construcción de la Plaza de Toros Colón varios comités se dieron a la tarea de buscar fondos. Se realizaron funciones de ópera, carreras de caballos y de los excedentes se tomaron recursos para La Jamaica y habilitar los carros alegóricos. En el estracto [sic] De las cuentas llevadas en la tesorería de la Junta Directiva de las Fiestas de Navidad que funcionó en el año de 1894, y los que da al público para su conocimiento.[2] Pormenoriza en un balance general los donativos y los gastos ejecutados. Por medio de ese documento nos enteramos que entre maderas, fletes, pago de mano de obra, clavazones y demás herramental el costo de la plaza fue de $9143.82 Sabemos el dato curioso que el matador El Naranjito cobraba $297.50 ganaba más que la cuadrilla de Sánchez y Escamilla $ 285.00; por su parte A. Pérez Gil se cotizaba en $ 625.00 más gastos de viaje y hospedaje. A Ponciano Díaz además de su remuneración, le fueron obsequiadas monedas de oro por un valor de $80.58; conocemos los entretelones de aquellos festejos, pago de curaciones, renta de mulas y caballos, veterinario, iluminación, banderillas, boletos, publicidad, asistencia a periodistas, entre otros. Por ejemplo los toros de lidia tuvieron un costo de $1774.81[3]

Publicidad al iniciar el siglo XIX.


Basauri, Ponciano Díaz y Manuel Díaz.

El 23 de diciembre de 1894 el diestro José Basauri pisó la arena del coso Colón, dejando un buen sabor de boca entre la afición, por la bravura de los toros, la destreza y arrojo de los lidiadores. El público entusiasmado se dirigió al jardín Zenea para disfrutar la espléndida iluminación, la serenata y el espectáculo de fuegos de artificio. La corrida del 25 de diciembre estuvo a cargo de Ponciano Díaz, desde la mañana ya había grandes filas esperando la apertura de la plaza. Basauri se mantuvo a la altura de su fama y el público quedó entusiasmado. Para la temporada de octubre–noviembre de 1895, el matador español Manuel Díaz apodado Feria, se hizo cargo de los festejos. Las ganaderías escogidas fueron las de El Lobo, del Jovero, Galindo y La Laborcilla, principalmente. En la última corrida de la Plaza de Toros de Occidente «se deslució por la mansedumbre del ganado, aunque de magnífica lámina no satisfizo las condiciones de un buen juez». La plaza de Toros Colón nuevamente había sido habilitada para el ferial decembrino.

El Habanero, El Colorín y Cervera.

Al iniciar el mes de diciembre fue estrenada la plaza de Toros Colón, con un lleno total; Luciano Frías y Soto dijo emocionado «fue una de las mejores corridas que se han dado en Querétaro». El Habanero en esa ocasión dio la alternativa a El Colorín. El primero se mostró aguerrido y con un pase magistral de muleta estoqueó al toro, el segundo cumplió gallardamente con pases finísimos y buenas estocadas.[4] Las siguientes corridas que se efectuaron en la Nueva Plaza Colón, como anteriormente le llamaba la prensa de aquel tiempo estuvieron por todo lo alto. En febrero de 1895 con toros de Maravillas en la Plaza Colón lucieron los integrantes de la cuadrilla española de Manuel Cervera Prieto.

Banderillas a bordo de una bicicleta.

En diciembre de 1900 con los planos del ingeniero Manuel Montes, se llevaron a cabo nuevas construcciones y adecuaciones de la Plaza Colón para que definitivamente quedara al servicio de los festejos. En la inauguración estuvo el diestro español Francisco Carrillo. Entre los días 23 al 25 de diciembre en este mismo lugar dieron corridas de toros, las cuadrillas de los diestros españoles Vara, Carrillo y Valverde. Para 1906 la plaza de toros se construyó de mampostería y su “fundación” fue esperada con grandes expectativas. En noviembre 10, la tienta se encontró a cargo de Manuel Calleja El Colorín, con toros de San Vicente. El 2 de diciembre en una corrida de aficionados el joven Olatea en bicicleta hábilmente manejada adornó con tres pares de banderillas al toro que le correspondía. [5] En otra entrega disfrutaremos del entorno, colorido y rasgos de la vida cotidiana.

Desde Anbanica-Teocalhueyacan. Diciembre de MMXVIII.

[1] Rodríguez Familiar, José. Efemérides Queretanas. Tomo II, 1888-1895. Querétaro, Qro., pp.326- 327.

[2] Junta de Navidad de 1894. Querétaro. Luciano Frías y Soto, IMPRESOR. 1895. AHEQ. Fondo Reservado.

[3] Moreno Pérez, Edgardo. “Fragmentos de la memoria. Otras historias de la Plaza de Toros Colón”. En: El Heraldo de Navidad-2014. Patronato de las Fiestas del Estado de Querétaro. pp. 68-70.

[4] La Sombra de Arteaga. op. Cit Año 1894, Vol. XXVIII, p.494.

[5] La Sombra de Arteaga, Año. 1906. Redactor: José María Carrillo. Vol. XL, p. 439. AHEQ-Hemeroteca.

Plaza provisional. Jumentos, toretes y ciclistas.

Entre la Plazuela del Cuartel y la Alameda –Calle del Cebadal y Colón- actuales Zaragoza y Colón. En noviembre de 1894 fue construida una plaza de toros, con madera y clavazones de manera provisional, puesto que sería derrumbada después de los festejos navideños. La crónica refiere que lo ameno del lugar, la solidez de la construcción de graderías y palcos y el tamaño de 40 m daba como resultado que los aficionados queretanos estuviesen de plácemes.[1] Por parte de ellos hubo varias celebraciones para ayuda de gastos de las Fiestas de Navidad y el día 18 de diciembre se estrenó con un espectáculo bufo, en el que se verificaron jaripeos en jumentos, lidia de toretes en zancos y otros números que dejaron a la concurrencia complacida, animada y divertida. Por el lado Sur de la Alameda se instaló un hipódromo, donde además de las carreras de caballos se organizaron competencias de bicicletas.

¡Las cuentas claras!

Para la construcción de la Plaza de Toros Colón varios comités se dieron a la tarea de buscar fondos. Se realizaron funciones de ópera, carreras de caballos y de los excedentes se tomaron recursos para La Jamaica y habilitar los carros alegóricos. En el estracto [sic] De las cuentas llevadas en la tesorería de la Junta Directiva de las Fiestas de Navidad que funcionó en el año de 1894, y los que da al público para su conocimiento.[2] Pormenoriza en un balance general los donativos y los gastos ejecutados. Por medio de ese documento nos enteramos que entre maderas, fletes, pago de mano de obra, clavazones y demás herramental el costo de la plaza fue de $9143.82 Sabemos el dato curioso que el matador El Naranjito cobraba $297.50 ganaba más que la cuadrilla de Sánchez y Escamilla $ 285.00; por su parte A. Pérez Gil se cotizaba en $ 625.00 más gastos de viaje y hospedaje. A Ponciano Díaz además de su remuneración, le fueron obsequiadas monedas de oro por un valor de $80.58; conocemos los entretelones de aquellos festejos, pago de curaciones, renta de mulas y caballos, veterinario, iluminación, banderillas, boletos, publicidad, asistencia a periodistas, entre otros. Por ejemplo los toros de lidia tuvieron un costo de $1774.81[3]

Publicidad al iniciar el siglo XIX.


Basauri, Ponciano Díaz y Manuel Díaz.

El 23 de diciembre de 1894 el diestro José Basauri pisó la arena del coso Colón, dejando un buen sabor de boca entre la afición, por la bravura de los toros, la destreza y arrojo de los lidiadores. El público entusiasmado se dirigió al jardín Zenea para disfrutar la espléndida iluminación, la serenata y el espectáculo de fuegos de artificio. La corrida del 25 de diciembre estuvo a cargo de Ponciano Díaz, desde la mañana ya había grandes filas esperando la apertura de la plaza. Basauri se mantuvo a la altura de su fama y el público quedó entusiasmado. Para la temporada de octubre–noviembre de 1895, el matador español Manuel Díaz apodado Feria, se hizo cargo de los festejos. Las ganaderías escogidas fueron las de El Lobo, del Jovero, Galindo y La Laborcilla, principalmente. En la última corrida de la Plaza de Toros de Occidente «se deslució por la mansedumbre del ganado, aunque de magnífica lámina no satisfizo las condiciones de un buen juez». La plaza de Toros Colón nuevamente había sido habilitada para el ferial decembrino.

El Habanero, El Colorín y Cervera.

Al iniciar el mes de diciembre fue estrenada la plaza de Toros Colón, con un lleno total; Luciano Frías y Soto dijo emocionado «fue una de las mejores corridas que se han dado en Querétaro». El Habanero en esa ocasión dio la alternativa a El Colorín. El primero se mostró aguerrido y con un pase magistral de muleta estoqueó al toro, el segundo cumplió gallardamente con pases finísimos y buenas estocadas.[4] Las siguientes corridas que se efectuaron en la Nueva Plaza Colón, como anteriormente le llamaba la prensa de aquel tiempo estuvieron por todo lo alto. En febrero de 1895 con toros de Maravillas en la Plaza Colón lucieron los integrantes de la cuadrilla española de Manuel Cervera Prieto.

Banderillas a bordo de una bicicleta.

En diciembre de 1900 con los planos del ingeniero Manuel Montes, se llevaron a cabo nuevas construcciones y adecuaciones de la Plaza Colón para que definitivamente quedara al servicio de los festejos. En la inauguración estuvo el diestro español Francisco Carrillo. Entre los días 23 al 25 de diciembre en este mismo lugar dieron corridas de toros, las cuadrillas de los diestros españoles Vara, Carrillo y Valverde. Para 1906 la plaza de toros se construyó de mampostería y su “fundación” fue esperada con grandes expectativas. En noviembre 10, la tienta se encontró a cargo de Manuel Calleja El Colorín, con toros de San Vicente. El 2 de diciembre en una corrida de aficionados el joven Olatea en bicicleta hábilmente manejada adornó con tres pares de banderillas al toro que le correspondía. [5] En otra entrega disfrutaremos del entorno, colorido y rasgos de la vida cotidiana.

Desde Anbanica-Teocalhueyacan. Diciembre de MMXVIII.

[1] Rodríguez Familiar, José. Efemérides Queretanas. Tomo II, 1888-1895. Querétaro, Qro., pp.326- 327.

[2] Junta de Navidad de 1894. Querétaro. Luciano Frías y Soto, IMPRESOR. 1895. AHEQ. Fondo Reservado.

[3] Moreno Pérez, Edgardo. “Fragmentos de la memoria. Otras historias de la Plaza de Toros Colón”. En: El Heraldo de Navidad-2014. Patronato de las Fiestas del Estado de Querétaro. pp. 68-70.

[4] La Sombra de Arteaga. op. Cit Año 1894, Vol. XXVIII, p.494.

[5] La Sombra de Arteaga, Año. 1906. Redactor: José María Carrillo. Vol. XL, p. 439. AHEQ-Hemeroteca.

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