Los nombres corresponden a un mismo sitio resignificado en varias épocas. La vieja plazuela del Puente durante la época virreinal era el punto nodal para internarse al Camino Real de Tierra Adentro. Frontero al Puente Grande que articulaba el norte con la traza sur de la ciudad. Desde el siglo XIX hasta mediados del siglo XX, fue conocido por los queretanos como la “Plazoleta del Puente”. Era un lugar que funcionaba como baratillo y venta de diversos productos traídos por los arrieros. Ahí se vendían tunas, colonche, leña, carbón, cal, salitre y otros artículos.
Lugar de encuentro: En 1778 fue colocada una fuente, reubicada en la plaza de la Cruz del Cerrito en los inicios del siglo XX -destruida posteriormente-. Por los años setenta del siglo pasado fue sustituida por una de concreto. En esa plazoleta se conmemoraron aniversarios del calendario cívico; festejos por el inicio de la Independencia, homenajes a los Niños Héroes; el 5 y 15 de Mayo. También hubo jolgorio con motivo de las fiestas patronales, procesión de Corpus y subida al Cerrito en la Semana Santa y el día de la Santa Cruz en mayo.
Combates y zafarranchos: Las viejas casonas fueron testigos de los combates que se verificaron entre republicanos e imperialistas. Toda vez que La Plaza del Puente fue un punto estratégico durante el Sitio de 1867. La línea estaba a cargo del general Antillón y el coronel Rosado. En la retaguardia el general Sóstenes Rocha y el coronel Palacios. Por la otra ribera del río el general Miguel Miramón, Salm - Salm y Antillón. Desde el Mesón que estaba ubicado en las actuales calles de Av. Universidad y B. Juárez los sitiados causaban decenas de bajas a los republicanos y daños significativos en los edificios aledaños. Los combates más cruentos se dan el 14 de marzo; 1, 11 y 27 de abril y 1 de mayo. Al Puente Grande se le llamaba a finales del siglo XIX como el "Puente de los Héroes". Aludiendo a los combatientes de ambos bandos.
Movilidad: Por el Puente Grande se encontraba el embarcadero para alquilar lanchas. En el último tercio del siglo XIX constituyó un recreo veraniego para los queretanos el Paseo de las Canoas; amenizado con música. En la ribera del río se instalaban vendedores de comestibles, dulces, flores, frutas y bisutería. Al iniciar el siglo XX. El Puente Grande, también llamado del Marqués fue ampliado; para mejorar los flujos de transeuntes, ya fuera en viejas carretas, los tranvías o el moderno automóvil. La instalación y puesta en marcha del Ferrocarril Nacional trajo cambios en el entorno; empedrado de las calles, iluminación eléctrica y agua potable. Se constituyó en el lugar de entrada a la ciudad; en ese lugar se hacían las recepciones a los caudillos revolucionarios, a los presidentes de la república, a los visitantes notables, artistas de “cine, radio y televisión”. Que arribaban a la “tierra de los camotes y los ópalos” y descendían en la Estación ferroviaria.
Cambio y permanencia: Entre 1942 y 1943 fue convertida en el "Jardín Niños Héroes de Chapultepec". Delimitan el espacio calles de trazo irregular, antiguas Del Deleite y De Servín (hoy Invierno y F. Mata) que le confieren al jardín una fisonomía triangular. La obra estuvo bajo la dirección del C. Daniel Mendoza. El jardín tiene su toque original, las calles interiores y las bancas están hechas con trozos de cerámica y porcelana. Hay secciones donde tiene dibujos alusivos a la gesta de Chapultepec, otros con imágenes de los volcanes, el escudo de armas de la ciudad, cisnes, músicos y demás figuras. Al centro una fuente circular con su pedestal que sostiene la taza; también decorada con pedacería de cerámica. En la segunda mitad del siglo XX tuvo el matiz de rincón bohemio; donde se daban cita mariachis y otros grupos musicales.
Atmósferas: El movimiento de la zona propició el establecimiento de hoteles, mesones, casas de huéspedes, fondas, restaurantes y una docena de cantinas y pulquerías en las calles aledañas. Aproximadamente a finales de los años sesenta del siglo XX, los trabajadores recién venidos y los ya avecindados de años atrás, le dieron a este lugar vida propia que se sustentaba en las “botanas-comida” que ofrecían a sus clientes las diversas cantinas del rumbo, así como la presencia de diversos grupos musicales que amenizaban los viernes y sábados “el día de la raya”. Con el tiempo los músicos comenzaron a concentrarse en el “Jardín de los Platitos” y de ahí recorrían los diversos bares, cantinas y pulcatas, para ofrecer sus servicios, al igual que a los automovilistas que lo solicitaban; ahí se hacían contrataciones para fiestas o para serenatas, muchas de ellas inspiradas en alguna cantina del rumbo. Ahí estuvieron los mariachis “Los Alazanes”, “Los Rancheros del Bajío”, “Los Dorados”, y varios grupos de “norteños”. Para el año 2004, terminó el proceso de “rescate y dignificación” del Jardín de los Platitos, un lugar de referencia de los queretanos, cuyo ensamblaje arquitectónico ofrece una estética del pasado y del presente, desde la perspectiva del Puente Grande, los edificios aledaños, las calles que lo circundan y las grandes palmeras.
Intervenciones: La idea del “rescate y dignificación”, surgió del hastío de algunos vecinos por las nuevas condiciones que se daban en la zona: jóvenes celebrando desenfrenadamente, prostitución, música a muy alto volumen, acoso a mujeres que pasaban por el Jardín de los Platitos y la basura; fueron, entre otros motivos, lo que hicieron planear el reacomodo de los músicos a otro sitio conocido Plaza de Santa Cecilia. Recientemente tuvo otra intervención el “Jardín de los Platitos” así como la zona cercana a la Antigua Estación. Hay que volver a ese espacio, para recuperar la memoria colectiva.
Para abundar, sugiero la lectura del libro: Vuelo y andanzas por los barrios de Santiago de Querétaro. Colección Historiografía Queretana. Vol. XVI. Querétaro. Archivo Histórico de Querétaro. 2005.
Desde Anbanica - Teocalhueyacan. Agosto de MMXVIII.