¿Acaso caer en el cliché de desearte felicidades, así nada más, por inercia, como borrego, por compromiso? En ese caso, preferiría no desearle felicidades a nadie, y si lo voy a decir, tiene que ser de todo corazón. Corazón y cuestionamiento, para construir un año nuevo en verdad diferente, con cambios y transformaciones palpables. Nunca ha habido nadie perfecto ni lo habrá, pero siempre podremos hacer mejor nuestros quehaceres, pero ¿ quién lleva a la práctica concreta tal compromiso? La verdad es que la mayoría se desinflan conforme van pasando las semanas, los meses, y los buenos deseos e intenciones de año nuevo quedan en meras utopías.
Matthieu Ricard, científico, monje budista y un especialista en el tema de la felicidad (https://youtu.be/izpluzEy6Mk ) nos lleva a reflexionar y nos cuestiona si no deberíamos hablar mejor de bienestar. De dónde viene nuestro bienestar, tan sólo de los bienes materiales, o también de la paz interior? Vale la pena revisar este video.
Llevar a cabo un verdadero cambio requiere el diseño de planes, objetivos y metas concretas, con un seguimiento y evaluación permanente, lo demás son puros cuentos producto del momento, calenturas que no concretarán en nada. Y no sólo es una cuestión personal, sino social. ¿O acaso por ser año nuevo dejarán de robar, de corromperse, de cometer actos criminales todos aquellos que están metidos en actividades ilícitas, así nada más producto de buenas intenciones? Eso no sucederá por magia. ¿Como compromiso de año nuevo habrá automáticamente democracia, respeto al voto, tolerancia, cero impunidad, funcionarios públicos eficientes e incorrompibles, empresarios honestos, trabajadores responsables y profesionales? ¿Habrá respeto a las mujeres, cero feminicidios, cero acoso, trabajo con equidad? ¿Los campesinos serán bien pagados, los obreros, los asalariados? ¿Los profesionales, los expertos en oficios, los ayudantes, serán menos mediocres y chambones? Basta con echarle un ojo al estado que el país guarda para tener la respuesta por adelantado.
No, no basta con desear, con buenas intenciones, un feliz año nuevo, se requieren planes, acciones concretas, seguimiento. Y esto va desde lo macro hasta lo micro. Si no hay esto, no se pasará más allá de los buenos deseos.
Todos los filósofos más importantes en la historia de la humanidad han indagado en el tema de la felicidad. La noción de felicidad en la filosofía estoica de Séneca era representada por un carro que avanza y un perro que va amarrado al carro. El director Luis Buñuel lo representó en su película Viridiana (https://youtu.be/y2kab6WnSPw). Dependiendo del largo del mecate que amarra al perro, dice Séneca, el animal será más o menos feliz. El perro no puede detener el carro, qué representa la vida misma. Sólo depende de qué tan largo ese ese cordel, para estar más o menos a gusto.
En su libro De la felicidad, (https://web.archive.org/web/20130624233716/http://www.cayocesarcaligula.com.ar/grecolatinos/seneca/felicidad.html ) que Séneca escribe en plena madurez, el filósofo nos dice que la felicidad se alcanza siendo justos, honestos, utilizando la razón para vivir en armonía con la naturaleza.
Hay situaciones que está en nuestra mano resolver, hay algunas que requieren más tiempo y esfuerzo, y hay otras que nos rebasan y ante las que prácticamente no podemos hacer nada. La planeación a corto, mediano y largo plazo, resulta indispensable para llevar a cabo nuestros buenos propósitos para el año que comienza. Dice Lao Tse, en el Tao te king, que “Un viaje de mil millas comienza con el primer paso”. Hay que dar ese primer paso, y sostenerlo con disciplina. Si somos capaces de dar ese paso, nos espera un gran viaje. En cambio, darlo a lo loco, a como se nos ocurra, solo traerá frustraciones y desencantos. Es tan fácil decir todo esto. El verdadero quid consiste en llevarlo a la práctica con una enorme resolución. Todas las sabidurías perennes coinciden en esto. Dar el primer paso, sostenerlo, disfrutarlo, con calma, con conciencia. Tal actitud hará de nuestro camino, no sólo el año nuevo, sino el mes, el día, el momento, algo productivo y gozoso.
Sí, es loable desear feliz año nuevo a los demás, claro que sí, pero ello requiere un análisis profundo acerca de qué es la felicidad. El tema es sin duda relevante, dado que del concepto que se tenga de ella se desprenderán muchos eventos importantes de la vida. ¿De verdad estamos conscientes de lo que significa este fin de año desearles a los demás feliz Año Nuevo? Deberíamos estarlo.
Desear felicidad a otro, no debe ser un acto rutinario y superficial, esas palabras deben ser pronunciadas con plena conciencia de lo que se dice. Los otros son fundamentales para nuestra existencia. De hecho, desearles el bien es deseárnoslo a nosotros mismos. El psicólogo Alfred Adler señala en obras como La ciencia de vivir, la importancia de siempre considerar a los otros, de no vivir encerrados en el egoísmo personal. Pensar en los otros es básico para la salud mental del individuo.
La primera felicidad radica en el interior de nuestro ser. Quien la busca sólo afuera fracasará inevitablemente, siempre dependerá de elementos externos. Para desear felicidad a otros hemos de experimentarla primero en nosotros mismos.
¿Felicidad basada en qué, construida sobre qué, en abstracto? Tu sueño construido sobre la nada se caerá. Para que tenga viabilidad tiene que estar sólidamente cimentado.
El segundo bastión para construir felicidad es nuestro entorno. Está de moda creer que todo debe ser felicidad. Esto no es posible, quien se aferre a esta mentira sufrirá enormemente con los golpes propios de la vida. Nadie puede ser eternamente feliz. La felicidad es un proceso sometido a los vaivenes propios del vivir. Lo que sí podemos hacer es intentar construirla en nuestro entorno, en nuestra casa, en el trabajo. Y esto requiere de apoyarse en una sabiduría y en una práctica diaria y consciente. No importa si nos equivocamos, si fallamos, lo importante es volver, y volver y volver a intentarlo, cada vez con más claridad y fuerza. ¿Cómo tratas a tus hijos, a tu esposa, a tus padres, a tus familiares? Es ahí donde se construye el bienestar, la felicidad. ¿Cuál es tu actitud respecto al trabajo, con tus compañeros? Ese es un espacio clave para construir felicidad. Qué hacemos en el terreno de los hechos diarios y cotidianos para que los demás sean felices.
Si deseamos felicidad a otros que sea con el corazón en la mano, que sea con toda sinceridad y claridad de pensamiento, que rebase el nivel de mero propósito para pasar a construirse a partir de planes sólidos y con actos concretos, palpables. Si deseamos felicidad, que sea para nosotros, para los nuestros y para todos los demás. Si los deseos de felicidad pasan por estos caminos, entonces me uno, con todo mi ser, para desear a cada uno de ustedes, lectores, un Feliz Año Nuevo 2018, que tengan todos un año venturoso lleno de salud, amor, justicia, trabajo y paz. ¡Muchas felicidades!