Cuando desde este periódico se propuso a las reporteras la escritura de un artículo en primera persona a propósito del paro nacional #Undiasinmujeres, debo confesar que me invadió la emoción por saber que las demandas y el pensamiento crítico de los movimientos feministas habían alcanzado incluso estas páginas.
Y es que hace no mucho tiempo, los temas relacionados con nosotras; el aborto, la lactancia materna, los movimientos feministas, la violencia de género y los feminicidios, por mencionar algunos, se veían con desdén en las redacciones, donde según datos del Proyecto de Monitoreo Global de Medios (GMMP, 2015), sólo el 24% del gremio somos reporteras.
Cabe preguntarse entonces ¿quiénes escriben las noticias?, ¿de qué hablan? y ¿desde dónde lo hacen? De acuerdo con el mismo reporte, apenas el 9 % de las noticias se centran en las mujeres, siendo los principales temas espectáculos, seguido por violencia, y en tercer lugar ciencia y salud. De esta cifra, el 76% refuerza los estereotipos de género.
Algunos respingarán y cuestionarán: “¿El sexo de las y los reporteros realmente hace una diferencia en el tratamiento periodístico de las noticias? “. Y si, en el mismo monitoreo se comprueba que son las reporteras quienes más buscan a otras mujeres como fuente de información, y son ellas quienes dentro de los temas de igualdad o desigualdad, plantean noticias sobre las mujeres en relación con los derechos humanos y aspectos sociales y legales.
En ese sentido, las periodistas han hecho un importante trabajo en la visibilización de temas que conciernen a más del 50% por ciento de la población (51.4% de mujeres de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía) importante tanto para la difusión de diferentes problemáticas que nos afectan, como para echar luz en el trabajo que las mujeres realizamos en diferentes ámbitos de la sociedad.
Considerando esto, y el impacto que siguen teniendo los medios de comunicación y los periódicos en particular en la opinión pública, así como en la documentación de la historia, no es descabellado decir que las empresas periodísticas ostentan una deuda histórica con las mujeres.
En su ensayo “Un cuarto propio” (1929), la escritora inglesa Virginia Woolf ya lo señalaba, sostenía que si un marciano visitase la tierra y se formara una idea de ella con la sola lectura de los periódicos pensaría que se trata de un planeta habitado únicamente por hombres; la situación no distaría mucho ahora. Sin embargo, no es suficiente con la incorporación de más mujeres en las empresas periodísticas, y tampoco la visibilización de todo lo anterior en días conmemorativos o paros nacionales como el del 9 de marzo, sino el compromiso de las empresas periodísticas por la transversalización de la perspectiva de género en la información y en sus agendas mediáticas, además del establecimiento de un lenguaje incluyente y no discriminatorio que coadyuve a una vida libre de violencias.