El rebozo se ha configurado a lo largo de los siglos como un referente iconográfico de la indumentaria femenina mexicana. Esta prenda textil goza de un alto valor simbólico, que los artesanos de este municipio han aprovechado para transformar su versátil tela en distintos accesorios para ataviar la figura de las mujeres.
Como referente de lo femenino, el rebozo se encuentra presente en variadas expresiones artísticas y géneros narrativos que por su esquema de identidad resalta lo mexicano. Como ejemplo, la conocida imagen de la pintora Frida Kalho portando de forma cauta un vistoso rebozo rosa, costumbre que emula actualmente la cantante Lila Downs.
A pesar de que en los últimos años su uso entre la población ha disminuido, en el taller familiar del señor Adrián Vázquez Hernández, innovaron en peculiares formas de incluir el tejido del rebozo en objetos como bolsas de mano, zapatos y carteras para afianzar la permanencia de su actividad artesanal.
En este sentido, refirió que de no querer usar cotidianamente el rebozo, se puede implementar los tejidos al ajuar de las personas por medio de zapatos, bolsas, corbatas, carteras, aretes, recuerdos para fiestas; para la decoración de las casas en servilleteros, cortinas, manteles, colchas, cojines. Incluso en sectores específicos como la religión, los sacerdotes lo emplean en sus vestimentas.
Tenancingo es conocido como “La cuna del rebozo de bolita”, el que quizá es el rebozo más popular en el imaginario colectivo; aquel al que Francisco Gabilondo Soler alude en su canción La Patita. Su referencia visual se transporta a los utilizados por las actrices María Félix y Dolores del Río, en las películas La cucaracha y María Candelaria, respectivamente.
El rebozo de Bolita está elaborado con tres mil 600 hilos, mide 70 centímetros de ancho y 2.5 metros de largo, su diseño no ha cambiado desde hace décadas, y es el que utilizan la mayoría de las mujeres ya sea para acudir a misa o para cargar a los niños.